Mi primera lectura de este verano ha sido la de 'El asesinato de Roger Ackroyd', de la escritora británica Agatha Christie.
Mrs. Ferrars muere por sobredosis de veronal apenas un año después de su marido, y días más tarde es encontrado sin vida el cuerpo de Roger Ackroyd, su actual pareja, tras haber sido apuñalado con una daga en el cuello. Antes de suicidarse, Mrs. Ferrars le confesó a Roger que ella había envenenado a su marido, mientras que Roger, poco antes de ser asesinado, recibió una carta de Mrs. Ferrars en la que le revela que había sido víctima de un chantaje el último año. Las primeras sospechas apuntan a Parker, el mayordomo de Roger, quien supuestamente ha llamado al doctor James Sheppard para informar de la muerte de su amo, pero, cuando el doctor llega a la mansión, el mayordomo afirma no haber realizado ninguna llamada. Flora, la sobrina de Roger Ackroyd y prometida de Ralph Paton, hijo de Mrs. Ferrars, acude con el doctor Sheppard a ver a Hercules Poirot, famoso detective privado ya retirado, para que les ayude a resolver el caso y encontrar al asesino, pues entre los sospechosos también está Ralph, que está en paradero desconocido desde que se cometió el crimen.
Agatha Christie es una apuesta segura para los que somos aficionados a la novela detectivesca. Descubrí a la dama del crimen y al detective Hercules Poirot hace diez años gracias a la lectura de 'Asesinato en el Orient Express', y hace tres tuve la ocasión de leer 'El misterioso caso de Styles', el primer libro protagonizado por este icónico personaje; sin embargo, este tercer título no me ha terminado de convencer del todo, y eso a pesar de las grandes expectativas que tenía tras saber que está considerada como la mejor novela policíaca de todos los tiempos, aunque a mí no me lo ha parecido ni de lejos. La historia sigue una estructura similar a las de los otros dos libros, es decir, se comete un asesinato en el que se sospecha de un buen número de personajes, y Hercules Poirot se encarga de investigar lo ocurrido y a través de una serie de pistas que le van guiando hasta dar con el asesino; también nos encontramos con un inseparable compañero de Poirot, que en este caso no es el señor Hastings, sino el doctor Sheppard, que es además el narrador de esta novela. ¿Por qué digo que no me ha convencido este libro? Pues principalmente porque me han resultado muy confusos todos los personajes desde casi el principio, me ha costado hilar la trama y los diferentes hechos que se describen, aunque en las últimas páginas ya sí que me terminé de ubicar; también tengo que reconocer que es el primer libro que leo desde el verano pasado y que no tenía la cabeza totalmente centrada en esta lectura, lo cual no me ha ayudado, las cosas como son. Por otra parte, uno de los aspectos más aclamados de esta novela es su inesperado final, que ciertamente lo es, pero sinceramente no creo que sea lo suficiente como para catalogarla como la mejor novela policíaca de todos los tiempos, o sí y yo no he sido capaz de valorarla como tal. En cualquier caso, a pesar de esta pequeña decepción, no tengo pensado abandonar a Agatha Christie, por lo que estoy seguro de que más pronto que tarde volveré a devorar otras historias de la gran dama del crimen.
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