Ayer domingo terminé de leer el primero de los libros que pretendo devorar a lo largo de este verano; en concreto, ha sido 'Asesinos sin rostro', del escritor sueco Henning Mankell.
Kurt Wallander es un inspector de policía de la pequeña localidad sueca de Ystad que no atraviesa por un buen momento personal: se acaba de separar de su mujer, apenas se habla con su hija, se lleva más mal que bien con su padre, y encima tiene ciertos problemas con el alcohol, aunque no demasiado graves. Una noche se comete un crimen en el que una pareja de ancianos de Lenarp ha sido brutalmente asesinada. El inspector Wallander es el encargado de resolver este misterioso caso, ya que a priori no existe ningún motivo para que un matrimonio de granjeros haya encontrado tal fin. La única pista con la que cuenta Kurt y su equipo es que la mujer, justo antes de morir en el hospital, pronunció la palabra "extranjero". A partir de ahí se inicia la investigación, la cual va avanzando poco a poco al descubrirse que quizás el robo de una importante suma de dinero haya sido el móvil del crimen y que el marido escondía una doble vida que su mujer desconocía. El posible robo de un coche, llamadas anónimas y amenazantes al inspector, el asesinato de un somalí y otros hechos van guiando a Kurt Wallander en la resolución del caso.
'Asesinos sin rostro' es el primer título de la exitosa saga protagonizada por el inspector Kurt Wallander. El autor, Henning Mankell, parece que ha querido construir una serie de libros que no se centra únicamente en los casos a resolver, sino también en la vida personal de Wallander, un hombre atormentado cuya situación familiar le ha llevado a dejarse en lo físico (bebe con cierta frecuencia, no come debidamente, apenas duerme, etc.), y esto nos lleva a dos historias que, en cierta medida, van cogidas de la mano, pues a veces da la impresión de que Kurt se muestra más o menos lúcido en sus investigaciones según su estado anímico. Como casi cualquier obra del género policíaco que está bien escrita e hilada, el libro engancha desde el principio, aunque no tanto como para terminarlo del tirón; eso sí, tampoco conviene alargar demasiado su lectura (apenas son 300 páginas), ya que una de las pegas que le pongo, y no es una crítica negativa porque es inevitable, es que aparecen numerosos términos suecos referentes a nombres y poblaciones que son fáciles de confundir, pero lo dicho, ante este detalle no podemos hacer nada (lo mismo le pasará a los lectores suecos cuando tienen en sus manos un libro de un escritor español). Lo que sí que no me ha gustado es el final, cuando se resuelve el caso, puesto que resulta un tanto precipitado, casi como por casualidad, aunque también es una muestra de la sagacidad del inspector, quien demuestra estar inspiradísimo cuando parece que el crimen se quedará sin resolver. Tengo entendido que los siguientes libros de la saga mejoran bastante al primero, así que estoy seguro de que la continuaré más adelante para disfrutar de las investigaciones del inspector Kurt Wallander.
Kurt Wallander es un inspector de policía de la pequeña localidad sueca de Ystad que no atraviesa por un buen momento personal: se acaba de separar de su mujer, apenas se habla con su hija, se lleva más mal que bien con su padre, y encima tiene ciertos problemas con el alcohol, aunque no demasiado graves. Una noche se comete un crimen en el que una pareja de ancianos de Lenarp ha sido brutalmente asesinada. El inspector Wallander es el encargado de resolver este misterioso caso, ya que a priori no existe ningún motivo para que un matrimonio de granjeros haya encontrado tal fin. La única pista con la que cuenta Kurt y su equipo es que la mujer, justo antes de morir en el hospital, pronunció la palabra "extranjero". A partir de ahí se inicia la investigación, la cual va avanzando poco a poco al descubrirse que quizás el robo de una importante suma de dinero haya sido el móvil del crimen y que el marido escondía una doble vida que su mujer desconocía. El posible robo de un coche, llamadas anónimas y amenazantes al inspector, el asesinato de un somalí y otros hechos van guiando a Kurt Wallander en la resolución del caso.
'Asesinos sin rostro' es el primer título de la exitosa saga protagonizada por el inspector Kurt Wallander. El autor, Henning Mankell, parece que ha querido construir una serie de libros que no se centra únicamente en los casos a resolver, sino también en la vida personal de Wallander, un hombre atormentado cuya situación familiar le ha llevado a dejarse en lo físico (bebe con cierta frecuencia, no come debidamente, apenas duerme, etc.), y esto nos lleva a dos historias que, en cierta medida, van cogidas de la mano, pues a veces da la impresión de que Kurt se muestra más o menos lúcido en sus investigaciones según su estado anímico. Como casi cualquier obra del género policíaco que está bien escrita e hilada, el libro engancha desde el principio, aunque no tanto como para terminarlo del tirón; eso sí, tampoco conviene alargar demasiado su lectura (apenas son 300 páginas), ya que una de las pegas que le pongo, y no es una crítica negativa porque es inevitable, es que aparecen numerosos términos suecos referentes a nombres y poblaciones que son fáciles de confundir, pero lo dicho, ante este detalle no podemos hacer nada (lo mismo le pasará a los lectores suecos cuando tienen en sus manos un libro de un escritor español). Lo que sí que no me ha gustado es el final, cuando se resuelve el caso, puesto que resulta un tanto precipitado, casi como por casualidad, aunque también es una muestra de la sagacidad del inspector, quien demuestra estar inspiradísimo cuando parece que el crimen se quedará sin resolver. Tengo entendido que los siguientes libros de la saga mejoran bastante al primero, así que estoy seguro de que la continuaré más adelante para disfrutar de las investigaciones del inspector Kurt Wallander.
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