Ayer por la mañana, iba yo subiendo por la calle Martínez Maldonado para acudir a una sesión informativa de una academia acerca de las oposiciones de Secundaria del año que viene, que van a experimentar algunos cambios. El trayecto desde mi casa era de algo más de media hora andando, así que me llevé mi mp4 para escuchar mientras tanto música de Semana Santa, que todavía tengo el mono encima, y más este año, que hemos podido disfrutar más bien poco por culpa de la lluvia. Cuando voy con los cascos puestos, me concentro bastante en lo que estoy escuchando, me sumerjo en un estado casi de hipnosis, pero, aún así, me fijo en todo: en las personas con las que me cruzo, en el tráfico, etc.
Tras cruzar la calle Eugenio Gross, oí que algo se había caído. En efecto, a mi izquierda estaba una señora mayor junto al portal de un edificio intentando abrir la puerta y, a sus pies, su bastón. Estaba a unos ocho o diez metros de ella, pero la gente que estaba más cerca o no se dio cuenta de ello o pasó de largo, así que me acerqué para recogerle el bastón y ayudarle a empujar la puerta, que costaba un poco hacerlo. La mujer me dio las gracias dos veces con una sonrisa en la cara.
Cuando le dejé y me di la vuelta para seguir con mi camino, advertí que algunos viandantes y algunas personas que estaban en sus coches a la espera de que el semáforo se pusiera en verde me dirigieron unas miradas en las que se entremezclaban la extrañeza y el asombro. Supuse que estarían pensando lo siguiente: "¡Vaya! ¡Qué raro que un joven ayude a una persona mayor así porque sí!".
¿Por qué tanta sorpresa por este gesto? Bueno, sorpresa fue para mí que tuviese que ser yo el que ayudase a esa mujer, porque me extraña que ninguno de los peatones que estaba más cerca de ella no haya escuchado el golpe de su bastón al caer al suelo, y sin embargo yo, con los cascos puestos y escuchando música, sí. De aquí se pueden sacar solamente dos conclusiones: o esos peatones eran sordos y ciegos o no tienen buenos modales. Yo descartaría la primera opción, qué queréis que os diga. Yo ayudé a esta mujer porque me salió de dentro, más que nada porque, si yo estuviera en su lugar, me gustaría que alguien hubiese hecho lo mismo por mí.
Recuerdo que en mi colegio, creo que cuando tenía doce años, nos tuvimos que leer la 'Cartilla moderna de urbanidad', un libro de unas sesenta páginas compuestas en su mayor parte por viñetas en las que se muestran ejemplos de cómo debemos y no debemos comportarnos en múltiples situaciones de nuestra vida cotidiana; por cierto, que todavía tengo el gusto y el placer de conservar este libro perfectamente cuidado. De este libro aprendí muchas cosas, pero creo que muchas de ellas las hubiera aprendido igual con el paso del tiempo, ya que al final uno se olvida de cómo hay que obrar en cada caso y actúa según su instinto. Y es que, al igual que con esta mujer, también me sale de dentro cederle el asiento a un anciano que se monta en un autobús, o cogerle las bolsas de la compra a una vecina que sube las escaleras del portal del edificio en el que vivo, o, sin ir más lejos, ayudar a mi abuelo a levantarse del sofá.
La mujer del bastón, cuando me agradeció que le hubiera ayudado, seguramente pensaría "¡Qué joven tan majo!". No está bien que yo lo diga, pero sí, creo que soy majo, al menos en este aspecto; sin embargo, se supone que todos deberíamos ser así, porque, si para ella y para los que se percataron de lo que hice les sorprendió que yo hiciese un alto en mi camino para echarle una mano, más me sorprende a mí que la gran mayoría de los jóvenes de mi generación no trate a los mayores como lo hago yo, y encima ya que hasta les apaleen, como leí hace poco en un periódico de mi ciudad. Tener buenos modales es gratis, y estando inmersos en una crisis económica no hay excusas para no ponerlos en práctica. Sólo así conseguiremos que lo que hoy es motivo de sorpresa mañana pase desapercibido.
Pues sí que está la gente mal educada si te miraron mal por ayudar a una mujer que le cayó el bastón.
ResponderEliminarYa sea mayor o joven, si veo a alguien en apuros normalmente le ayudo, que no cuesta nada, y eso que no me considero especialmente educado.
Lo que sí dices es una pena, que incluso en vez de tener educación, ya se pongan a agredir a la gente. A veces el género humano da miedo.
Saludos.
Bonita historia. Probablemente, las caras de los demás eran de asombro, al pensar que cómo era posible que a ellos se les hubiera pasado ese gesto. Tú marcaste la diferencia y eso les sorprendió (por dar otras explicaciones).
ResponderEliminarUn saludo.
Como soy mayor que tú, y sin ningún ánimo de ser abogado del diablo, te podría dar algunas explicaciones de las reacciones de la gente:
ResponderEliminar- Ayudaste a la señora, pero no le robaste.
- Ayudaste a la señora, pero no te robaron.
O sea, ayudaste a una persona, y no pasó nada. De ahí la extrañeza de la gente...
No quiero parecer negativo, pero por desgracia, cada vez se leen más casos en lo periódicos, en los que alguien sale atracado después de una situación similar.
Y dicho todo esto, pues aparte de felicitarte por ser de ese grupo de los "humanos majos", también pienso que debería ser obligatorio leer y estudiar esa Cartilla Moderna de Urbanidad.
Saludos.
Rafa hace dias que no entraba en tu blog porque he tenido bastante trabajo.He estado leyendo varias entradas que has puesto pero esta me ha llegado al corazon.Por supuesto que hay poca educacion ,ahora no se educa en valores asi te lo demuestran las personas comom tu mismo has comentado.Independientemente de que te hayas leido la famosa cartilla,que yo tambien la tengo,en tu casa seguro que tambien has visto acciones como esta en tus padres y demas familia. La educacion hay que mamarla y tu lo has hecho. Eres un buen ciudadano y creo que un hijo,sobrino,amigo etc ejemplar y asi lo has demostrado, a lo largo de tu vida seras recompensado por ello.Me gusta tu accion y esa mujer seguro que te puso en los altares al cabo del dia,ya que a su familia le contaria lo ocurrido y ellos pensarian que eso ya no se lleva,pero tu eres de los que aun quedan y eso te dignifica.Un abrazo muy fuerte y mucha salud para tu padre.
ResponderEliminarAsi me gusta ,haz bien y no mires a quien,haz con los demas lo que te gustaria que hicieran contigo.Es lo que te hemos enseñado y lo que has visto.Eres el mejor hijo que le puede tocar a unos padres,tienes muy buen fondo,ojala des con una buena chica y no te cambie.Te quiero mucho.
ResponderEliminar¡Vaya sobrino que tengo! Es un orgullo ser tu tia. No cambies nunca. Estas acciones hará a alguien feliz siempre, no lo dudes, y a la vez te hará feliz a ti. Besitos.
ResponderEliminarAndrés: cuidado, no malinterpretes que en ningún momento he dicho que los que me vieron me mirasen mal. Sólo he dicho que estaban extrañadas y asombradas, nada más.
ResponderEliminarLo de que agredan a un mayor, y por extensión a cualquier persona, ya es para hacérselo ver. Yo soy de los que dicen que el ser humano es su mayor amenaza contra sí mismo.
Jose Soldado Serrano: yo quiero pensar que los que estaban más cerca que yo no se dieron cuenta. Hay que creer en la buena fe de los demás, pero lo dicho, que me haya dado cuenta yo con los cascos puestos y los demás no...
Rojo Merlin: pues sí, puede que también hayan pensado lo que tú dices.
Yo me considero majo y buena persona en general, lo cual no quiere decir que tenga mis defectos, que serán varios, pero gestos como éste deberían ser comunes en todos los seres humanos, ya seas mejor o peor persona.
Con respecto a la cartilla, no sé si obligatorio, pero por lo menos debería darse a conocer a los chavales y que ellos por su cuenta decidan si leerlo o no. Como he dicho, se aprende más con la experiencia y las situaciones de la vida diaria que con el libro, que al final se te olvidan cosas.
Soledad: entra y comenta cuando quieras, que aquí no se obliga a nadie a hacer nada jeje.
A mí también me han educado correctamente en ese sentido, tanto en casa como en el colegio.
Yo no busco recompensa alguna por esto, yo lo hago porque pienso que hay que hacerlo sin esperar nada a cambio.
Mamá: mejor hijo seguro que podría ser, que nadie es perfecto.
Eso digo yo, que la que se junte conmigo también sea buena gente.
Yo también te quiero :D
Tita Inma: anda, anda, que tampoco hay que presumir tanto jeje.
Gracias a todos por vuestros comentarios ;)