La justicia no existe. Muchos jueces, muchos abogados, muchas leyes y muchos lo que sea, pero son solamente cortinas que esconden una justicia que es falsa, que es de mentirijilla y que no funciona. Fuera de la justicia social, la de la calle, la que juzga a los que cometen un asesinato, a los que roban lo ajeno o a los que trafican con sustancias ilegales, hay otra justicia, la deportiva, que no hay por donde cogerla, igual que con la otra. Y dentro de la deportiva tenemos como gran paradigma la del fútbol, ésa que corroe y quema el césped de los débiles y riega la avaricia y el poder de los más fuertes. Esto es básicamente lo que metafóricamente ocurrió ayer tras el anuncio por parte de la UEFA de que el Málaga Club de Fútbol no podrá participar en ninguna de sus competiciones europeas en el caso de que se clasifique para ellas en las próximas cuatro temporadas.
No descubriría nada nuevo si dijera que el fútbol es un fiel reflejo de la injusticia existente entre los grandes y los pequeños, y precisamente es en España donde más se acentúa esta diferencia. No hay más que ver que llevamos ya varios años con un dominio absoluto de la dupla Barça-Madrid, dos equipos que ya se han acostumbrado a sacarle al menos unos 25 o 30 puntos al resto de clubes de Primera División al final de cada temporada. Tampoco saldré mañana en las portadas de los periódicos al decir que esto se debe en gran parte al ¿justo? y ¿equitativo? reparto de los derechos televisivos que se lleva a cabo entre los veinte clubes que disputan la competición nacional. Para muestra de ello, una imagen que vale más que mil palabras, concretamente la que compara los diferentes repartos en cuatro de las grandes ligas europeas (si no recuerdo mal, los datos que aparecen en la tabla superior son de hace dos o tres años, pero la cosa está más o menos igual en la actualidad). Creo que no hace falta comentar nada más al respecto.
¿Qué consecuencias tiene esto? La primera es la ya comentada antes, que el Barcelona y el Real Madrid arrasan allá donde van, de tal forma que ya se nos conoce como la 'liga escocesa'. Las restantes son obviamente económicas: si ya es difícil competir con ellos en el terreno de juego, en el ámbito económico es cuanto menos una tarea imposible. Los equipos históricamente pequeños tienen que comerse el coco y hacer muchas cuentas para poder pagar a sus jugadores y empleados, y claro, ante cualquier oportunidad que se les presenta para crecer deportiva y económicamente, se lanzan a ella. Esto es lo que pasó con el Málaga cuando el jeque Al Thani decidió invertir en el club de la Costa del Sol para llevarlo a cotas que nunca había alcanzado, como felizmente ha ocurrido con el debut del Málaga en la Champions League.
Desde el primer momento se hizo evidente que la entrada de capitales extranjeros en un club pequeño como el nuestro no gustaba a ningún estamento del fútbol, lo cual no lo entiendo, puesto que lo que sí es incomprensible y de juzgado de guardia (sí, otra vez volvemos a lo de la justicia) es que los dos grandes de nuestro fútbol ingresen por los derechos televisivos hasta diez veces más que la mayoría de los restantes clubes. Fue el propio jeque el que puso el grito en el cielo ante tal despropósito, y fueron los demás (la prensa nacional principalmente) los que criticaban las formas por las que el nuevo rico, el Málaga, había conseguido su pase a la máxima competición continental, es decir, con una inyección económica extranjera. ¿Qué diferencia hay entre el dinero de Florentino y el del jeque? Pues solamente una: que el primero maneja euros, y el segundo, riyales qataríes. ¿Traducción? Racismo económico.
Por cuestiones como éstas, el jeque decidió en verano que iba a dejar de invertir tanto dinero como antes en el club, harto por el mal trato recibido por parte de la ya referida prensa nacional y por el ya manido tema del reparto. Así pues, el Málaga se vio obligado a regresar a su antiguo estatus y a acumular denuncias por impagos de varios clubes que, con todo su derecho, todo hay que decirlo, querían pescar en aguas revueltas. Claro, esto a la UEFA no le gustó ni un pelo, y eso a pesar de que desde el primer momento el Málaga anunció que se iba a someter a un lavado de cara para cumplir con el fair-play financiero que tanto quiere vender ahora la organización presidida por Platini. Hacienda, eso que somos todos, decidió entonces retener todos los movimientos económicos del conjunto blanquiazul hasta que solventara dichas denuncias y aclarara sus cuentas, y la UEFA hizo lo propio con los premios traducidos en millones de euros que hasta ahora se había ganado el club en el césped.
Ayer, ante la sorpresa de todos, el máximo estamento europeo anunció que, debido a que el club todavía no había llegado a un acuerdo con Hacienda, el Málaga no podrá participar en la Champions League ni en la Europa League la próxima vez que se clasifique para alguna de dichas competiciones en las siguientes cuatro temporadas, o las dos próximas veces en el caso de que no resuelva sus problemas económicos antes del 31 de marzo del año que está a punto de comenzar, todo ello sumado a una multa de 300.000 euros. La única buena noticia es que los cerca de 18 millones de euros que le correspondían al club por lo ganado con sudor en la presente temporada han sido liberados.
Como es lógico, la noticia ha generado un gran malestar entre la afición malaguista, que, con mucha razón, considera la medida adoptada por la UEFA como injusta y desproporcionada, sobre todo cuando se tiene conocimiento de otros casos mucho más graves que han quedado impunes hasta hoy. El Málaga y el malaguismo se siente una cabeza de turco, porque si no no se explica por qué nosotros sí recibimos un severo castigo mientras que otros misteriosamente no son investigados, y es que todo el mundo sabe que sí, que el Málaga todavía debe algunos millones a Hacienda, aunque el acuerdo es inminente, pero no somos los únicos deudores. No hay que rebuscar mucho para sacar a la palestra varios casos de clubes que acumulan unas deudas mucho más cuantiosas que las del equipo blanquiazul. Véanse los ejemplos del Valencia o del Atlético de Madrid, que respectivamente deben a diferentes entidades 370 y 120 millones de euros, muchísimos más que los que debe el Málaga. Y qué decir del Real Madrid y del Barcelona, que, atención a los números, adeudan 492 y 518 millones de euros respectivamente, o lo que es lo mismo, un 70% y un 113% de sus correspondientes activos. Si no os creéis todo esto, dadle un poco de trabajo al buscador de Google y encontraréis miles de referencias que corroboran lo que aquí afirmo. Y siendo esto verdad, que lo es, ¿por qué el Málaga es castigado y el Barça, el Madrid, el Atlético y el Valencia no? Respondo con otra pregunta: ¿creéis que a la UEFA le interesa expulsar de sus competiciones a estos cuatro clubes? Responded vosotros ahora...
Retomo una pregunta que hice al principio: ¿qué consecuencias tiene esto? Teniendo en cuenta que las decisiones que toma la UEFA suelen ser irrevocables, el Málaga lo tiene muy crudo para salir con vida de ésta. Empezando por los arbitrajes, que ya de por sí suelen ser muy deficientes, y ahora lo serán más por una sencilla razón: como el Málaga no va a poder competir las próximas temporadas en Europa, pues vamos a provocar que quede fuera de los puestos que permiten acceder a estas competiciones para así evitar problemas y que no digan que se lo han ganado en el campo. Esto en la Liga, porque ahora que vamos a jugar los octavos de final de la Champions League puede ser peor. Imaginad que, por las casualidades de la vida, el Málaga hace historia y gana la Champions. Que feo quedaría que el ganador no pudiera defender su título en la siguiente edición. En fin, tranquilos que esto no va a pasar, que ya alguien se encargará de que no se dé el caso. Y la peor consecuencia de todas es la posible desaparición del club, que ya sabéis que no sería la primera vez. De confirmarse del todo que el castigo se mantiene, lo normal sería que buena parte de los jugadores emprendiera una huida a otros clubes, los cuales aprovecharían de nuevo la situación para ficharlos a precios módicos. Esto desembocaría en nuevas deudas, en un descenso de categoría por cuestiones deportivas o administrativas, y seguramente lo irremediable: que el Málaga Club de Fútbol desaparezca de nuevo en un plazo que yo estimaría de unos 3-5 años.
En fin, creo que ha quedado bastante claro que, por una cosa o por otra, nadie quiere ver al Málaga donde está, disfrutando del éxito que se ganado honradamente en los terrenos de juego, cosa que no hacen otros clubes que sí cuentan con el beneplácito de los mandamases del fútbol español y europeo. Casualidades de la vida, en un par de horas el Málaga juega contra el Real Madrid, al que no gana desde los años 80, y no será porque lo ha merecido en varias ocasiones, pero sí, los hombres de negro también juegan, y en estos partidos lo hacen de blanco enmascarado. Ya estamos acostumbrados, ¿no?