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lunes, 23 de julio de 2018

Los perros de Riga

Hoy he terminado de leer el primero de los libros que pretendo devorar este verano, y en concreto ha sido 'Los perros de Riga', del escritor sueco Henning Mankell.
Dos cadáveres aparecen en un bote salvavidas arrastrado por la corriente en la costa de la localidad sueca de Ystad. El caso es asignado entre otros al inspector Kurt Wallander, quien tendrá que investigar el motivo que se esconde tras la muerte de estas dos personas, cuyos cuerpos han vagado varios días por el Mar Báltico procedentes de Letonia. Es por ello que tendrá que colaborar durante unos días con el mayor letón Karlis Liepa, para más tarde continuar con la investigación en la propia Letonia cuando se descubre que Liepa ha sido asesinado el día de su regreso de Suecia. En Riga conocerá no solamente a Baiba Liepa (la viuda del mayor) y a los coroneles Putnis y Murniers, sino también que este país báltico se halla inmerso en una delicada situación política y social como consecuencia de la disolución de la URSS, y donde la conspiración y la corrupción policial está a la orden del día.
Han pasado cuatro años desde que leí 'Asesinos sin rostro', el primero de los libros que componen la saga del inspector Kurt Wallander, y en cuanto a la valoración que hago de la lectura de este segundo título puedo decir más o menos lo mismo que de su predecesor. En líneas generales me ha gustado: la trama es atrayente a pesar del trasfondo soviético que la envuelve, que al final no me ha resultado tan árido como me esperaba; el autor no se centra exclusivamente en la parte policial, sino que vuelve a darle cierta importancia a la vida personal del inspector, cuya relación es nula con su ex mujer y escasa con su padre y con su hija; por último, el desenlace está bien hilado y no deja cabos sueltos. En cuanto a las pegas, también me repito bastante con el primero de la saga: la continua referencia a nombres y lugares suecos y letones dificulta un poco la lectura y el seguimiento del caso, aunque he de reconocer que no me ha costado tanto como la otra vez; el final de algunos capítulos te deja con ganas de seguir leyendo, pero el libro en conjunto no engancha del todo como para querer devorarlo en dos tardes, ya que algunas páginas se me han hecho un poco cansinas. A este respecto, las comparaciones con Arthur Conan Doyle y con Agatha Christie, los dos grandes del género, son inevitables y es justo reconocer que todavía pongo a Henning Mankell en un escalón por debajo. En cualquier caso, sí que podría concluir que este segundo título de la saga me ha gustado un poquito más que el primero, por lo que seguiré apostando por las aventuras de Kurt Wallander de aquí en adelante, pues a buen seguro me brindará buenas y todavía mejores lecturas.

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