Muchos de vosotros, si elegisteis la cebolla como ingrediente a la hora de prepararos la comida, tuvisteis que sufrir previamente el inevitable lagrimeo que se produce cuando estáis cortando este bulbo blanquecino. Yo todavía no lo he experimentado; es lo que pasa cuando no te gustan las cebollas. ¿Quién es el causante de que lloremos sí o sí cuando partimos una cebolla? En las siguientes líneas, le damos nombre al culpable.
La química juega un papel más que importante en esta situación. Las cebollas contienen una especie de aceite que contiene unas moléculas denominadas sulfóxidos de aminoácidos. Al cortar una cebolla, se producen unas roturas celulares que liberan una enzima llamada alinasa, la cual, al entrar en contacto con las moléculas anteriores, genera otras moléculas, como el amoníaco, el piruvato y, principalmente, el propanotial, que es liberado al aire gracias a su volatilidad. De esta forma, penetra en el ojo, que está recubierto de una fina película de agua; aquí tiene lugar una nueva reacción que produce propanal, ácido sulfhídrico y ácido sulfúrico.
Este último es un ácido bastante fuerte que irrita la membrana conjuntival. Las terminaciones nerviosas del ojo detectan este compuesto, así que, para contrarrestar el picor, activan las glándulas lacrimales para producir más agua y diluir dicho ácido. Estos ácidos de azufre son también los causantes del mal olor que desprenden las cebollas. Existen remedios caseros para evitar el lagrimeo, como bañar y cortar las cebollas en agua para disolver la mayor parte del propanotial antes de que llegue a nuestros ojos, o, más fácil todavía, ponerse gafas jeje.
Este último es un ácido bastante fuerte que irrita la membrana conjuntival. Las terminaciones nerviosas del ojo detectan este compuesto, así que, para contrarrestar el picor, activan las glándulas lacrimales para producir más agua y diluir dicho ácido. Estos ácidos de azufre son también los causantes del mal olor que desprenden las cebollas. Existen remedios caseros para evitar el lagrimeo, como bañar y cortar las cebollas en agua para disolver la mayor parte del propanotial antes de que llegue a nuestros ojos, o, más fácil todavía, ponerse gafas jeje.
Si es que somos todo química.
ResponderEliminarEs curioso, esta es una de esas cosas que me he llegado a preguntar alguna que otra vez. :P
Claro, por eso yo no lloro casi nunca con las cebollas: es que yo siempre las lavo.
ResponderEliminarYo voy a romper una lanza en favor de las cebollas: son muy sanas y son un ingrediente fundamental en la cocina que da un cuerpo y un sabor único a las comidas. Yo suelo cocinar bastante con cebolla: me remito a tu primera entrada del viaje a Madrid. Y en un pure de verduras, por ejemplo, es imprescindible.
Un saludo.
Fíjate, una cosa tan cotidiana, y tiene su explicación. Estupendo y didáctico post.
ResponderEliminarUn saludo.
Griseo Mitran: pues ya se lo puedes explicar al que te lo pregunte ;)
ResponderEliminarPepe: tú es que usas el doble remedio casero, porque las lavas y encima tienes gafas. Así cómo vas a llorar :P
Ya sé que son muy sanas, pero la cebolla es un ingrediente que gusta más bien menos que más. Yo, si las puedo evitar, mejor, pero me las como sin problema, como te demostré en tus deliciosos raviolis (qué pelota soy jeje).
Andrés: todo en esta vida tiene explicación, sólo hay que buscarla. Aquí la tienes ;)
Gracias a los tres por vuestros comentarios :D