sábado, 6 de diciembre de 2008

Viaje a Valencia: día 4

Jueves, 24 de julio de 2008

7:30
Hora de levantarse en el último día completo que vamos a pasar en Valencia. Tras una ducha para despertarme del todo, bajamos al comedor, donde, al igual que en los días anteriores, me tomo un desayuno copioso para aguantar toda la mañana.
Una vez que cogimos la cámara de fotos y el plano de la ciudad, nos fuimos a la parada del metro para ir al centro de Valencia. Hoy jueves, la ruta sería más relajada, ya que lo importante ya estaba visto y lo que quedaba por visitar quedaba casi todo por la misma zona, por lo que no tendríamos que andar demasiado.

9:45
En primer lugar, fuimos al Mercado Central, un edificio modernista que combina el metal y el vidrio; destacan, sobre todo, la gran cúpula central y la fachada, ambas muy bonitas.
Justo enfrente, se encontraba la Lonja de la Seda, un edificio gótico del siglo XV declarado Patrimonio de la Humanidad; a primera vista, parece una fortaleza más que una lonja, pero, en parte, tiene su explicación, ya que contiene un calabozo donde eran introducidos los ladrones de la seda y los mercaderes poco honrados. De las estancias que tiene este monumento, destacan dos por encima del resto: la Sala de Contratación, una nave con grandes columnas y bóvedas, y la Sala del Consulado del Mar, con un techo de madera y con relieves de gran calidad. A esta sala, se accede a través de una escalera que empieza en el Patio de los Naranjos de la Lonja.
A continuación, entramos en dos iglesias: la Iglesia de San Martín y la Iglesia de Santa Catalina, especialmente bella esta última, con una nave central de estilo gótico y varias capillas en los laterales.

11:00
El martes, dejamos pendiente subir el Miguelete, la torre de la Catedral de Valencia. ¡Qué cansancio! Lo menos tardé diez minutos en subir la torre por unas escaleras, por cierto, bastante altas y estrechas, y un techo que, por momentos, me obligó a encogerme si no quería darme algún coscorrón en la cabeza. Al llegar arriba, lo primero que hice fue coger un poco de aire y sentarme un poco, porque la subida te dejaba medio muerto. Y encima, pagando dos euros... Por lo menos, las vistas de la ciudad eran estupendas: se podían ver las Torres de Quart, las Torres de Serranos, la torre de Santa Catalina, el Mercado Central, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el techo de la Catedral, etc.Después de bajar el Miguelete (otro suplicio más, aunque menos que la subida), nos dirigimos a la Puerta de los Apóstoles, donde a las 12 de la mañana de cada jueves se reune el Tribunal de las Aguas para dirimir los conflictos por el agua de riego de las acequias de Valencia. Hoy en día, es rara la ocasión en la que tiene lugar un juicio de verdad, y tampoco ocurrió esta vez.

12:15
Antes de comer, visitamos el Centro Arqueológico de L'Almoina, el cual alberga las excavaciones arqueológicas que el Ayuntamiento de la ciudad realizó entre 1985 y 2005. El mayor interés de este museo, aparte de las numerosas piezas de cerámica y monedas que se encontraron, son los restos de los edificios de las épocas romana, visigoda e islámica. Entre dichos restos, pudimos ver el Alcázar islámico, las termas, el foro, la curia, etc., en un itinerario en el que nos guió una chica que nos explicó toda la historia de estos restos con todo detalle. Además, en la calle, el suelo estaba acristalado para que se pudieran ver desde fuera las excavaciones.
Como ya eran casi las dos, decidimos interrumpir la ruta para buscar un sitio para almorzar. Tras una pequeña discusión en la que no nos poníamos de acuerdo a la hora de elegir restaurante, al final acabamos en uno cerca de la Plaza del Ayuntamiento que tenía un menú de dos platos, bebida y postre por unos once euros.

16:30
Después de comer, fuimos en dirección a Mestalla, el estadio del Valencia, donde aprovechamos para hacernos algunas fotos delante de la fachada principal.
A continuación, fuimos a los Jardines de Monforte, un lugar muy tranquilo para poder pasear y descansar, como hicimos nada más llegar al ver un banco a la entrada. Sus estanques, estatuas de mármol, fuentes, árboles y demás vegetación invitan a cualquiera que quiera relajarse a entrar en estos jardines. Una maravilla.A pocos metros, se encontraba los Jardines del Real, también conocido como de los Viveros. Éste es mucho más grande que el anterior, pero, a su vez, también es más bullicioso, ya que cuenta con parques infantiles, un pequeño zoológico y un museo de ciencias. Al igual que los Jardines de Monforte, los del Real están repletos de figuras escultóricas y estanques que hacen agradable pasear por los caminos que deja entre sí la frondosa vegetación.

18:30
Como he comentado, dentro de los Jardines del Real se encontraba el Museo de Ciencias Naturales, compuesto, principalmente, del legado que hizo José Rodrigo Botet a la ciudad de Valencia. El museo consta de cuatro áreas expositivas: 'La contribución valenciana a las Ciencias Naturales'; 'Historia de la vida y evolución', la zona más importante, con una colección paleontológica en la que destacan los esqueletos de dinosaurios y los restos fósiles; 'El área de malacología', con una completa representación de la fauna malacológica de la Comunidad Valenciana y otros ejemplares exóticos; y 'Ecosistemas valencianos', donde se muestra la variedad y la riqueza de los ecosistemas de la comunidad levantina.
19:00
Terminada ya la visita al Museo de Ciencias Naturales, poco más podíamos hacer, porque no dejamos prácticamente nada sin ver. Aprovechamos para pasear tranquilamente por los Jardines del Real y cruzar el antiguo cauce del Turia por el Puente del Real, el cual contiene dos esculturas dedicadas a San Vicente Ferrer y San Vicente Mártir, para descansar otra vez, que los días anteriores ya pesaban demasiado.
En dirección al centro, pasamos por la estatua erigida a Alfonso 'El Magnánimo', en la que nos hicimos unas fotos. En lo que quedaba de tarde, fuimos en busca de una tienda en la que vendieran petardos, ya que Jose quería comprar algunos, pero entre que cuando llegamos al establecimiento que le habían recomendado ya estaba cerrando y que también pensamos en que en el control del equipaje del tren probablemente no lo dejarían pasar, al final, se quedó con las ganas.

21:00
A esta hora, nos fuimos a cenar a un chino cerca de la parada donde cogemos el metro que nos lleva al hotel. Como muchos sabéis, los restaurantes chinos no me hacen mucha gracia, pero como Jose, Miguel y Pepe querían, pues había que resignarse. Y, como era de esperar, no comí mucho, solamente arroz tres delicias y tallarines, porque del resto no me gustó nada.
Cuando llegamos al hotel, Jose, con la cámara de Miguel, y yo, con la mía, hicimos cada uno un vídeo de las habitaciones, aprovechando que estaban las camas hechas y todo limpio. Por último, medio hicimos las maletas para no estar apresurados la mañana siguiente, ya que el tren salía a las once y media de la mañana. Las últimas horas de nuestra estancia en Valencia, os lo contaré en la entrada correspondiente al viernes 25 de julio.

P.D.: os pido perdón por haber tardado tanto en continuar mi viaje a Valencia, pero una entrada como esta requiere bastante tiempo y, por desgracia, hasta hoy no he dispuesto del necesario para poder redactarla. La que queda espero que en diez días esté disponible.

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