El pasado sábado 23 de marzo me acerqué al Centro de Ciencia Principia para asistir a una de las charlas del ciclo de conferencias que organiza este centro cada curso; en concreto, la charla en cuestión llevaba por título '¡Que las matemáticas te acompañen!' y fue impartida por Clara Grima, divulgadora matemática y profesora en la Universidad de Sevilla.
Como suelo hacer en estos casos, llegué a Principia con bastante tiempo de antelación, en primer lugar para echar un rato en la Sala Tomás Hormigo con los numerosos módulos y juegos con los que cuenta (especialmente los relacionados con las matemáticas y los rompecabezas), y luego porque sabía que la Sala Faraday se iba a quedar pequeña teniendo en cuenta que la ponente es una de las divulgadoras matemáticas más importantes y conocidas de España, y no quería quedarme fuera por llegar un poco tarde; en efecto, la sala se llenó completamente, y algunos asistentes incluso tuvieron que quedarse de pie.
A las doce, uno de los responsables del Centro de Ciencia Principia presentó brevemente a Clara Grima, aunque en realidad no necesita presentación tratándose de quién es, tras lo cual la matemática sevillana dio comienzo con su charla planteando tres preguntas que le han hecho a lo largo de su vida. Las dos primeras nos las han hecho a todos alguna vez: una es "¿A quién quieres más, a mamá o a papá?", para la cual no hay respuesta, mientras que la otra es "¿Qué quieres ser en el futuro?", y aquí ya sí que depende de cada uno. De la tercera pregunta hablaremos más adelante. Pues bien, Clara Grima nos contó que de pequeña soñaba con ser Lola Flores o Madonna, pero lo de cantar no era lo suyo, así que, cuando llegó el momento de elegir carrera cursando COU, tuvo que elegir entre Matemáticas y Filosofía, y se decantó por la primera, que además era su asignatura favorita. Tras varios años estudiando, defendió su tesis doctoral y se dedicó a la investigación y a la docencia universitaria, pero fue a raíz de una actividad realizada en la clase de uno de sus hijos, que por entonces tenía 3 años, cuando emprendió el camino de la divulgación; en particular, le explicó a esos pequeñajos lo que eran los diagramas de Voronoi.
Este concepto, sencillo en su planteamiento y ejecución, no se enseña ni tan siquiera en la ESO o el Bachillerato, pero ella nos mostró el ejemplo que usó para que niños de 3 años lo entendieran (los personajes de Los Lunnis están en el patio de recreo y hay que averiguar quién está más cerca del caramelo que hay en el suelo), y tras ello las numerosas aplicaciones reales que tiene: encontrar la farmacia más próxima a nuestra ubicación, determinar la región que domina cada futbolista en un partido, dónde ubicar un nuevo servicio público en una ciudad, etc. Para entender mejor este concepto, Clara puso un vídeo en el que se observa claramente cómo se determinan las regiones de Voronoi utilizando pintura y un par de cristales. Poco después de publicar en el blog Naukas un artículo sobre los diagramas de Voronoi, un biólogo de su misma universidad, Luisma Escudero, se puso en contacto con ella, y con él colaboró a partir de entonces en una investigación acerca de las células epiteliales que hace pocos meses derivó en el descubrimiento de un nuevo sólido geométrico, el escutoide, y en la posterior publicación de un artículo en la prestigiosa revista científica Nature Communications el pasado mes de julio de 2018. Tan importante fue este descubrimiento que hasta The New Yorker se hizo eco de esta noticia, así como otros muchos medios, aunque principalmente más allá de nuestras fronteras, en España más bien poco.
Ahora sí, Clara Grima nos planteó la tercera de las preguntas de las que nos habló al principio, que no es otra que "¿Para qué sirven las matemáticas?". Esta pregunta también me la hacen a mí cada dos por tres, es lo que tiene ser profesor de Matemáticas, y es la que más le molesta a nuestra ponente, sobre todo porque, cada vez que una persona se la hace o le dice que no sirven para nada, resulta que esa persona está con un móvil en la mano, y es que habrá algún objeto en nuestra vida cotidiana que use más matemáticas que un smartphone. ¡Qué ironía! Clara aprovechó esto para hablar de una de las acciones más habituales cuando manejamos un móvil o un ordenador, que no es otra que usar el buscador de Google, cuyo algoritmo funciona (¡oh, sorpresa!) con matemáticas, aplicadas a la informática claro está, para mostrarnos en menos de un segundo una lista de enlaces relacionados con lo que queremos encontrar, y además ordenados por importancia. Como bien dice ella, el algoritmo de Google, al igual que un cuadro de Picasso, es una obra de arte.
Y de la relación entre las matemáticas y la informática siguió hablando, concretamente partiendo de la afirmación de un científico y diciendo que saber matemáticas y programación es lo mismo que tener superpoderes, y puso como ejemplos al propio Google, así como a Facebook, Amazon o Apple, cuyos fundadores y directores ejecutivos son matemáticos o ingenieros, y son a fin de cuentas los que controlan el mundo con nuestros datos y con toda la información que les proporcionamos sin casi darnos cuenta. Para terminar con su charla, Clara quiso destacar la escasa presencia femenina en las carreras científicas, y es que, como ella afirma, cuando va a dar clase a la universidad parece más bien profesora de despedidas de soltero que de matemáticas a tenor de las pocas chicas que hay en la titulación de la que es docente. Y para prueba, un dato: apenas el 10 % de los estudiantes que se matriculan en una ingeniería de la rama informática en la Universidad de Sevilla son mujeres, y eso que fue Ada Lovelace la pionera de la computación allá por el siglo XIX; eso sí, está la excepción de Ingeniería de la Salud, donde sí que hay paridad, quizás por llevar ese apellido sanitario que tradicionalmente se ha asociado a las mujeres. Finalmente, Clara Grima cerró su intervención diciendo que el futuro se escribe con M de matemáticas... y de mujer.
Tras unos más que merecidos aplausos por una charla cargada de matemáticas y mucho humor, Clara respondió a las preguntas que le hicieron algunos de los asistentes. De sus respuestas supimos, entre otras cosas, que el nombre de los escutoides se deriva del apellido de su compañero biólogo (Escudero), que solamente dos o tres de los 16 investigadores que formaron parte del descubrimiento de los escutoides son fijos en la universidad, o que esa fama científica no se ha traducido precisamente en más fondos ni en más presupuesto para sus investigaciones. Como no podía ser de otra forma, el personal de Principia le regaló el ya tradicional rodillo antigravitatorio en miniatura, tras lo cual muchos de los asistentes se acercaron a Clara Grima para hacerse una foto con ella, y yo no fui menos, que la conozco desde hace varios años por participar en el Carnaval de Matemáticas y me hacía mucha ilusión conocerla en persona.
Y de la relación entre las matemáticas y la informática siguió hablando, concretamente partiendo de la afirmación de un científico y diciendo que saber matemáticas y programación es lo mismo que tener superpoderes, y puso como ejemplos al propio Google, así como a Facebook, Amazon o Apple, cuyos fundadores y directores ejecutivos son matemáticos o ingenieros, y son a fin de cuentas los que controlan el mundo con nuestros datos y con toda la información que les proporcionamos sin casi darnos cuenta. Para terminar con su charla, Clara quiso destacar la escasa presencia femenina en las carreras científicas, y es que, como ella afirma, cuando va a dar clase a la universidad parece más bien profesora de despedidas de soltero que de matemáticas a tenor de las pocas chicas que hay en la titulación de la que es docente. Y para prueba, un dato: apenas el 10 % de los estudiantes que se matriculan en una ingeniería de la rama informática en la Universidad de Sevilla son mujeres, y eso que fue Ada Lovelace la pionera de la computación allá por el siglo XIX; eso sí, está la excepción de Ingeniería de la Salud, donde sí que hay paridad, quizás por llevar ese apellido sanitario que tradicionalmente se ha asociado a las mujeres. Finalmente, Clara Grima cerró su intervención diciendo que el futuro se escribe con M de matemáticas... y de mujer.
Tras unos más que merecidos aplausos por una charla cargada de matemáticas y mucho humor, Clara respondió a las preguntas que le hicieron algunos de los asistentes. De sus respuestas supimos, entre otras cosas, que el nombre de los escutoides se deriva del apellido de su compañero biólogo (Escudero), que solamente dos o tres de los 16 investigadores que formaron parte del descubrimiento de los escutoides son fijos en la universidad, o que esa fama científica no se ha traducido precisamente en más fondos ni en más presupuesto para sus investigaciones. Como no podía ser de otra forma, el personal de Principia le regaló el ya tradicional rodillo antigravitatorio en miniatura, tras lo cual muchos de los asistentes se acercaron a Clara Grima para hacerse una foto con ella, y yo no fui menos, que la conozco desde hace varios años por participar en el Carnaval de Matemáticas y me hacía mucha ilusión conocerla en persona.
Nota: este post forma parte del Carnaval de Matemáticas, que en esta octagésima segunda edición, también denominada X.2, está organizado por Rafael Martínez González a través de su blog El mundo de Rafalillo.
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