lunes, 26 de agosto de 2013

Los pilares de la Tierra

El pasado sábado terminé de leer el segundo libro de este verano, 'Los pilares de la Tierra', del escritor galés Ken Follet.
Siglo XII. Tom Builder es un cabeza de familia que sueña con poder construir una catedral. Tras quedarse sin trabajo, vaga por el bosque con sus hijos Alfred y Martha y con su mujer, Agnes, que muere a las pocas horas de dar a luz a un tercer hijo que Tom no tiene más remedio que abandonar allí mismo por no poder mantenerle. Decide ofrecerse a trabajar en varios pueblos de los alrededores, pero siempre obtiene un no por respuesta hasta que en Kingsbridge se declara un incendio en la catedral que acaba por destruirla, por lo que el prior Philip le nombra maestro constructor de la que será la nueva catedral. Ésta acabará por convertirse en el germen de todos los acontecimientos que se sucederán a partir de entonces, los cuales, además de al prior Philip y a la familia de Tom, involucrarán a muchos más personajes, tales como Ellen y su hijo Jack, el obispo Waleran, William Hamleigh o Aliena de Shiring, en una época en la que Inglaterra se encuentra sumida en una guerra civil en la que dos bandos se disputan el trono dejado por el rey Henry.
Ya no me acuerdo de cuándo fue la primera vez que tuve noticia de la existencia de esta novela histórica. Probablemente fue en los inicios de mi adolescencia, cuando contaba trece o catorce años y empezaba a interesarme por una literatura algo más seria que la de los libros infantiles y juveniles que había leído hasta entonces. De lo que sí me acuerdo es de que, cuando me enteré de que todo el mundo hablaba maravillas de este libro y días después lo vi en una librería, me asusté al comprobar que era un tocho de más de mil páginas, una cantidad a la que no estaba para nada acostumbrado, así que me dije que si eso ya lo intentaría leer pasados unos años. Esos años fueron pasando y siempre que me lo volvía a encontrar en cada librería me preguntaba si había llegado o no el momento de hacerme con él, pero siempre me respondía que aún no estaba preparado para ello. La cosa cambió hace tres años cuando se emitió por televisión una adaptación de la novela que, tras verla, me inclinó definitivamente a adquirir el libro, aunque por diversas circunstancias no lo acabé comprando hasta este mismo año como un autoregalo de Reyes con el objetivo de leerlo este mismo verano, como así ha ocurrido. Pues bien, creo que estoy capacitado para decir que, tras su lectura, he pasado de ser un lector cualquiera a ser un lector de verdad, porque 'Los pilares de la Tierra' no es un libro cualquiera, no es un libro más. En mi caso se podría decir que ha supuesto un antes y un después, una prueba que en varios momentos creí que no iba a ser capaz de superar y que sin embargo me ha demostrado que las más de mil páginas que componen esta novela se han cortas, muy cortas. Al mismo tiempo me he quitado un gran peso de encima, y lo digo casi literalmente porque han sido varias las horas que he pasado leyendo un libro tan pesado, ya que en algunos momentos hasta me dolían las manos de sujetarlo.
Y bueno, después de tantos aplausos y alabanzas, ¿qué más puedo decir de 'Los pilares de la Tierra'? Pues que Ken Follet debe sentirse muy orgulloso de la obra que le ha regalado a la humanidad, y es que en ella ha sido capaz de crear magistralmente una historia ficticia mezclada con hechos reales en la que combina misterio, arquitectura, traiciones, engaños, amor, religión, batallas, etc. Tanto la narración como los diálogos son sublimes, y no hay ni un solo detalle que se le escape a Ken Follet, que consigue hacerte viajar en el tiempo hasta la Edad Media con sus cuidadas descripciones, tanto de los personajes como de las costumbres medievales, y cómo no de la catedral, puesto que al leer sus páginas llegas incluso a imaginarte paseando por las calles de las ciudades en las que tiene lugar la novela. También merece ser destacada la brillante manera en la que el autor ha conseguido que todos los personajes estén relacionados de una forma u otra, puesto que parece imposible que, en una historia que empezando desde el prólogo (más importante de lo que puede llegar a parecer) se alarga durante más de cincuenta años y en la que se suceden tantos hechos, al final todo cobre sentido. Hay que tener mucha paciencia y mucha constancia a la hora de sentarse y leer este libro, porque sus más de mil páginas son muy densas y esconden mucha información. Lo difícil es llegar a las primeras cien páginas, porque a partir de ahí todo avanza vertiginosamente y ya es imposible abandonarlo. Y amarlo.

2 comentarios:

Migue dijo...

Qué decir de esta excepcional obra...solo que te leas la 2ª parte, titulada "Un mundo sin fín". Unas 1100 páginas otra vez al estilo Ken Follet, que te atraparán. Me gustó un poco más el de "Los pilares...pero este no se queda muy atrás

Rafalillo dijo...

De la segunda parte he leído que también es un buen libro, pero bastante peor que 'Los pilares de la Tierra', que por lo visto se adivina el final muy fácilmente.

No sé, me genera algunas dudas, aunque lo he añadido a mi lista de futuribles. Seguramente lo acabaré leyendo más tarde o más temprano.

Saludos ;)