Anoche fui al Vialia con Fran y Manoli para ver 'Ángeles y demonios', una de las películas más esperadas del año por la polémica surgida a raíz de las duras críticas recibidas por parte de la Iglesia católica, al igual que ocurrió hace un par de años con 'El código Da Vinci'. Ron Howard repite en la dirección, al igual que Tom Hanks en el papel de Robert Langdon; le acompañan como actores principales Ayelet Zurer (Vittoria Vetra), Ewan McGregor (camarlengo Patrick McKenna) y Stellan Skarsgard (comandante Richter).
Los Illuminati, una antigua hermandad secreta enfrentada a la Iglesia, parecen estar detrás del asesinato de un científico del CERN y del secuestro de los cuatro preferiti, los cardenales con más posibilidades de suceder al Papa recientemente fallecido; además, han robado un artefacto que contiene antimateria, lo que podría hacer desaparecer la ciudad de Roma y el Vaticano en caso de explotar. El experto en simbología religiosa Robert Langdon es solicitado por el camarlengo para que logre encontrar al que mantiene retenidos a los preferiti antes de que los asesine. Contará con la ayuda de la científica del CERN Vittoria Vetra, la única persona que puede desactivar el artefacto de antimateria, y el comandante Richter, que poco a poco irá perdiendo su confianza en el profesor Langdon.
La película en sí no es una obra maestra, como cabía esperar, aunque tampoco es un bodrio. El argumento, basado en la novela homónima de Dan Brown, autor también de 'El código Da Vinci', es bastante atrayente y consigue captar la atención del espectador desde el comienzo, aunque un poco menos que en el libro, sin duda, mejor que el largometraje. Seguramente, la cinta será tildada de mala y monótona, teniendo en cuenta que ésa fue la crítica general que tuvo 'El código Da Vinci' y que la Iglesia católica ya ha dado su particular veredicto sobre ella, pero, para mi gusto, no lo es tanto. Para los que se hayan leído el libro y vayan al cine a ver la película, que sepan que se encontrarán con varios cambios en la trama y en los personajes (algunos han cambiado de nombre, por ejemplo), aunque conserva en gran parte el hilo principal. Por último, tengo que decir que me han entrado más ganas todavía de volver a Roma tras ver en la película algunos de sus enclaves y monumentos más importantes, y es que el día que estuve allí hace poco (todavía tengo que narrar esa jornada de mi viaje a Italia aquí en el blog) se me hizo muy corto, y tengo prometido que a Roma tengo que volver sí o sí.
Los Illuminati, una antigua hermandad secreta enfrentada a la Iglesia, parecen estar detrás del asesinato de un científico del CERN y del secuestro de los cuatro preferiti, los cardenales con más posibilidades de suceder al Papa recientemente fallecido; además, han robado un artefacto que contiene antimateria, lo que podría hacer desaparecer la ciudad de Roma y el Vaticano en caso de explotar. El experto en simbología religiosa Robert Langdon es solicitado por el camarlengo para que logre encontrar al que mantiene retenidos a los preferiti antes de que los asesine. Contará con la ayuda de la científica del CERN Vittoria Vetra, la única persona que puede desactivar el artefacto de antimateria, y el comandante Richter, que poco a poco irá perdiendo su confianza en el profesor Langdon.
La película en sí no es una obra maestra, como cabía esperar, aunque tampoco es un bodrio. El argumento, basado en la novela homónima de Dan Brown, autor también de 'El código Da Vinci', es bastante atrayente y consigue captar la atención del espectador desde el comienzo, aunque un poco menos que en el libro, sin duda, mejor que el largometraje. Seguramente, la cinta será tildada de mala y monótona, teniendo en cuenta que ésa fue la crítica general que tuvo 'El código Da Vinci' y que la Iglesia católica ya ha dado su particular veredicto sobre ella, pero, para mi gusto, no lo es tanto. Para los que se hayan leído el libro y vayan al cine a ver la película, que sepan que se encontrarán con varios cambios en la trama y en los personajes (algunos han cambiado de nombre, por ejemplo), aunque conserva en gran parte el hilo principal. Por último, tengo que decir que me han entrado más ganas todavía de volver a Roma tras ver en la película algunos de sus enclaves y monumentos más importantes, y es que el día que estuve allí hace poco (todavía tengo que narrar esa jornada de mi viaje a Italia aquí en el blog) se me hizo muy corto, y tengo prometido que a Roma tengo que volver sí o sí.
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