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jueves, 26 de abril de 2012

Cuéntame cómo cuento (III)

Empezamos dos milenios antes del nacimiento de Jesucristo con los sistemas de numeración que crearon los babilonios y los egipcios. Luego, nos introdujimos en las civilizaciones griega, etrusca y romana para conocer los símbolos que utilizaban para los números. En todos los casos, hemos echado en falta el cero, pero hoy por fin nuestro viaje se encontrará con ese trazo redondeado que tanto utilizamos y que tanto nos facilita las cosas. Muchos siglos han tenido que pasar, pero ¿quién dijo que esto era sencillo?
Si a alguien le debemos el que actualmente usemos los números que conocemos es a los indios, puesto que es a partir de los símbolos que ellos idearon sobre el siglo III a. C. de donde hemos diseñado los dígitos actuales. Por aquel entonces, los hindúes le habían asignado un símbolo a los números del 1 al 9, que son los que aparecen en la imagen superior, pero también tenían trazos 'personalizados' para el 10, el 20, el 30, y así sucesivamente hasta el 90; luego, otros nueve símbolos para el 100, el 200, el 300... y el 900; también para el 1.000, el 2.000, el 3.000... y el 9.000; y así sucesivamente. Con estos símbolos podían representar cualquier número que quisieran, empleando para tal caso un sistema aditivo que consistía en poner los símbolos necesarios en orden descendente según su valor. Por ejemplo, para escribir el 7.915 ponían primero el símbolo del 7.000, luego el del 900, después el del 10 y por último el del 5. Así pues, este sistema era idéntico al de la numeración jónica que analizamos en la entrega anterior, y muy similar también a la egipcia que estudiamos en la primera entrada de esta serie.
No cabe duda que los sistemas aditivos son un poco enfarragosos por la gran cantidad de símbolos que hay que saberse para poder representar cualquier cantidad. Los hindúes se dieron cuenta de ello, y poco a poco se fueron mudando a la notación posicional, que es otra de los conceptos matemáticos que hemos heredado de esta civilización. A pesar de escribir los números como hemos comentado, los indios llevaban a cabo las operaciones elementales con una determinada cantidad de fichas separadas por líneas verticales para indicar cuántas unidades, decenas, centenas, unidades de millar, etc., del número en cuestión. Estas fichas se cambiaron posteriormente por los nueve símbolos de la imagen de arriba, por lo que ahora cada dígito tenía un valor diferente en función de la posición que ocupara dentro del número. Siguiendo con el ejemplo anterior, el 5 representa cinco unidades, pero si estuviera en la posición de las decenas representaría el cincuenta, el quinientos en caso de ser la tercera cifra por la derecha, etc.
¿Qué problema había? Pues que no tenían ningún símbolo para indicar la ausencia de unidades, decenas o cualquier otra potencia de diez si hiciera falta en un determinado número, es decir, necesitaban representar la nada, el cero. Ahora nos parece algo normal y lógico, pero la invención del cero supuso un antes y un después en la historia de la aritmética, y por consiguiente de las matemáticas. Corría el siglo V o VI d. C. cuando a los indios no se les ocurrió una manera mejor de simbolizar la nada que con un círculo vacío. ¿Se os hubiera ocurrido a vosotros algún símbolo más ilustrativo que ése?
Así pues, los hindúes fueron los precursores del sistema de numeración que usamos hoy día, pero realmente fueron los árabes los encargados de traernos esta notación numérica tan avanzada y sencilla. En el siglo VIII, tras haber conquistado la India, los árabes se quedaron prendados de su sistema para escribir y manipular números, así que lo adoptaron y lo difundieron por todos sus territorios, desde Asia a la Península Ibérica, pasando por el norte de África. Y de rebote, ya en plena Edad Media, llegó a Europa, donde todavía se seguían usando los numerales romanos. Uno de los grandes artífices de que la notación arábiga fuese aceptada poco a poco por los europeos fue Fibonacci, sí, el de la famosa secuencia 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, etc. Durante una de sus visitas al norte de África, este matemático italiano descubrió la numeración indoarábiga, que le resultó muy sencilla y muy útil para la contabilidad y otras situaciones comerciales de aquellos tiempos, y así lo dejó por escrito en su obra Liber Abaci. Su influencia hizo que la aceptación de este sistema fuera notable, aunque hubo quienes en un principio se resistieron a cambiar sus métodos habituales de cálculo, como por ejemplo los mercaderes, que preferían la numeración romana. No fue hasta el siglo XVIII cuando se asentaron definitivamente los diez dígitos que se muestran arriba, denominados números arábigos, los cuales guardan un gran parecido a los originales de la India.
Hasta ahora, durante este viaje por la historia de los números nos hemos movido por Europa, África y Asia, pero ¿y al otro lado del Atlántico? Los habitantes del continente americano también desarrollaron sus propios sistemas de numeración antes de que los europeos descubrieran sus tierras, y uno de ellos ha cobrado una gran relevancia: la numeración maya. ¿Los mayas? ¿Esos que dicen que el mundo se acaba este mismo año, en 2012? Sí, esos mismos, así que, si tú eres de los que se creen esta profecía, aprovecha los días que te quedan y quédate aquí leyendo lo que queda de esta entrada.
Los mayas sustentaron su sistema de numeración en la base 20, la cual puede tener su origen en el número de dedos que tiene cada persona entre sus manos y sus pies; de hecho, así lo parece a tenor de la manera en la que representaban los primeros veinte números. Fijaos en la imagen de la derecha y observad que los números del 1 al 4 se simbolizan con tantos puntos (¿los dedos de una mano?) como indica el valor, mientras que el 5 se representa con una línea (¿una mano?). Del 6 al 9 se añaden puntos a dicha línea (¿una mano y los dedos de la otra mano?), y el 10 serían dos líneas (¿dos manos?). Hasta el 19 se procede de la misma forma, es decir, un punto representaría un dedo suelto y una línea sería una mano o un pie entero. El sistema de numeración maya es aditivo porque el valor de cada número se obtiene de sumar el valor que representa cada uno de los símbolos que lo componen (el punto es una unidad y la raya son cinco), pero también es posicional, por lo que a partir del número 20 se añade un nuevo orden para indicar las 'veintenas' o grupos de veinte unidades que se llevan contadas, de la misma forma que nosotros usamos las decenas, pero ellos no escribían los números en horizontal, sino en vertical. Por ejemplo, el número 72 se representaría con tres puntos en el primer nivel (3*20 = 60) y dos puntos y dos rayas en el segundo nivel (2 + 5 + 5 = 12), de donde se obtiene por consiguiente que 60 + 12 = 72.
¿Y ese símbolo tan extraño que aparece en la parte superior de la imagen? Sí, es el cero de los mayas, una especie de concha o caracol cuya invención se cree que es más antigua incluso que el cero de los hindúes, pues ciertos estudios indican que su primer uso data del primer siglo antes de nuestra era. Así pues, podemos decir que, mientras se demuestre lo contrario, el cero nació en América, aunque en realidad el símbolo que usamos hoy día es el que nos legaron los indios a través de los árabes.
Nuestro viaje a través de la historia de los números ya está a punto de terminar. En la próxima entrega de esta serie daremos por finalizado el viaje, así que estad atentos.

Nota: este post forma parte del Carnaval de Matemáticas, que en esta vigesimotercera edición, también denominada 3.141, está organizado por Rafael Ballesteros a través de su blog DesEquiLIBROS.

viernes, 20 de abril de 2012

No es mío, pero es interesante (XLIV)

Mes y medio más tarde, tenemos una nueva entrega de la sección 'No es mío, pero es interesante'. He tardado tanto porque literalmente no he tenido tiempo de leer y ver los vídeos de las entradas que ahora os recomendaré; es más, tengo todavía cientos de posts retrasados sin leer que a ver cuándo los consigo poner a cero. Hoy, como excepción, y os pido disculpas por ello, no voy a describir cada enlace. Como de costumbre, algunos blogs han logrado colarse con varias entradas; en concreto, Microsiervos, Fogonazos, Ciencia Online, ALT1040, Xataka Ciencia y el Blog de Luis Piedrahita, con cuatro, tres, dos, dos, dos y dos aportaciones, respectivamente. Lo que tampoco cambia es la gran variedad de contenidos que os recomiendo: matemáticas, ciencia, astronomía, curiosidades, humor, vídeos, etc.
Repasemos la lista de esta entrega:
¿Os han gustado las recomendaciones de esta entrega? Espero que sí, al igual que espero que me lo contéis a través de un comentario ;)

sábado, 14 de abril de 2012

Sólo faltaron cuatro

Se acabó la Semana Santa de Málaga 2012. Después de haber vivido la aguada de 2011, se puede decir con la boca bien abierta que la de este año ha sido todo un éxito, ya que esta vez sí que pudimos disfrutar de procesiones todos los días, pero también nos queda ese sabor amargo porque cuatro cofradías se tuvieron que quedar sin salir por culpa la amenazante lluvia, en concreto Crucifixión, Gitanos y Pasión el Lunes Santo, y la Esperanza el Jueves Santo. El agua hizo acto de presencia casi todos los días; por suerte, en ocasiones fue meramente testimonial y anecdótica, pero otras provocaron que esta Semana Santa no fuera perfecta. Sin desprestigiar a las demás, la ausencia de la Esperanza se notó, y mucho, y es que ya son dos años sin que sus titulares recorran las calles de Málaga y pongan el broche al día grande de la semana, y porque todos somos de una cofradía o de otra, pero al final todos somos de la Esperanza, sí, eso que es lo último que se pierde y que nos hemos perdido ya dos años consecutivos.
El Domingo de Ramos comenzó dubitativo. El cielo no tenía muy buena pinta, pues estaba nublado y las previsiones anunciaban pequeñas precipitaciones a lo largo del día, pero fue suficiente que saliera el Señor de la Pollinica de su casa hermandad de calle Parras para que se empezaran a ver los primeros claros. Han surgido numerosas críticas hacia esta cofradía debido a que tanto el trono de Nuestro Padre Jesús a Su Entrada en Jerusalén como el de María Santísima del Amparo fueron levantados a pulso en varios puntos del recorrido procesional; bajo mi punto de vista, ni le pega ni le deja de pegar, aunque me inclino más por lo primero, pero eso sí, que nadie diga que hace años y años que no hacen pulsos porque hace tres o cuatro sí lo hicieron en su encierro y nadie dijo ni mu. Lágrimas y Favores está adquiriendo con el paso de los años un mayor protagonismo a pesar de su extraño horario, pues empieza por la mañana y termina por la tarde, pero si cada vez se habla más de esa Virgen (en la imagen superior), de ese trono y de esa presencia en la calle, por algo será. La archicofradía del Huerto volvió a destacar por su seriedad y su organizado cortejo, pero se sigue echando en falta la importancia que perdió cuando se mudaron a su casa hermandad perchelera. La joven cofradía del Dulce Nombre también es de las que poco a poco va haciéndose su hueco en la primera jornada de la semana gracias a la conseguida escena que se representa en el trono de Nuestro Padre Jesús de la Soledad y a la incorporación de su titular mariana hace unos años, pero también hay que reseñar que su manto deja mucho que desear. Salutación tuvo que ponerse en la calle con unos minutos de retraso debido al tardío encierro de la Pollinica; después consiguió recuperar ese tiempo, pero tras su estación de penitencia en la Catedral fueron ellos los que originaron cierto retraso a la del Prendimiento. La hermandad de la Salud viajó de la Trinidad al centro para luego retornar a su barrio dejándonos uno de los mejores momentos del Domingo de Ramos, como es la esquina de la calle Liborio García con calle Nueva. El Prendimiento, a pesar de no ser la última que pasa por el recorrido oficial, se consolida como la gran protagonista de la jornada, más si cabe tras su presencia en la JMJ del pasado verano en Madrid. Para terminar, tenemos a la cofradía de la Humildad, que este año, a excepción del Cristo, ha renovado todo su grupo escultórico, el cual ha sido bastante bien recibido por el público en general.
Muy mal comenzó el Lunes Santo. Justamente a la hora a la que tenía que ponerse en la calle el cortejo de la Crucifixión, que por cierto estrenaba su casa hermandad casi terminada, cayeron unas gotas que enseguida se tradujeron en una lluvia fina pero copiosa. Se decidió retrasar 45 minutos la salida, pero finalmente terminó por suspenderse en vista de que el nublado no se iba. La cofradía de los Gitanos también se vio obligada a mantenerse precavida y optó por no procesionar, una decisión que no se repetía desde los años 50 y que en parte estaba condicionada por el reciente dorado del trono del Señor de la Columna. La archicofradía de la Pasión retrasó su salida media hora con la esperanza de que las previsiones para la tarde y noche del Lunes Santo fueran mejores, pero, entre que el cielo se mantenía nublado en algunas zonas y que el año pasado se mojaron tras arriesgarse, acabó por sumarse a las otras dos cofradías suspendiendo su procesión. Las otras tres hermandades tuvieron más suerte, y es que no volvió a llover a partir de las cinco de la tarde, y las previsiones auguraban una noche cubierta de nubes pero sin peligro de precipitaciones. La cofradía de los Dolores del Puente (en la imagen superior, el grupo escultórico del Cristo del Perdón) fue la encargada de estrenar la jornada saliendo desde el interior de la Iglesia de Santo Domingo; como de costumbre, uno de los mejores cortejos de la Semana Santa en lo que a orden y seriedad se refiere. Estudiantes retrasó una hora su salida por si las moscas, así que se dirigió al recorrido oficial cortando camino por Císter, Molina Lario, Plaza de la Marina y lateral de la Alameda; este año sí que pudieron celebrar su tradicional acto de la Plaza del Obispo, donde ambos tronos fueron levantados a pulso varias veces. El Cautivo volvió a caminar por las calles de Málaga seguido por miles de promesas después de un año de ausencia por culpa de la lluvia de la última Semana Santa, así como María Santísima de la Trinidad, que, a pesar de que siempre está muy descolgada con respecto al Cristo, consigue mantener a un público considerable a su alrededor.
El Martes Santo amaneció bastante nublado, aunque con el paso de las horas fue mejorando el tiempo. Las hermandades del Rocío y Nueva Esperanza se atrevieron a salir a la calle a pesar de las dudas que traía el cielo; de hecho, sobre las cuatro de la tarde, ambos cortejos se mojaron por culpa de una leve lluvia que hacía presagiar lo peor, y lo mismo ocurrió sobre las cinco y media, hora a la que las Penas se disponía a iniciar su procesión, pero esta vez la valentía sí obtuvo su recompensa. Como decíamos, el Rocío fue la hermandad que inauguró la jornada, y tuvo su momento culmen a su paso por la Tribuna de los Pobres, donde los dos tronos fueron levantados a pulso varias veces entre los aplausos y la algarabía de los allí presentes. La cofradía de las Penas se desquitó del mal sabor de boca de la Semana Santa de 2011 y volvió a deleitarnos en calle San Agustín: casi tres horas estuve cogiendo el mejor sitio y esperando a que el Cristo de la Agonía recorriera esta vía a los sones de marchas como 'Refúgiame' o 'Señor de Sevilla', magistralmente interpretadas por la Banda de Cornetas y Tambores del Paso y la Esperanza, con la cual conforma una simbiosis difícilmente superable. Muchos tachan a esta cofradía de sevillana (un poco sí que lo es, pero ¿y qué más da si lo hacen tan bien en la calle?), y lo mismo está empezando a ocurrir con la del Rocío por considerar que la presencia cada vez mayor de velas rizadas en la candelería de la Virgen es también típico de Sevilla, cuando el origen de éstas son de Córdoba. En fin, que el que echa mierda por la boca sin ninguna razón será porque tiene mucha escondida. De Nueva Esperanza se podría decir que su punto débil es su lejanía del centro histórico, pero qué poco se nota, pues cada vez está más arropada, sobre todo desde que cambiaron su itinerario para pasar por la Tribuna de los Pobres, enclave en el que sus tronos son levantados a 'pulso lento', si se me permite la expresión. La hermandad de la Humillación es el contrapunto de lo que antes hablábamos de las Penas y el Rocío, y es que es tan malagueña y al mismo tiempo hay en ella tanta gente que critica por criticar, por no mencionar otras cosas si cabe más graves, que cada vez me gusta menos como cofradía, pero bueno, allá ellos. El Rescate (en la imagen, la Virgen de Gracia) puso el colorido con sus penitentes en el día grande del barrio de la Victoria, pues también 'residen' en él el ya citado Rocío y la Sentencia, que puso punto y final al Martes Santo con una procesión que cada año es aún mejor y con un gran encierro, como de costumbre.
El Miércoles Santo era uno de los días que peores pronósticos llevaba a sus espaldas desde la semana anterior, pero curiosamente fue el día más tranquilo en lo que a dudas y posibles lluvias se refiere. Esta vez, Salesianos sí que pudo completar todo su recorrido procesional, al contrario que el pasado año, cuando solamente pudo hacer estación de penitencia en la Catedral, y, como siempre, lo hizo con ese marcado carácter serio y respetuoso que les define. Las Reales Cofradías Fusionadas variaron a última hora y sin previo aviso su itinerario oficial, puesto que, en vez de dirigirse a la Alameda por la recoleta calle San Juan, lo hizo por calle Nueva tras pasar por Calderón de la Barca, Fernán González, Cisneros y Especerías. Grandes novedades trajo este cortejo, pues Nuestro Padre Jesús de Azotes y Columna procesionó sin los dos sayones y sobre un nuevo trono que es algo más grande que el antiguo, pero que mantiene un estilo similar, mientras que el Santísimo Cristo de Ánimas de Ciegos estrenó una nueva cruz totalmente plana que a mí particularmente no me gustó mucho. La Paloma volvió a brillar con luz propia sobre su imponente barco dorado al tiempo que el público iba soltando palomas a su alrededor; por su parte, Nuestro Padre Jesús de la Puente del Cedrón completó su trono con sendos arbotantes laterales que esconden demasiado el puente, lo más característico junto con el famoso 'Berruguita'. La cofradía de 'El Rico' (en la imagen, Nuestro Padre Jesús Nazareno) nos dejó estampas habituales, tales como la de su paso a los pies de la Alcazaba y la de la posterior bendición y liberación de un joven penado en la Plaza del Obispo, siguiendo una tradición que data del siglo XVIII y cuyo privilegio le fue concedido por el rey Carlos III. La Sangre también tenía motivos para celebrar su salida procesional, pues pudo estrenar el dorado completo del trono de la Virgen de Consolación y Lágrimas, así como su palio; por su parte, cabe destacar que el trono del Cristo estuvo acompañado musicalmente por una agrupación musical en vez de por una banda de música. La archicofradía de la Expiración volvió a procesionar por las calles de Málaga tras la lluvia que se lo impidió el pasado año, y lo hizo si cabe mejor que nunca, ya que esta vez cumplió con los horarios previstos y no se eternizó su recorrido, lo cual se tradujo en que el encierro tuvo lugar una hora antes que de costumbre. Impresionante el Cristo de la Expiración de vuelta ya por calle Marqués de Larios a los sones de 'La Madrugá' y, a resaltar como principal novedad, el emotivo paso tanto de dicho titular como de María Santísima de los Dolores Coronada por delante del salón de tronos de la Esperanza.
El Jueves Santo es el día grande de casi cualquier Semana Santa, y, cuando el cielo amenaza con descargar lluvia en tal día, uno no piensa en otra cosa que en la mala suerte, sobre todo teniendo en cuenta que en todo el invierno apenas ha llovido. La hermandad de la Santa Cruz fue la primera en salir a eso de las tres y cuarto de la tarde, y, muy acorde a sus características, siguió buscando las calles más estrechas para buscar primero el recorrido oficial, luego la Catedral y por último el regreso a la Iglesia de San Felipe Neri. Las alarmas se encendieron a las cinco menos cuarto de la tarde, puesto que durante unos cinco minutos cayeron unos goterones que pretendían cancelar el Jueves Santo como en 2011. Aunque una mitad del cielo estaba muy oscura, la otra presentaba un azul limpio que fue lo que animó a la hermandad de la Cena a echarse a la calle para sacar sus dos tronos, que sin duda alguna son de los mejores llevados de nuestra Semana Santa a pesar de sus grandes dimensiones. También se animó la hermandad de Viñeros, que, si bien es todo lo contrario a la anterior por lo reducido de sus tronos (uno de carrete para el Nazareno y uno sin palio para la Virgen), también gusta de ser vista en procesión por su orden y seriedad. La Congregación de Mena fue la cofradía que más público aglutinó a su alrededor, gracias sobre todo al tirón que tienen los legionarios que acompañan al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas para cantarle sin descanso 'El novio de la muerte'; ahora bien, como nota negativa hay que destacar la habitual desbandada del público, que se olvida de que detrás viene Nuestra Señora de la Soledad. Por cierto, que uno de los penitentes del Cristo me dijo al entrar en la Alameda Principal que tenían previsto cortar camino a la vuelta debido a la previsión de lluvia a partir de la medianoche, lo cual me hizo pensar que nos íbamos a quedar sin ver la Esperanza. La cofradía de la Misericordia fue la siguiente en pasar por el recorrido oficial, con su 'Chiquito' caído por el peso de la cruz y con Nuestra Señora del Gran Poder, cuyos tronos fueron levantados a pulso al cruzarse con los titulares de la hermandad de Zamarrilla, que se aproximaba por el lateral de la Alameda. Precisamente cuando el trono del Cristo de los Milagros enfilaba la curva de entrada a esta vía comenzó a lloviznar, y es que el cielo presentaba un tono parduzco nada esperanzador, y nunca mejor dicho, puesto que, como era de esperar, la archicofradía de la Esperanza decidió suspender su salida procesional por segundo año consecutivo, una circunstancia que, según parece, nunca había ocurrido. Las dos pequeñas precipitaciones que cayeron entre las once y las doce de la noche hicieron que las cofradías que se encontraban en la calle aceleraran sensiblemente su paso, así como que buscaran el camino más corto, tal y como hicieron la Cena y Mena. Curioso fue lo de Zamarrilla, que varió su recorrido por Molina Lario, Strachan, Marqués de Larios y Martínez para pasar por delante de la Basílica de la Esperanza, en la que se congregaban numerosos malagueños que se habían acercado para ver al Nazareno del Paso y a María Santísima de la Esperanza Coronada (en la imagen superior). La 'mala suerte' fue que al final no llovió en toda la madrugada, es decir, que ambos titulares podrían haber salido y no se hubieran mojado, pero a toro pasado todos somos valientes, así que, aunque muchos no han tardado en lanzar críticas, bravo por la decisión. La jornada la cerraría ya en las primeras horas del Viernes Santo la recién restaurada imagen de la Vera+Cruz, que partió de San Juan sobre las cinco y media de la madrugada para hacer estación de penitencia en la Catedral.
La jornada del Viernes Santo siempre ha sido la más gafada por las inclemencias meteorológicas, y este año parecía que no iba a ser menos, puesto que poco antes de la hora prevista de salida de las tres primeras cofradías de la tarde llovió levemente. La hermandad del Monte Calvario se atrevió y salió del Santuario de la Victoria a las cinco y media, mientras que Dolores de San Juan y Descendimiento prefirieron esperar unos minutos más como medida preventiva. Finalmente, las puertas de la Iglesia de San Juan se abrieron para que iniciara su procesión la archicofradía de los Dolores de San Juan, que acudió su tradicional cita con las Hermanas de la Cruz en Plaza de Arriola, quienes le cantaron a los dos titulares. La hermandad del Descendimiento presentó dos grandes novedades: el acompañamiento nada habitual de una agrupación musical a un Cristo ya muerto, aunque la verdad es que las marchas fueron fúnebres y muy bien escogidas, y la restauración de María Santísima de las Angustias. La hermandad del Monte Calvario (en la imagen, el Santísimo Cristo Yacente de la Paz y la Unidad en el Misterio de Su Sagrada Mortaja y Nuestra Señora de Fe y Consuelo) destacó por el saber estar y el orden que le caracteriza, así como por el estreno del bordado del frontal del palio de su titular mariana. El Santo Traslado consolidó el grupo escultórico que estrenó en la pasada Semana Santa, pero, a pesar de la nueva ubicación de los personajes que permite ver algo más al Cristo, se antoja una escena excesivamente cargada; en el encierro, los dos tronos fueron levantados a pulso, y aquí sí que no puedo dudar en afirmar que no pega un pulso un Viernes Santo. La cofradía del Amor y la Caridad se resarció por no haber podido salir en la última Semana Santa y completó un brillante recorrido marcado por el buen gusto y la seriedad que les caracteriza. La hermanda de la Piedad comenzó a silenciar las calles de Málaga con la triste imagen de Jesús muerto en los brazos de su madre. El público se puso en pie ante el catafalco sobre el que descansa la imagen de Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro mientras sonaba la 'Marcha fúnebre' de Chopin; por su parte, Nuestra Señora de la Soledad volvió a lucir radiante a pesar de ser la imagen mariana de esta cofradía. Justo cuando su trono llegó a las puertas de la casa hermandad de calle Alcazabilla, empezó a llover, lo cual obligó al único cortejo que ya quedaba en la calle, el de Servitas, a acelerar su paso por unas apagadas calles en las que el único sonido que se escuchaba era el de la Corona Dolorosa.
Esta vez sí que tuvimos un Domingo de Resurrección soleado y caluroso para recibir al Santísimo Cristo Resucitado (en la imagen superior), al que le hace falta urgentemente un trono en condiciones, y a María Santísima Reina de los Cielos. Ambos titulares estuvieron acompañados por representaciones de todas las cofradías y hermandades de la Semana Santa de Málaga; concretamente, las del Domingo de Ramos, Lunes Santo y Martes Santo con el Cristo, y las del Miércoles Santo (faltó el Rico), Jueves Santo y Viernes Santo con la Virgen. Destacar también la presencia de la mayoría de los hermanos mayores y, cómo no, del presidente de la Agrupación de Cofradías, Rafael Recio, que vivió su última Semana Santa al frente de la institución.
Y así terminó la Semana Santa de 2012. Muy contento después de la nefasta semana que tuvimos que sufrir los cofrades hace un año, pero un poco triste porque cuatro cofradías se quedaron en sus iglesias y casas hermandad sin poder salir. La lluvia estuvo a punto de volver a aguar por segundo año consecutivo la semana más esperada por muchos malagueños, pero por suerte no fue así, al menos del todo. En fin, algo es algo, como se suele decir, y por lo menos quedan en el recuerdo bellas estampas y grandiosos momentos que nunca se olvidan por más que pasen los años, pero siempre nos quedará esa espinita clavada por no haber visto en nuestras calles a Crucifixión, Gitanos, Pasión y, sobre todo, a la Esperanza, que es lo que más falta no hace hoy día. En lo que a mí respecta, cansancio, y mucho, pero bastante menos que en años anteriores. Unas 83 horas en la calle de arriba para abajo, de aquí para allá, de este barrio al otro, de una procesión a otra, siempre con mi cámara réflex a cuestas para hacer más de 7.200 fotos (serán muchas menos cuando elimine las que no salieron como uno deseaba) a nuestros titulares y presenciar tres salidas completas, dos a la mitad y seis encierros. Y no me olvido de los trece traslados a los que pude acudir en los días previos a la Semana Santa.
Pues poco más que decir. Se acaba la mejor semana del año, al menos para mí, y ya estoy empezando a pensar en la que viene, que dará comienzo el 24 de marzo de 2013. Ojalá la próxima Semana Santa sea todavía mejor que ésta y que todas las cofradías puedan completar sus recorridos procesionales sin ningún problema. Que así sea.