lunes, 17 de agosto de 2015

El prisionero del cielo

Mi quinta lectura de este verano ha sido 'El prisionero del cielo', obra del escritor barcelonés Carlos Ruiz Zafón.
Daniel Sempere recibe la visita de un cliente sin identificar que decide comprar la obra más cara de la librería que regenta su padre para regalárselo a Fermín Romero de Torres. Daniel, su íntimo amigo, no duda en preguntarle quién puede ser ese misterioso personaje, a lo que Fermín no tiene más remedio que revelarle su pasado en la prisión del castillo de Montjuic, donde conoció a varias personas, entre ellas al director de la cárcel y a un escritor preso, que jugaron un importante papel en los primeros años de vida del propio Daniel. Al conocer la verdad, éste comprenderá que Fermín ha sido más que un amigo para él y que debe vengar la muerte de su madre, al tiempo que descubre que su mujer Bea está recibiendo cartas de su antiguo novio, quien incluso le cita para verse de nuevo.
La tercera obra de la tetralogía de El Cementerio de los Libros Olvidados, todavía incompleta a falta de publicarse el último libro, me ha dejado un sabor agridulce tras las brillantes lecturas de sus dos predecesoras, 'La sombra del viento' y 'El juego del ángel', muy en especial la primera de ellas. La explicación es bien sencilla: es un libro sin terminar. A falta de unas veinte páginas para acabarlo ya me estaba impacientando por saber cómo diantres iba a acabar la historia, y resulta que todos los cabos que había sueltos se quedan sin atar... hasta la cuarta y definitiva obra. En el libro que nos ocupa empiezan a entremezclarse las vidas de los personajes de los dos anteriores de una manera inesperada y magistral, como magistral es la manera en la que escribe Carlos Ruiz Zafón, sublime, como solamente los genios lo consiguen. Definitivamente, Daniel Sempere es sin duda alguna el protagonista sobre el que gira toda la trama que vertebra esta tetralogía, aunque en esta tercera parte es inevitable destacar a Fermín Romero de Torres, quien saca a relucir, y de qué manera, esa verborrea, esa gracia y ese arte que le corre por las venas que ya dejó patente en 'La sombra del viento' y que le hace especialmente querido por los lectores, o al menos ése es mi caso. No tiene la misma intensidad y tampoco engancha de la misma manera que los dos primeros libros de El Cementerio de los Libros Olvidados; sin embargo, todo apunta a que esos cabos sueltos que quedan pendientes, y no me extrañaría que alguna que otra sorpresa por descubrir, se resolverán en un final memorable que nos dejará con la boca abierta y que, Dios quiera que sea así, pasará a la historia de la literatura española como una de sus mejores obras jamás escritas. Ni que decir tiene que estoy impaciente por que salga ya a la luz.

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