Yo creía que después de un año nadie se acordaría, pero no. Doce meses después, las televisiones han vuelto a recordarnos que en el pasado Mundial de de Sudáfrica 2010 hubo un pulpo llamado Paul que era capaz de predecir qué equipo se llevaría la victoria en los partidos que disputó Alemania y, tras su eliminación en semifinales por parte de España, también el de la final del 11 de julio. Bueno, para ser sinceros, tengo que reconocer que me esperaba que volvieran a mencionar a este octópodo, cuyas predicciones se convirtieron, todo hay que decirlo, en una de las anécdotas más estúpidas y recurrentes del citado acontecimiento balompédico.
Si me ha extrañado más bien poco ver de nuevo a Paul en la caja tonta, menos sorpresa fue para mí el que, unos días antes del partido de la final que enfrentaría a las selecciones de Holanda y España, algunas cadenas interrumpieran sus respectivas programaciones para emitir en riguroso directo qué urna elegiría el pulpo para saber de esta forma quién se convertiría por primera vez en Campeón del Mundo. Así somos los españoles, un grupo de bobos pendientes un día de unos inocentes tentáculos como si nos fuera el destino en ello, otro día de los gritos que salen de la boca de cierta merdellona rubia de San Blas que es más princesa que Letizia, y al siguiente de los nuevos personajes anónimos que dejan de serlo tras participar en un programa que presume de ser un experimento sociológico. Y así nos va...
El fenómeno del pulpo Paul llegó a tal nivel de popularidad y presencia en los medios que yo hasta diría que se generó un efecto pulpo, haciendo un símil con el conocido 'efecto mariposa'. Daba la impresión de que sus predicciones iban a cambiar el rumbo de nuestras vidas y que nuestra moral estaría por los suelos en el caso de que no hubiera elegido a España como vencedora de la final, incluso me arriesgaría a decir que las casas de apuestas estuvieron influenciadas directamente por el bivalvo que engullió Paul a la hora de decidir cuánto se pagaría por tal o cual resultado. Si el inapreciable viento que genera el suave aleteo de una mariposa afecta tan mínimamente a un huracán que puede estar causando destrozos en la otra punta del planeta, el cadencioso serpenteo de unos tentáculos ha conseguido captar la atención de medio planeta, que no tardó en sucumbir al efecto pulpo, puesto que inmediatamente comenzaron a surgir en diversos países y poblaciones nuevos imitadores de las especies más variopintas: más pulpos, un chimpancé, un burro, un delfín, un cocodrilo, una cotorra, etc. Sólo faltaba probar con un ornitorrinco o con un ñu.
Feliz y casualmente, Paul acertó el vencedor de la final, lo cual hizo que su repercusión creciera exponencialmente en nuestro país. Se vieron muñecos y pancartas recordando al pulpo durante las celebraciones de la victoria de España, muchos aficionados se tatuaron un pulpo que ilustrará su piel hasta la tumba y varios acuarios españoles intentaron sin éxito comprar a Paul, y es que claro, un animal que se convierte en héroe nacional tiene que vivir en nuestro territorio. Un poco más y se convierte en una cuestión de Estado como la de recuperar Gibraltar. Y, como héroe, su muerte tenía que ser anunciada. Allá por el pasado mes de octubre, la primera noticia deportiva de todos los telediarios de España tenía como protagonista al pulpo Paul, que había pasado a mejor vida, o no, porque, después de tanta gloria y alabanza recibida aquí, seguramente echará en falta en el paraíso de los pulpos toda la fama ganada.
Muchos estaréis pensando: ¿pero por qué tanta crítica si Paul acertó el resultado de todos los partidos que tuvo que pronosticar? Sí, eso no lo puedo negar, como tampoco que es muy poco probable no cometer ni un solo fallo en los ocho encuentros que adivinó, pero ¿qué mérito tiene el pulpo por ello? Ninguno. Su predicción no jugaba en los partidos, sólo Klose, que podría estar más o menos acertado de cara a portería, Puyol, que podría no haber disputado la semifinal por una lesión, o el árbitro, que podría haber sancionado alguna falta antes del gol y cambiar la historia que conocemos del partido. El pulpo Paul comenzó a darse a conocer en España porque, hasta antes del Alemania-España, casualmente tenía un pleno de aciertos, pero, si se hubiera equivocado en uno o dos de los partidos de los germanos, el pulpo Paul no sería nada ahora. Si no hubiera acertado ningún resultado, entonces podríamos haber afirmado que era un perfecto adivino de lo que no iba a suceder. En este caso, ¿habría salido tanto por la tele? Lo dudo, y eso que en realidad el mérito sería el mismo.
Por cierto, Paul también jugó a ser vidente en la Eurocopa de 2008. Aquella vez, fueron seis partidos: cuatro aciertos y dos errores. ¿Le dieron hace tres años tanta bola como en el pasado Mundial? Pues no, y eso que no lo hizo del todo mal. Unos párrafos antes comenté que al pulpo Paul le salieron muchos imitadores. ¿Cómo les ha ido a ellos en sus predicciones? Me remito a la información que me proporciona la Wikipedia en el artículo que le dedica a Paul y resulta que, entre todos ellos, el porcentaje de acierto ha sido del 40%. ¿Alguien sabe algo del chimpancé Pino, de la cotorra Mani o del delfín Sayco? Nadie, incluso muchos dirían que son nombres de juguetes o peluches.
Después de todo lo que he dicho, espero que os hayáis dado cuenta de que hemos estado y seguimos hipnotizados por un invento, por una simple casualidad, puesto que el pulpo no ha hecho nada fuera de lo normal. Nos creemos cualquier cosa siempre y cuando venga de la televisión, ese invento al que un día llamaron caja tonta, aunque hubiera sido mejor denominarla 'caja de tontos para tontos'. El mal menor de todo esto es que el pulpo Paul parece más inteligente que la Esteban y que sus artes adivinatorias son mejores que las de cierto vidente. Si es que hay veces que hasta los animales demuestran tener más cerebro que muchos seres humanos.
Si me ha extrañado más bien poco ver de nuevo a Paul en la caja tonta, menos sorpresa fue para mí el que, unos días antes del partido de la final que enfrentaría a las selecciones de Holanda y España, algunas cadenas interrumpieran sus respectivas programaciones para emitir en riguroso directo qué urna elegiría el pulpo para saber de esta forma quién se convertiría por primera vez en Campeón del Mundo. Así somos los españoles, un grupo de bobos pendientes un día de unos inocentes tentáculos como si nos fuera el destino en ello, otro día de los gritos que salen de la boca de cierta merdellona rubia de San Blas que es más princesa que Letizia, y al siguiente de los nuevos personajes anónimos que dejan de serlo tras participar en un programa que presume de ser un experimento sociológico. Y así nos va...
El fenómeno del pulpo Paul llegó a tal nivel de popularidad y presencia en los medios que yo hasta diría que se generó un efecto pulpo, haciendo un símil con el conocido 'efecto mariposa'. Daba la impresión de que sus predicciones iban a cambiar el rumbo de nuestras vidas y que nuestra moral estaría por los suelos en el caso de que no hubiera elegido a España como vencedora de la final, incluso me arriesgaría a decir que las casas de apuestas estuvieron influenciadas directamente por el bivalvo que engullió Paul a la hora de decidir cuánto se pagaría por tal o cual resultado. Si el inapreciable viento que genera el suave aleteo de una mariposa afecta tan mínimamente a un huracán que puede estar causando destrozos en la otra punta del planeta, el cadencioso serpenteo de unos tentáculos ha conseguido captar la atención de medio planeta, que no tardó en sucumbir al efecto pulpo, puesto que inmediatamente comenzaron a surgir en diversos países y poblaciones nuevos imitadores de las especies más variopintas: más pulpos, un chimpancé, un burro, un delfín, un cocodrilo, una cotorra, etc. Sólo faltaba probar con un ornitorrinco o con un ñu.
Feliz y casualmente, Paul acertó el vencedor de la final, lo cual hizo que su repercusión creciera exponencialmente en nuestro país. Se vieron muñecos y pancartas recordando al pulpo durante las celebraciones de la victoria de España, muchos aficionados se tatuaron un pulpo que ilustrará su piel hasta la tumba y varios acuarios españoles intentaron sin éxito comprar a Paul, y es que claro, un animal que se convierte en héroe nacional tiene que vivir en nuestro territorio. Un poco más y se convierte en una cuestión de Estado como la de recuperar Gibraltar. Y, como héroe, su muerte tenía que ser anunciada. Allá por el pasado mes de octubre, la primera noticia deportiva de todos los telediarios de España tenía como protagonista al pulpo Paul, que había pasado a mejor vida, o no, porque, después de tanta gloria y alabanza recibida aquí, seguramente echará en falta en el paraíso de los pulpos toda la fama ganada.
Muchos estaréis pensando: ¿pero por qué tanta crítica si Paul acertó el resultado de todos los partidos que tuvo que pronosticar? Sí, eso no lo puedo negar, como tampoco que es muy poco probable no cometer ni un solo fallo en los ocho encuentros que adivinó, pero ¿qué mérito tiene el pulpo por ello? Ninguno. Su predicción no jugaba en los partidos, sólo Klose, que podría estar más o menos acertado de cara a portería, Puyol, que podría no haber disputado la semifinal por una lesión, o el árbitro, que podría haber sancionado alguna falta antes del gol y cambiar la historia que conocemos del partido. El pulpo Paul comenzó a darse a conocer en España porque, hasta antes del Alemania-España, casualmente tenía un pleno de aciertos, pero, si se hubiera equivocado en uno o dos de los partidos de los germanos, el pulpo Paul no sería nada ahora. Si no hubiera acertado ningún resultado, entonces podríamos haber afirmado que era un perfecto adivino de lo que no iba a suceder. En este caso, ¿habría salido tanto por la tele? Lo dudo, y eso que en realidad el mérito sería el mismo.
Por cierto, Paul también jugó a ser vidente en la Eurocopa de 2008. Aquella vez, fueron seis partidos: cuatro aciertos y dos errores. ¿Le dieron hace tres años tanta bola como en el pasado Mundial? Pues no, y eso que no lo hizo del todo mal. Unos párrafos antes comenté que al pulpo Paul le salieron muchos imitadores. ¿Cómo les ha ido a ellos en sus predicciones? Me remito a la información que me proporciona la Wikipedia en el artículo que le dedica a Paul y resulta que, entre todos ellos, el porcentaje de acierto ha sido del 40%. ¿Alguien sabe algo del chimpancé Pino, de la cotorra Mani o del delfín Sayco? Nadie, incluso muchos dirían que son nombres de juguetes o peluches.
Después de todo lo que he dicho, espero que os hayáis dado cuenta de que hemos estado y seguimos hipnotizados por un invento, por una simple casualidad, puesto que el pulpo no ha hecho nada fuera de lo normal. Nos creemos cualquier cosa siempre y cuando venga de la televisión, ese invento al que un día llamaron caja tonta, aunque hubiera sido mejor denominarla 'caja de tontos para tontos'. El mal menor de todo esto es que el pulpo Paul parece más inteligente que la Esteban y que sus artes adivinatorias son mejores que las de cierto vidente. Si es que hay veces que hasta los animales demuestran tener más cerebro que muchos seres humanos.
Pues a mí me gustaba el pulpo, es una simple anécdota del mundial, y no tiene más importancia. Las posibilidades de que acertara todo era 0'390625 % según mis cálculos... toda una hazaña del azar la proeza del pulpo Paul. Tampoco lo veo para tanto, sinceramente. Tuvo suerte... y fama. DEP
ResponderEliminarSí, es una anécdota, pero insulsa, o estúpida como he comentado en la entrada. Innecesaria a todas luces.
ResponderEliminarSegún tus cálculos, y según los míos también: 1 / 2^8.
Hazaña ninguna porque el pulpo no ha aplicado inteligencia alguna para pronosticar los resultados. Paul no sabía qué selección era mejor o peor, así que yo no veo el mérito por ningún lado. Es un simple casualidad, nada más.
Entiendo que digas que no es para tanto, pero no quiero transmitir solamente el caso del pulpo Paul, sino el hecho de que todo lo que nos dicen por la tele parece tan verdad que nos quieren hacer creer cosas que no son. Esto es sólo un ejemplo, y si tuviera que escribir de todos los ejemplos que hay, tendría un blog dedicado exclusivamente a ello.
Por cierto, no me suena que me hayas comentado antes, aunque tengo dos lectores que se llaman como tú (deduzco que te llamas Miguel). Si realmente eres nuevo por aquí, te doy la bienvenida a mi blog, el cual espero que sigas visitando a partir de ahora con frecuencia ;)
También me gustaría que me dijeses cómo me has encontrado.
Un saludo ;)
En realidad soy el hermano de Pepe, me daba pereza entrar a gmail y comenté como Il Miguelo.
ResponderEliminarBueno yo soy otro de los Migueles...
ResponderEliminarEn realidad creo que hay que tomarselo como lo que es. Una simple y divertida anécdota que los medios de comunicación utilizaron para vender más, como siempre.
Yo ya he comentado varias veces que no creo mucho en las casualidades, pero ésta simplemente lo es. Lo recordaremos poruqe ganamos el Mundial. Si no, nadie sabría ya quien fue..
Saludos
Me gustaría comentar esto del pulpo. Como tengo más años que vosotros, sólo tengo que decir una cosa, todo lo que rodea un mundial de fútbol adquiere una importancia inusitada, por tonto que sea. Esta vez le ha tocado al pulpo, el próximo mundial será otra cosa, ya nos enteraremos.
ResponderEliminarYa sabemos que todo esto son tonterías, y no hace falta ningún porcentaje de acierto, con que acierte algo, aunque sea un solo resultado, es suficiente.
Y a lo que iba, Rafalillo, tienes muchísima razón, somos un país de papanatas, con pulpos adivinos y princesas analfabetas, pero también tengo que decir que la audiencia del telecinco sólo son 3 millones de personas, eso sí, leales a muerte, pero de todo tiene que haber.
Y aprovecho esta ocasión para enviar un mensaje por mi causa, por si alguien quiere seguir mi ejemplo, en mi casa no se ve telecinco, lo tengo desintonizado, para que no salga ni por error.
Saludos.
Il Miguelo: estaba casi seguro de que eras tú. Y todavía te sigue dando pereza, con lo fácil y rápido que es escribir una contraseña :P
ResponderEliminarMigue: pues sí, tú eres el otro Miguel.
Entiendo tu postura, que quizás habría que darle menos importancia, pero es que precisamente es la tele la que le ha dado al pulpo más importancia de la cuenta, y además 'mintiendo', porque repito y reitero que el pulpo no adivinó nada, sólo tuvo suerte.
Es lo que he dicho en el post, ha habido otros animales a los que han hecho adivinar resultados y no han tenido tanto atino como Paul, y quién se acuerda de ellos? Nadie.
Rojo Merlin: es lo que tiene el fútbol, que es el deporte rey y todo se magnifica.
La audiencia de Telecinco no es de sólo 3 millones. Tengo entendido que el reality 'Supervivientes' lo suelen ver 5 millones de personas, y sus demás realitys y programas rosa van por unas cifras parecidas.
El problema no es que haya gente que vea eso, sino que, como son tantas personas lo que lo ven, hacen que el estereotipo de español vaya en decadencia. Eso es quizás lo que más me preocupa, aunque yo sé que no soy de ese tipo de personas.
Jaja yo no lo tengo desintonizado porque en mi casa se ve Telecinco, y mucho, más de la cuenta. Yo, en mi defensa, puedo decir que de Telecinco sólo veo 'Bola de Dragón Z' en el canal Boing.
Gracias a los tres por vuestros comentarios ;)