Día de luto en Málaga. Es Viernes Santo y Cristo ha muerto. En la Plaza de la Constitución, por donde pasan todas las cofradías casi al final del recorrido oficial, ondea a media asta la bandera española.
Empezamos la jornada a las cinco y media en el barrio de La Malagueta, concretamente en el tinglao que se monta junto al Hospital Noble, para ver la salida del Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo, que es bajado de la cruz por Nicodemo y José de Arimatea para que su madre y San Juan recojan su cuerpo inerte a la sombra de las palmeras; a continuación, sale María Santísima de las Angustias con lágrimas que descienden por su rostro, al igual que el manto rojo y liso con el que va ataviada lo hace por su trono. Ahora nos vamos hacia Plaza de Arriola, pues allí, al paso de la archicofradía de los Dolores de San Juan, las monjas del Convento de las Hermanas de la Cruz le cantan al Santísimo Cristo de la Redención y a Nuestra Señora de los Dolores, quienes en su recorrido procesional van acompañados musicalmente sólo por sendas capillas. Seguidamente, nos dirigimos a las calles Peña y Mariblanca, por donde debe estar bajando el Santísimo Cristo Yacente de la Paz y la Unidad en el regazo de Nuestra Señora de Fe y Consuelo, que está acompañada por las tres Marías en una escena de suma tristeza; por detrás, viene Santa María del Monte Calvario consolada por un San Juan que tampoco se explica todo lo que ha sucedido.
Cruzamos el río Guadalmedina hasta la calle Trinidad para presenciar la salida de la hermandad del Santo Traslado, que estrena el grupo escultórico que acompaña al titular cristífero: María Magdalena, María de Cleofás, María Salomé, José de Arimatea, Nicodemo y el pastor Estéfanus. A continuación, sale a la calle Nuestra Señora de la Soledad, arrodillada al pie de la cruz y mirando al cielo en actitud implorante. Acudimos al barrio de la Victoria, pues por su vía principal está bajando el Santísimo Cristo del Amor, crucificado de pequeño tamaño que yace en la cruz, mientras que a sus pies llora una dolorosa sentada sobre unos riscos; detrás, llega Nuestra Señora de la Caridad en un trono dorado que es llevado por unos portadores que le cantan el 'Ubi Charitas'. Entramos a continuación en la Catedral, donde están haciendo estación de penitencia el Santísimo Cristo de la Redención y Nuestra Señora de los Dolores sumergidos en el más estricto recogimiento, seña de identidad de esta archicofradía. En calle Ollerías se encuentra ya Nuestra Señora de la Piedad sosteniendo entre sus brazos a su Hijo al pie de la cruz donde halló la muerte; ya no le quedan lágrimas que puedan recorrer su rostro entristecido y casi inexpresivo.
Volvemos al entorno de la Catedral, pues de allí deben de estar saliendo los tronos del Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de las Angustias enfilando calle Císter para continuar su recorrido procesional por el Parque. Nos vamos ahora a la calle Carretería, siempre alegre y festiva pero que enmudece cuando lo recorre Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro a los sones de la 'Marcha Fúnebre' de Chopin; Nuestra Señora de la Soledad le sigue con un puñal que atraviesa su pecho a la altura de su corazón roto, destrozado al ver a su Hijo sepultado. Retornamos al primer templo de la ciudad para contemplar la triste escena del Santísimo Cristo Yacente de la Paz y la Unidad junto a su madre, Nicodemo, José de Arimatea y las tres Marías, y también a Santa María del Monte Calvario, que avanza bajo palio acompañada por San Juan; tras salir de la Catedral, los dos tronos siguen por la recoleta San Agustín, lugar idóneo para admirar este cortejo. La trágica escena de la Piedad, que sigue con el cuerpo inerte de su Hijo en su regazo sin querer soltarlo, avanza ahora por Plaza de Arriola.
Ya es medianoche, y en el Muro de las Catalinas y en Arco de la Cabeza se apagan las luces cuando la Orden Tercera de Siervos de María (Servitas) pasa por estas calles para que la única compañía de María Santísima de los Dolores sean los continuos rezos de los nazarenos y la luz de sus velas. El Santísimo Cristo del Amor estará ahora sorteando la doble curva de las calles Granada y Calderería en busca de la Cruz Verde bajo la atenta mirada de su madre, Nuestra Señora de la Caridad, que sigue derramando lágrimas. El Santo Traslado ya ha llegado a la Tribuna de los Pobres para que los Santos Varones lleven el cuerpo sin vida de Cristo al barrio de la Trinidad mientras Nuestra Señora de la Soledad continúa implorando al cielo con los brazos abiertos subiendo la Rampa de la Aurora y cruzando el Puente del mismo nombre. Regresamos a las inmediaciones de la Catedral, concretamente a la calle Císter, para contemplar el impresionante y alegórico catafalco sobre el que reposa Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro, y después el complicado doble giro que tiene que efectuar desde la calle Duque de la Victoria el trono de Nuestra Señora de la Soledad, que llora sin compasión y llena de dolor. Pasadas las tres de la madrugada, la cofradía oficial de la ciudad se encierra en su casa hermandad de calle Alcazabilla entre el respeto y el silencio de los presentes. Ya sólo nos queda acompañar a Servitas, sumergida en la total oscuridad de las calles por las que avanza María Santísima de los Dolores, que, vestida totalmente de negro, es llevada en unas pequeñas andas por Dos Aceras, Guerrero y Gaona hasta acabar en la Iglesia de San Felipe Neri.
Hasta aquí, mi visión del Viernes Santo de la Semana Santa de Málaga, que termina con el siguiente vídeo, que se compone de varias fotografías que tomé el pasado año en dicho día. La marcha escogida para poner música a estas instantáneas es 'Jesús Cautivo'.
Volvemos al entorno de la Catedral, pues de allí deben de estar saliendo los tronos del Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de las Angustias enfilando calle Císter para continuar su recorrido procesional por el Parque. Nos vamos ahora a la calle Carretería, siempre alegre y festiva pero que enmudece cuando lo recorre Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro a los sones de la 'Marcha Fúnebre' de Chopin; Nuestra Señora de la Soledad le sigue con un puñal que atraviesa su pecho a la altura de su corazón roto, destrozado al ver a su Hijo sepultado. Retornamos al primer templo de la ciudad para contemplar la triste escena del Santísimo Cristo Yacente de la Paz y la Unidad junto a su madre, Nicodemo, José de Arimatea y las tres Marías, y también a Santa María del Monte Calvario, que avanza bajo palio acompañada por San Juan; tras salir de la Catedral, los dos tronos siguen por la recoleta San Agustín, lugar idóneo para admirar este cortejo. La trágica escena de la Piedad, que sigue con el cuerpo inerte de su Hijo en su regazo sin querer soltarlo, avanza ahora por Plaza de Arriola.
Ya es medianoche, y en el Muro de las Catalinas y en Arco de la Cabeza se apagan las luces cuando la Orden Tercera de Siervos de María (Servitas) pasa por estas calles para que la única compañía de María Santísima de los Dolores sean los continuos rezos de los nazarenos y la luz de sus velas. El Santísimo Cristo del Amor estará ahora sorteando la doble curva de las calles Granada y Calderería en busca de la Cruz Verde bajo la atenta mirada de su madre, Nuestra Señora de la Caridad, que sigue derramando lágrimas. El Santo Traslado ya ha llegado a la Tribuna de los Pobres para que los Santos Varones lleven el cuerpo sin vida de Cristo al barrio de la Trinidad mientras Nuestra Señora de la Soledad continúa implorando al cielo con los brazos abiertos subiendo la Rampa de la Aurora y cruzando el Puente del mismo nombre. Regresamos a las inmediaciones de la Catedral, concretamente a la calle Císter, para contemplar el impresionante y alegórico catafalco sobre el que reposa Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro, y después el complicado doble giro que tiene que efectuar desde la calle Duque de la Victoria el trono de Nuestra Señora de la Soledad, que llora sin compasión y llena de dolor. Pasadas las tres de la madrugada, la cofradía oficial de la ciudad se encierra en su casa hermandad de calle Alcazabilla entre el respeto y el silencio de los presentes. Ya sólo nos queda acompañar a Servitas, sumergida en la total oscuridad de las calles por las que avanza María Santísima de los Dolores, que, vestida totalmente de negro, es llevada en unas pequeñas andas por Dos Aceras, Guerrero y Gaona hasta acabar en la Iglesia de San Felipe Neri.
Hasta aquí, mi visión del Viernes Santo de la Semana Santa de Málaga, que termina con el siguiente vídeo, que se compone de varias fotografías que tomé el pasado año en dicho día. La marcha escogida para poner música a estas instantáneas es 'Jesús Cautivo'.
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