Como siempre, el
Domingo de Ramos tuvo como punto de partida calle Parras, desde donde la
Pollinica inició su desfile procesional; Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén estuvo acompañado por una agrupación musical en vez de por una banda de música, cambio positivo desde mi punto de vista, mientras que la Virgen volvió a deleitarnos con su característico paso 'pollinico'.
Lágrimas y Favores modificó su itinerario habitual para recorrer calle Nueva antes de entrar en la Alameda, llenando con su gran trono dicha céntrica vía. El
Huerto abrió la tarde del Domingo de Ramos al igual que en los últimos años y destacando, por ejemplo, en la rotonda del Marqués de Larios. El
Dulce Nombre estuvo brillante en calle Echegaray, sobre todo con Nuestro Padre Jesús de la Soledad a los sones de 'Reo de Muerte', y en el cruce de los dos titulares en la Alameda.
Salutación, que originó un retraso de cerca de media hora, culminó de nuevo con éxito su complicada salida desde el interior de San Felipe Neri, mientras que la
Salud destacó en su estación de penitencia en la Catedral. El
Prendimiento fue un apoteosis a la hora de subir la empinada calle Carrión, sobre todo la Virgen (en la imagen superior), que lo hizo del tirón entre los ánimos y los aplausos de los presentes. La
Humildad cerró esta larga jornada inicial y asentó el acompañamiento de las cornetas y los tambores con el misterio del Ecce Homo.
El
Lunes Santo,
Crucifixión (en la imagen de la izquierda) se encontró con el único susto que dio la lluvia en Semana Santa, ya que, al poco de salir, estuvo chispeando unos cinco minutos, pero, por suerte, sólo quedó en eso y pudo continuar por su nuevo recorrido, callejeando por el centro en vez de tirar por Carretería. Los titulares de la cofradía de los
Gitanos estuvieron acompañados, cómo no, de la comunidad calé, que no dejó de cantarles tras sus respectivos tronos.
Dolores del Puente es todo lo contrario: seriedad por encima de todo, principalmente en la Catedral y en el encierro.
Pasión estrenó el nuevo Simón de Cirene que ayuda a llevar la cruz del Nazareno; por su parte, la Virgen del Amor Doloroso volvió a conmovernos con su triste semblante y sus manos entrelazadas. Ni un alfiler cabía en la Plaza del Obispo para presenciar el ya tradicional acto de
Estudiantes, donde los dos tronos fueron levantados a pulso varias veces. Numerosas promesas siguieron el caminar del
Cautivo por las calles de Málaga, lo que generó otra vez un gran salto entre el Cristo y la Virgen, aunque se notó que fue algo menos que otros años; también hay que destacar que los hombres de trono de María Santísima de la Trinidad iban muy enteros ya de regreso por el Puente de la Aurora, a pesar de lo pesado del trono.
El
Rocío puso la nota destacada al abrir el
Martes Santo en vez de cerrarlo; lo que no cambió fue su paso por la Tribuna de los Pobres, donde los dos tronos fueron subidos a pulso hasta en cuatro ocasiones cada uno. Las
Penas se lució como siempre en calle San Agustín, especialmente el Cristo de la Agonía con las marchas 'Costalero del Soberano' y 'Noche de Lunes Santo', momento para el que tuve que esperar dos horas de pie si quería presenciarlo en un buen sitio; como siempre, la elección de pasar por calles estrechas fue un acierto por parte de la cofradía.
Nueva Esperanza repitió el paso por Carretería y Tribuna de los Pobres por segundo año consecutivo, lugar este último donde los dos titulares fueron subidos a pulso muy lentamente entre numerosos aplausos y ovaciones.
Humillación se encerró en su casa hermandad casi a las cuatro de la mañana tras levantar a pulso y mecer en varias ocasiones a sus dos imágenes. El
Rescate, como ya hemos comentado al comienzo, fue la cruz de esta Semana Santa, ya que, sobre las nueve de la noche,
una de las pletinas del trono de la Virgen de Gracia cedió y, ante dicha situación,
no tuvo otra opción que dar media vuelta y regresar a calle Agua; como se aprecia en la imagen superior, la Virgen fue bajada del trono, que tuvo que ser llevado con especial cuidado y con algunos hermanos sujetando las barras de palio con cuerdas para que la cosa no fuera a más. La
Sentencia se vio perjudicada por este desgraciado percance, ya que estaba justo detrás del cortejo del Rescate, que le abrió el paso por Carretería para que pudieran continuar; bonito el detalle de los hombres de trono de uno de los varales del trono de la Virgen del Rosario, que cedieron su puesto a los de la accidentada Virgen de Gracia.
Salesianos presentó una drástica novedad en la parte musical, ya que este año ha preferido que el trono estuviese acompañado por una banda de cornetas y tambores en vez de una de música, como venía haciendo en los últimos tiempos.
Fusionadas se apoderó del centro con su largo cortejo de cuatro tronos, a cuyos titulares les cantó una saeta el ya veterano Pepe de Campillos desde un balcón de calle San Juan. Decenas de palomas salieron al encuentro de la Virgen de ojos verdes, la
Paloma, al tiempo que Nuestro Padre Jesús de la Puente del Cedrón era conducido por el popular 'Berruguita' por la Alameda (imagen superior). 'El
Rico' y María Santísima del Amor liberaron a un nuevo preso en la Plaza del Obispo en presencia de muchos malagueños que no quisieron perderse un acto con varios siglos de historia. La
Sangre brilló con luz propia en la noche del
Miércoles Santo gracias a que la Virgen de Consolación y Lágrimas estrenó el dorado de su nuevo trono, a falta solamente de los arbotantes y algún que otro detalle.
Expiración volvió a dar ejemplo como ninguna otra de cómo procesionar; este año, para conmemorar los 70 años de la llegada a Málaga de la talla, el crucificado salió a la calle sin potencias y en una cruz plana y sin remates.
Santa Cruz abrió el día grande de la semana con su marcado carácter de seriedad y pasó por segundo año consecutivo por Arco de la Cabeza, donde más se luce un trono de pequeñas dimensiones como el de Nuestra Señora de los Dolores en su Amparo y Misericordia. Los dos tronos de la
Cena (la Virgen, en la imagen superior) destacaron en el recorrido oficial, sobre todo en la Alameda con los numerosos cambios de ritmo que impusieron los portadores. También en la arbolada calle brilló
Viñeros, a pesar de tener unos tronos bastante más reducidos que los de la Cena, con su Nazareno y su Virgen del Traspaso y Soledad.
Mena vivió una noche agridulce, ya que su Cristo de la Buena Muerte y Ánimas contó con la presencia de numerosos legionarios que no dejaron de cantar una y otra vez 'El novio de la muerte', pero la Soledad no estuvo acompañada por la Marina, que, al parecer, no contaba con los voluntarios necesarios para desfilar el
Jueves Santo. La
Misericordia protagonizó varios cruces en la Alameda, tanto a la ida como a la vuelta, y tanto 'El Chiquito' como el Gran Poder fueron levantados a pulso al encuentro de otras cofradías. Una de ellas fue
Zamarrilla, que hizo lo propio con el Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura; en la Tribuna de los Pobres, los hombres de trono también subieron a pulso a sus titulares. La Virgen de la
Esperanza reinó de nuevo en Málaga con su imponente trono, mientras que el Nazareno del Paso dio la bendición tanto en la Plaza de la Constitución como en la Tribuna de los Pobres; por cierto, que el encierro fue una auténtica maravilla, con los dos tronos 'bailando' delante de la casa hermandad. Ya de madrugada, la
Vera Cruz hizo estación de penitencia en la Catedral en medio del silencio que le caracteriza.
El
Viernes Santo,
Dolores de San Juan, que partió de nuevo de las naves de la Iglesia de San Juan tras su restauración, destacó por el carácter humilde y fúnebre en todo su recorrido acompañado únicamente por capillas musicales. El
Descendimiento lució especialmente en el Parque, siendo la única cofradía que la recorre, y volvió a pedir la simbólica venia en el Ayuntamiento para seguir con el desfile procesional. El misterio del
Monte Calvario salió a la calle con el trono ya completo del todo, una maravilla que realza más si cabe el doloroso momento que escenifica; como siempre, los dos tronos acudieron al primer templo de la ciudad para hacer estación de penitencia. El
Traslado brilló en la parte final de su recorrido, principalmente a partir de la Tribuna de los Pobres y siguiendo por la Rampa y Puente de la Aurora. Muy bonita la entrada del Cristo del
Amor en la Plaza de la Constitución (en la imagen) con el único sonido de las cajas chinas de los tambores de la banda que le acompañaba, y también la Virgen de la Caridad, a la cual le cantaron varias veces el 'Ubi Caritas'. La
Piedad conmovió como siempre a los presentes con el triste momento en el que la Virgen María recoge entre sus brazos a su hijo muerto. El
Sepulcro impuso un respetuoso silencio al paso del catafalco con Cristo muerto a los sones de la 'Marcha Fúnebre' y para dar el pésame a la Virgen de la Soledad. Por último,
Servitas apagó las luces de Málaga para destacar a la implorante María Santísima de los Dolores.
El
Domingo de Resurrección, el Santísimo Cristo
Resucitado, a cuyo trono se le ha incorporado una lápida abierta, y María Santísima Reina de los Cielos (en la imagen), cerraron una larga y casi brillante Semana Santa; el trono de la Virgen dio el susto nada más empezar, ya que estuvo a punto de volcarse en la maniobra de salida de la Iglesia de San Julián, lo que provocó que las velas de la candelería estuvieran notablemente torcidas durante todo el recorrido.
Se acabó una semana con
numerosos y grandes momentos para el recuerdo,
tanto para bien como para mal, haciendo
especial hincapié en el desafortunado percance que sufrió la cofradía del Rescate y que le impidió completar el recorrido previsto.
Por segundo año consecutivo, y ya es noticia,
no ha llovido ningún día, si exceptuamos las cuatro gotas que cayeron a primeras horas de la tarde del Lunes Santo, por lo que todas las cofradías pudieron salir a la calle con la tranquilidad de que el tiempo iba a respetarles. En lo que a mí respecta, ha sido una inolvidable semana que me ha dejado muy cansado, un bendito y deseado cansancio que, con el paso de los días y largas horas de sueño, ya se va olvidando. Hasta
casi 90 horas he estado en la calle para ver a los sagrados titulares y hacer
cerca de 7.600 fotografías, una cifra que se verá reducida cuando elimine aquéllas que no salieron todo lo bien que uno pretendía. He presenciado
5 salidas y media (de la Pasión sólo llegué a ver salir la Virgen) y
11 encierros; además, en los días previos, acudí a
16 traslados, tres de ellos claustrales.
El año pasado comenté que éste pasaría algunos días de la Semana Santa en Jerez para ver la de allí,
y, como habéis comprobado,
no ha sido así, aunque por ciertos motivos de conveniencia de fechas y trabajo de mis padres.
El año que viene espero poder cumplir mi promesa y rememorar los casi ya olvidados momentos de la Semana Santa jerezana que rondan por mi cabeza de cuando contaba ocho, diez, doce años. Sea donde sea,
no hay más remedio que esperar impacientes a que el 17 de abril de 2011 se dé el primer toque de campana.