Los meses de espera tras la agridulce Semana Santa de este año parecían tornarse a negro con las previsiones que anunciaban lluvia para la procesión extraordinaria de la Mater Dei de ayer sábado, y más todavía cuando por la madrugada y por la mañana hizo acto de presencia. Finalmente, la meteorología se comportó y Málaga pudo conmemorar el Año de la Fe con las siete vírgenes de otras tantas cofradías elegidas para la ocasión, las cuales, saliendo desde sus respectivas iglesias o casas de hermandad, configuraron una jornada cofrade como si de un día de Semana Santa se tratara, ya que todas ellas discurrieron por un recorrido oficial que comenzaba por la plaza de la Constitución y seguía por las calles del Marqués de Larios, La Bolsa, Torre de Sandoval, Strachan y Molina Lario, hasta llegar a la plaza del Obispo, donde tuvo lugar el acto central frente a la fachada principal de la Catedral, especialmente engalanada para la ocasión y presidida por la talla del Santísimo Cristo Resucitado, titular oficial de la Agrupación de Cofradías.
Siendo puristas, la jornada comenzó por la mañana con la procesión de la Divina Pastora de las Almas, que partió desde su barrio de Capuchinos sobre su nuevo trono dorado para visitar en primer lugar la Iglesia de Santiago, aunque lo hizo con un mínimo retraso debido a las dudas que generaban los nubarrones con los que amaneció la ciudad. Salió del templo donde Picasso fue bautizado cerrando el rosario de estandartes de las imágenes marianas de las cofradías agrupadas, que tanto esa misma mañana como a lo largo del día anterior estuvieron expuestas en besamanos de forma extraordinaria en sus respectivas sedes canónicas. Los estandartes fueron colocados en las escalinatas de la Catedral, mientras que la Divina Pastora, tras hacer estación en la plaza del Obispo, emprendió el camino de regreso a su templo, siendo sorprendida por un chaparrón que obligó a cubrirla con plásticos.
Muchas dudas se cernían acerca de si finalmente tendría lugar la magna procesión de la Mater Dei. Los últimos partes meteorológicos no pronosticaban lluvias a partir de las cuatro o las cinco de la tarde, lo que llevó a las siete vírgenes a echarse a la calle a las horas previstas. Una de las más tempraneras fue María Santísima de la Trinidad Coronada, que fue la primera que pasó por el recorrido oficial, a eso de las siete de la tarde, y que lo hizo como símbolo del Origen de la Fe. El cortejo lo abrió la Banda de Cornetas y Tambores del Cautivo, seguido por una comitiva que sería igual para el resto: una cruz flanqueada por dos ciriales, 25 parejas de hermanos portando cirios, el estandarte de la virgen en cuestión, otras 25 parejas de hermanos con cirios, el guión de la cofradía, los acólitos y turiferarios, y el trono acompañado por una banda de música, la propia de la cofradía en el caso de la Trinidad Coronada, que por cierto llegó apenas unos días antes tras haber sido sometida a una restauración.
La siguiente virgen en discurrir por el recorrido oficial fue Nuestra Señora de la Concepción, titular de la archicofradía del Huerto. La imagen, elegida como representación de la Anunciación, principal acto de Fe, partió de su casa hermandad a orillas del Guadalmedina en su trono habitual, recién restaurado para la ocasión, y contó con el acompañamiento musical de la Banda de Música del Santo Cristo de la Vera-Cruz de Almogía. Tras el acto de la plaza del Obispo, siguió el mismo itinerario que la Trinidad hasta el Pasillo de Santa Isabel, donde tuvo lugar uno de esos momentos inéditos que suelen regalar las procesiones extraordinarias como las de ayer, y es que los tronos de la Trinidad y de la Concepción se cruzaron y fueron mecidos al unísono cuando se encontraron, la primera subiendo la Rampa de la Aurora y la segunda en busca del Puente de la Esperanza.
La tercera imagen mariana fue la de María Santísima de la Encarnación, quien también nos trajo estampas nunca vistas, puesto que hasta ahora siempre la habíamos visto procesionar como parte del grupo escultórico del Santísimo Cristo del Perdón. Esta vez lo hizo sola y en el trono, sin palio, de la titular de la cofradía de los Dolores del Puente. Elegida como representación de la buena nueva de la Encarnación, felicidad de la Fe, procesionó con un resplandor completo y un libro de oraciones en sus manos con el acompañamiento musical de la Banda de Música de la Archicofradía del Paso y la Esperanza. El recorrido de vuelta a Santo Domingo no pudo estar mejor escogido, ya que pasaron por la plazuela de Jesús Castellanos, el que fuera fundador de la cofradía y que falleció hace poco más de un año.
Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, escogida para este día bajo el lema de 'Por tu Fe, llena eres de Gracia', fue la cuarta virgen en ser recibida en la plaza del Obispo, una ubicación más que representativa para la titular mariana de la hermandad de los Estudiantes, tras la cual interpretó marchas procesionales la Banda de Música Julián Cerdán de Sanlúcar de Barrameda. Debido a la gran proximidad de la casa hermandad al recorrido oficial, al terminar éste alargó un poco su camino, lo que nos permitió verla por vías que nunca había transitado (o al menos yo no tengo constancia de ello), como por ejemplo la plaza de la Merced. Antes del encierro, el cortejo al completo bajó hasta el Paseo del Parque para acercarse al Rectorado, donde se conmemoró el 40 aniversario de la vinculación de la Universidad de Málaga con esta hermandad.
La quinta advocación de la Mater Dei fue la de Nuestra Señora de la Caridad, titular mariana de la cofradía del Amor, y que participó en este evento como representación del lema 'La Caridad de tu Fe en la misión del Hijo'. Acompañada musicalmente por la Banda de Música de la Archicofradía de la Expiración, realizó uno de los recorridos más largos de la jornada, y es que fue de las primeras en echarse a la calle y la última que se encerró. Entre medias, dejó grandes momentos, como una gran curva en las calles Cruz Verde y Frailes a los sones de 'Hosanna in Excelsis' y el paso por Madre de Dios por delante de la hermandad del Rocío de La Caleta antes de entrar en la plaza de la Merced y enfilar calle Victoria.
A pesar de ser la procesión que inauguró la tarde de procesiones, la de Nuestra Señora de Fe y Consuelo fue la penúltima en llegar al recorrido oficial. La imagen, como símbolo de 'Tu Fe en la Cruz, nuestro Consuelo', presentó una estética muy diferente a la que estamos acostumbrados. En primer lugar, cabe destacar que fue procesionada en el trono de la otra titular mariana de la hermandad del Monte Calvario, aunque sin palio, mientras que lo que más llamó la atención fue que lo hizo erguida, con una ráfaga y con una gran cruz tras ella. Musicalmente contó con el acompañamiento de la Banda de Música de la Paz; en cuanto al itinerario, también bastante largo al salir desde el Santuario de la Victoria, buscó calles estrechas y recogidas, muy acordes al estilo de esta hermandad, como dejaron constancia en Arco de la Cabeza o Huerto del Conde, por poner dos ejemplos.
El cierre de la Mater Dei lo puso María Santísima Reina de los Cielos, quien se reencontró con el Santísimo Cristo Resucitado en su altar de la Catedral. Allí, tras el rezo del credo, el trono se puso de nuevo en marcha a los sones de 'Encarnación Coronada', con los hombres de trono y buena parte del público allí congregado cantando el 'Dios te salve'. Precioso. La virgen, bajo el lema de 'Reina Assumpta de los Cielos, ofrenda a tu Fe', salió en su trono del Domingo de Resurrección sin palio y sin candelería, y, al igual que Fe y Consuelo, con una estética muy distinta a la habitual; a todo ello habría que añadirle que buena parte del recorrido lo hizo de noche, algo inédito. Brillante su paso por calle Granada con la marcha 'La Madrugá' buscando ya el camino de regreso a la Iglesia de San Juan, desde donde salió y donde se encerró en vez de en la de San Julián, debido a la exposición que allí está montada con motivo del Año de la Fe.
La tercera imagen mariana fue la de María Santísima de la Encarnación, quien también nos trajo estampas nunca vistas, puesto que hasta ahora siempre la habíamos visto procesionar como parte del grupo escultórico del Santísimo Cristo del Perdón. Esta vez lo hizo sola y en el trono, sin palio, de la titular de la cofradía de los Dolores del Puente. Elegida como representación de la buena nueva de la Encarnación, felicidad de la Fe, procesionó con un resplandor completo y un libro de oraciones en sus manos con el acompañamiento musical de la Banda de Música de la Archicofradía del Paso y la Esperanza. El recorrido de vuelta a Santo Domingo no pudo estar mejor escogido, ya que pasaron por la plazuela de Jesús Castellanos, el que fuera fundador de la cofradía y que falleció hace poco más de un año.
Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, escogida para este día bajo el lema de 'Por tu Fe, llena eres de Gracia', fue la cuarta virgen en ser recibida en la plaza del Obispo, una ubicación más que representativa para la titular mariana de la hermandad de los Estudiantes, tras la cual interpretó marchas procesionales la Banda de Música Julián Cerdán de Sanlúcar de Barrameda. Debido a la gran proximidad de la casa hermandad al recorrido oficial, al terminar éste alargó un poco su camino, lo que nos permitió verla por vías que nunca había transitado (o al menos yo no tengo constancia de ello), como por ejemplo la plaza de la Merced. Antes del encierro, el cortejo al completo bajó hasta el Paseo del Parque para acercarse al Rectorado, donde se conmemoró el 40 aniversario de la vinculación de la Universidad de Málaga con esta hermandad.
La quinta advocación de la Mater Dei fue la de Nuestra Señora de la Caridad, titular mariana de la cofradía del Amor, y que participó en este evento como representación del lema 'La Caridad de tu Fe en la misión del Hijo'. Acompañada musicalmente por la Banda de Música de la Archicofradía de la Expiración, realizó uno de los recorridos más largos de la jornada, y es que fue de las primeras en echarse a la calle y la última que se encerró. Entre medias, dejó grandes momentos, como una gran curva en las calles Cruz Verde y Frailes a los sones de 'Hosanna in Excelsis' y el paso por Madre de Dios por delante de la hermandad del Rocío de La Caleta antes de entrar en la plaza de la Merced y enfilar calle Victoria.
A pesar de ser la procesión que inauguró la tarde de procesiones, la de Nuestra Señora de Fe y Consuelo fue la penúltima en llegar al recorrido oficial. La imagen, como símbolo de 'Tu Fe en la Cruz, nuestro Consuelo', presentó una estética muy diferente a la que estamos acostumbrados. En primer lugar, cabe destacar que fue procesionada en el trono de la otra titular mariana de la hermandad del Monte Calvario, aunque sin palio, mientras que lo que más llamó la atención fue que lo hizo erguida, con una ráfaga y con una gran cruz tras ella. Musicalmente contó con el acompañamiento de la Banda de Música de la Paz; en cuanto al itinerario, también bastante largo al salir desde el Santuario de la Victoria, buscó calles estrechas y recogidas, muy acordes al estilo de esta hermandad, como dejaron constancia en Arco de la Cabeza o Huerto del Conde, por poner dos ejemplos.
El cierre de la Mater Dei lo puso María Santísima Reina de los Cielos, quien se reencontró con el Santísimo Cristo Resucitado en su altar de la Catedral. Allí, tras el rezo del credo, el trono se puso de nuevo en marcha a los sones de 'Encarnación Coronada', con los hombres de trono y buena parte del público allí congregado cantando el 'Dios te salve'. Precioso. La virgen, bajo el lema de 'Reina Assumpta de los Cielos, ofrenda a tu Fe', salió en su trono del Domingo de Resurrección sin palio y sin candelería, y, al igual que Fe y Consuelo, con una estética muy distinta a la habitual; a todo ello habría que añadirle que buena parte del recorrido lo hizo de noche, algo inédito. Brillante su paso por calle Granada con la marcha 'La Madrugá' buscando ya el camino de regreso a la Iglesia de San Juan, desde donde salió y donde se encerró en vez de en la de San Julián, debido a la exposición que allí está montada con motivo del Año de la Fe.
Amigo Rafalillo, no sabes la alegría que tengo de que salieran a la calle todas las procesiones.
ResponderEliminarAl final no te vi... había demasiada gente, pero bueno, eso es lo de menos.
Lo importante es lo bonito que ha sido, y con la emoción añadida con la incertidumbre de la lluvia.
Como bien sabes, la Trinidad sale al lado de mi casa, y fue muy emotivo.
Vi muchas lágrimas en los rostros de los allí presentes, como me imagino que ellos vieron las mías.
Un abrazo.
Pues yo también me alegré, porque la cosa no pintaba bien por la mañana.
ResponderEliminarEra difícil que nos viéramos por toda la gente que había, aunque si te soy sincero yo me esperaba más gente todavía.
Me alegro de que hayas disfrutado y de que te hayas emocionado con esta procesión extraordinaria. En noviembre creo que sale el Cristo de la Agonía en su trono con la Virgen de las Penas y San Juan, así que a lo mejor tenemos una nueva oportunidad para vernos :D
Saludos ;)