domingo, 31 de enero de 2010

Vía Crucis del Nazareno de la Pasión

En la tarde-noche de ayer, salió en Vía Crucis la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, en uno de los numerosos actos programados con motivo del LXXV aniversario de la fundación de la cofradía del Lunes Santo.
Como estaba previsto, a las seis de la tarde se abrieron las puertas de la Iglesia de los Santos Mártires para que se iniciase el cortejo. No había demasiado público congregado al comienzo de la procesión, apenas dos centenares de personas, no obstante, con el paso de los minutos, sí se notó una mayor afluencia de 'semanasanteros'. El Nazareno de la Pasión salió en un trono más pequeño que el que usa cada Lunes Santo, aunque se parecía bastante a éste, ya que también era plateado y tenía un farol en cada esquina. El cortejo lo iniciaba la cruz guía escoltada por dos faroles, seguida por dos largas hileras de hermanos de la cofradía portando velas y algunos enseres, como la Bandera Sacramental y el guión; justo delante del trono, el cuerpo de acólitos y la Capilla Musical de la Expiración, con el fin de imponer más recogimiento a la procesión.
El itinerario sufrió varios cambios en los últimos días con respecto al que se anunció inicialmente; tras salir de la Iglesia de los Mártires, el cortejo siguió por Comedias para dirigirse a la Parroquia de San Felipe Neri, donde se celebró el Cabildo Constituyente de la Archicofradía. Luego, discurrió de nuevo por Comedias para desviarse por Lazcano y Convalecientes, donde se encuentra la Casa Hermandad, y continuar por Santa Lucía y Granada; el serpenteante itinerario siguió por San Agustín, que volvió a dejar patente que es la mejor calle de Málaga para el paso de una procesión, Santa María, Sánchez Pastor, Granada, Santa Lucía y regreso al templo de los Mártires.
Durante el itinerario, se leyeron las estaciones del Vía Crucis al encuentro de los estandartes de la cofradía que señalaban los puntos que, por alguna razón, tienen relación con la corporación del Lunes Santo; entre otros lugares, las estaciones fueron leídas en el interior de la Iglesia de los Mártires, en la Casa Hermandad de la Sangre, en la Iglesia de San Felipe Neri, en calle Convalecientes, en la Iglesia de San Agustín, en la Catedral, etc. El cortejo se recogió en el templo de los Mártires sobre las diez de la noche.

viernes, 29 de enero de 2010

Cifras (X)

Hace ya bastante tiempo que la sección de 'Cifras y letras' no se asoma por este blog, así que ya va siendo hora de que caiga una nueva prueba, que hoy será de cifras, según el orden establecido desde comenzó dicha sección. Por si no os acordáis, las reglas son muy sencillas: no existe límite de tiempo para responder, podéis hacerlo siempre que queráis, y el ganador será el que haya contestado con la mejor solución al problema que os voy a plantear ahora.
El problema de hoy dice así: tenéis que obtener el año en el que nos encontramos, es decir, el 2010, usando los diez dígitos (0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9) a lo sumo una vez cada uno y las operaciones matemáticas básicas (la suma, la resta, la multiplicación y la división); también se permite la concatenación de dos dígitos, pero, al ser una operación 'trampa', su uso se contabilizará doble. El ganador será aquél cuya propuesta necesite menos números y menos operaciones para conseguir el 2010.
Es bastante sencillito, no creo que tengáis muchos problemas para acercaros a la solución óptima. ¡Mucha suerte!

P.D.: os recuerdo también que todavía podéis intentar mejorar las soluciones de las pruebas anteriores de esta sección.

miércoles, 27 de enero de 2010

No es mío, pero es interesante (IX)

Como viene siendo costumbre cada dos semanas aproximadamente, hoy tenemos una nueva recopilación de entradas de otros blogs y webs que más me han interesado en los últimos días. De nuevo, uno de esos blogs se ha colado en la lista con dos apariciones, concretamente hablamos de El Revés, que seguro que se convertirá en un asiduo de esta sección. Como siempre, hay algo de humor, de ciencia, de curiosidades y vídeos que os dejarán sorprendidos.
La lista de hoy la conforman las siguientes entradas:
  • Peinar la esfera: del remolino de un niño a un ciclón pasando por la topología algebraica: por qué una pelota de tenis no de puede 'peinar' en una sola dirección tiene relación con que siempre hay un punto de nuestro planeta en el que no hay viento.
  • La aurora boreal en time lapse: un bellísimo fenómeno de la naturaleza del que no podemos disfrutar en nuestra latitud excepto a través de vídeos como éste, a no ser que vayamos de viaje a Noruega u otro país nórdico para contemplarlo en directo.
  • Imágenes del eclipse solar del día 15: si en la última entrega os enlazaba a una entrada sobre el eclipse de Luna de Nochevieja, ahora os traigo el eclipse anular de Sol que hubo el otro día, cuya duración no se superará hasta dentro de mil años.
  • ¿Todas las tapas de las alcantarillas son redondas?: yo ya sabía el motivo de por qué son redondas, pero resulta que no es la única forma adecuada para este fin.
  • Un triángulo muy rítmico: hablando de formas geométricas, en este vídeo, el protagonista juega con unas bolas ayudándose de un gran triángulo generando un ritmo con los golpes de las bolas bastante hipnotizante. A mí me recuerda al sonido del galope de un caballo.
  • ¿Hacia qué lado gira la esfera?: un efecto óptico en tres dimensiones muy conseguido. El efecto se nota, principalmente, si miras la esfera fijamente y después de reojo mientras lees el texto que explica el efecto.
  • Wally se encuentra en...: ¡por fin le han encontrado! ¡Cuántas tardes tan entretenidas me ha hecho pasar este personajillo! Todavía conservo sus libros.
  • Surfeando por un tubo: espectacular grabación a cámara lenta de un surfista bajo una enorme ola. La sensación que uno experimenta en ese momento tiene que ser brutal.
  • Una foto, tres mensajes: un clarísimo ejemplo de hasta dónde puede llegar la manipulación de imágenes en la prensa.
  • ¿Por qué se duermen las piernas?: no será la primera vez que alguna parte de vuestro cuerpo se os duerme y apenas podéis moverlo. La explicación la tienen los nervios.
  • ¿Cómo quitarse la ropa en un segundo?: más rápido, imposible. Ahora tendrían que inventarse la forma de vestirse en un segundo, porque a las mujeres les vendría muy bien :P.
  • Cómo explicar qué es el sexo para que todos te entiendan: y para terminar, una ingeniosa manera de ver el sexo y las formas en las que puede llegar a expresarse. Muy directo y visual.
¿Qué os han parecido los enlaces que os he recomendado hoy? Contadme vuestras impresiones con un comentario ;)

lunes, 25 de enero de 2010

Valdano, cállate la boca

Hoy no tocaba escribir sobre el partido disputado ayer entre el Real Madrid y el Málaga, aunque me olía que, por alguna extraña razón, acabaría sentándome frente a mi portátil para escribir algunas líneas parecidas a las que podréis leer a continuación, más o menos como ocurrió la temporada pasada, casualmente en el mismo partido. ¿Casualidad?
Pongámonos en situación. Minuto 70 del partido. El Real Madrid vence por 2-0 al Málaga. Casillas saca de portería y le envía el balón a Cristiano Ronaldo, que está siendo defendido por el defensa danés del Málaga Mtiliga. Y ocurre lo siguiente:

Ahora que ya habéis visto la jugada, pasemos a las declaraciones posteriores al partido de Jorge Valdano y Cristiano Ronaldo.
Empecemos con lo que ha dicho el Director General del Real Madrid: "Un árbitro tiene que saber quién hace por el espectáculo y quién por interrumpirlo. Cristiano hace por jugar, quiere jugar y tiene ganas de jugar. Cuando le agarran por detrás intenta soltarse porque quiere jugar siempre, mientras otros se tiran al suelo para simular una falta". Veamos, señor Valdano: un árbitro, normalmente, cuando un jugador interrumpe el espectáculo del fútbol con una falta, la sanciona y pita falta y amonesta al jugador en base a la normativa. ¿Hasta aquí bien, no? Bueno, sigamos. Nadie duda que Cristiano Ronaldo hace por el espectáculo del fútbol, pero dices que Cristiano hace por jugar, quiere jugar y tienes ganas de jugar. Por lo que veo, a Cristiano, aparte de jugar al fútbol, le gusta jugar a dar codazos, porque la de ayer no es la primera agresión del jugador, o ¿ya no te acuerdas de la patada que le dio Cristiano a un jugador del Almería hace unas jornadas, y que también le costó la expulsión? Ah, y ahora que caigo, tanto decir que saber quién hace por interrumpir el espectáculo: qué calladito te quedaste cuando al principio de la temporada el madridista Drenthe fue al tobillo del jugador del Tenerife Marc Bertrán para dejarle cuatro meses sin poder jugar. ¿Qué pasa con Drenthe, que es especial y no pasa nada, no?
Cristiano intenta soltarse porque quiere jugar siempre, pero ¡qué manera de soltarse!: rompiéndole la nariz al rival. Si quisiera jugar siempre, se intentaría zafar del defensa sin tener que hacer uso de la violencia, no como hizo ayer y en otros partidos, y, te duela o no te duela, lo que hizo Cristiano ayer estuvo muy mal y lo tienes que reconocer, aunque claro, es Cristiano Ronaldo y tenemos que adorarle y besarle los pies, porque todo lo que él hace es sagrado. Todavía no he terminado contigo, Jorge. "Mientras otros se tiran al suelo para simular una falta". ¿Me vas a decir que Cristiano Ronaldo no se ha tirado esta temporada nunca para engañar al árbitro? Es más, ¿me vas a decir que tú, que has sido futbolista profesional e incluso internacional, nunca te has 'desmayado' sobre el césped? Venga hombre, no me vengas con historias. Primero mírate lo que tú has hecho y después, en base a ello, habla como un hombre, no como una nenaza. Porque los futbolistas del Madrid son de lo más marrulleros que hay en el fútbol español, empezando por Sergio Ramos, que cuando comete una falta siempre eleva los brazos al cielo porque él no ha hecho falta, si él es un alma de la caridad, o Guti, que es un prepotente y un engreído que va por los campos de España diciéndole a la cara de los rivales el dinero que gana y riéndose de la milésima parte que ganan los demás, o Raúl que "también hace por el espectáculo" como tú dices y todavía me acuerdo del gol que metió en Champions con la mano. Pero bueno, es el Real Madrid y hay que perdonarle todo.
Pasemos al protagonista del partido de ayer. Por si todavía no ha quedado claro: según veis en la imagen superior, ¿le da un codazo y bien dado, no? Vale, sigamos con lo que ha dicho Cristiano Ronaldo: "Es una vergüenza que el árbitro me haya expulsado. Eso no es roja ni aquí ni en ningún lado del mundo". Cristiano, ¿tú en qué mundo vives? En el que te conviene, porque ¿qué habrías dicho si los papeles estuvieran cambiados? Esto: "La acción era de roja aquí y en Pekín". Pues nada, como, según tú, no es roja, la próxima vez que te den a ti el codazo y que al rival le amonesten con tarjeta amarilla, a ver qué te parece. Más cositas que dijiste: "Fue mala suerte porque el chico del Málaga sólo mide 1'70 y si hubiera sido más alto le hubiera dado en el pecho". ¿Mala suerte porque era bajito? ¿Es que si le das en el pecho, en el cuello o en la boca en vez de en la nariz entonces no hubiera pasado nada? No le podrías haber dejado sin respiración o romperle algunos dientes, claro, sólo si le doy en la nariz es cuando duele. Pues no, señorito, que te crees muy listo, y esa excusa no vale.
Venga Cristiano, que todavía tenías que llorar más: "El que juega a fútbol sabe que mi intención no es agredirle, sino defenderme de su agarrón. Yo no quería lesionarle". Ja, y yo me lo creo. Mirad con atención el vídeo de arriba, concretamente los minutos 0:17, 0:26 y, especialmente, 0:32. Se observa claramente que Cristiano Ronaldo mira de reojo atrás para saber dónde está Mtiliga y propinarle el codazo, luego es indiscutible que su intención era agredir al contrario y lesionarle. Y yo me pregunto: ahora, los periodistas no se ponen de acuerdo sobre si la agresión era intencionada o no, pero ¿dudáis de que, si el agresor hubiera sido Weligton y el agredido Cristiano Ronaldo, el jugador del Málaga estaría condenado a cadena perpetua y a ser acribillado a insultos e improperios por parte de esos mismos periodistas? Porque se dice que a Cristiano le van a sancionar con uno o dos partidos, pero, de ser Weligton, como todos se acuerdan del pisotón que le dio a Messi, estarían hablando de diez o doce partidos. ¡Qué importante es en el fútbol, y en la vida en general, ganar más dinero que nadie, y ser más conocido que nadie, y ser más adorado que nadie, y ser...!
Ya estoy casi terminando. Valdano, de nuevo contigo. ¿Me echabas de menos? Mira, es que antes dijiste que los árbitros tienen que saber quién hace por el espectáculo y quién por interrumpirlo, y me estoy acordando de algunas jugadas de ayer, a ver que opinas sobre ellas. Para empezar, el clamoroso agarrón dentro del área de Albiol sobre Weligton al saque de una falta cuando éste se disponía a rematar. ¿Por qué no dices aquí que el árbitro tenía que diferenciar entre los que quieren jugar al fútbol, como Weligton, y los que no, como Albiol? La segunda, la escandalosa mano dentro del área del Madrid de uno de sus defensas, ahora mismo no recuerdo quién. ¿Qué, tampoco dices nada, eh? ¿Te has quedado sin voz de tanto quejarte para lo que te conviene, no? Espera, que queda una más. ¿Qué te pareció la patada a la rodilla de Arbeloa sobre Forestieri en las postrimerías del partido? El árbitro pitó falta, sí, pero ni siquiera una tarjeta amarilla sacó a relucir. ¿Es que no la merecía? Pues no, porque merecía la roja, al igual que tu adorado Cristiano. A saber qué le habrías dicho a las cámaras si fuera la rodilla del portuguesito...
En fin, Cristiano, tú sigue así, que dés una patada más o menos, un codazo más o menos, cada día vas a ganar más dinero. ¿Qué más da lesionar a un compañero de profesión y llorar que tú no querías pegarle, no? Y tú, Valdano, cállate la boca, o, bueno, como tú dirías, interrumpe la emisión de ondas sonoras desde tu cavidad bucal.

viernes, 22 de enero de 2010

Adivina quién soy (II)

Vista la enorme aceptación y la gran acogida que ha tenido la primera entrada de esta nueva sección, he decidido publicar el segundo post de 'Adivina quién soy'. A pesar de que estas dos primeras entradas han sido consecutivas, las próximas estarán más espaciadas; lo de hoy es sólo para que le vayáis cogiendo el gustillo a esta sección, que parece que os ha encantado.
Antes de nada, voy a recordar las reglas del juego. Con la primera prueba hice una excepción con algún que otro despiste por parte de algunos participantes, pero ya no habrá más benevolencia en ese sentido. Éstas son las reglas que hay que respetar:
  • Sólo se puede dar una respuesta por cada pista que se proporcione (las tres primeras pistas cuentan como si fueran una sola), es decir, no vale decir el nombre de dos o más personajes entre la pista 'X' y la 'X + 1'. Si incumple esta norma, no se tendrán en cuenta sus posteriores intentos en dicha prueba, pero sí podrá participar en las posteriores.
  • Si queréis una nueva pista, tenéis que pedirlo explícitamente a través de un comentario en el que intentéis adivinar el personaje, es decir, tendríais que decir algo como 'Creo que es Pepito Pérez y quiero una nueva pista'. Lógicamente, no es obligatorio que en cada intento solicitéis una pista nueva.
  • Cada vez que me pidáis una pista, os daré una nueva hasta llegar a un máximo de diez. Sólo proporcionaré una pista por día, por lo que si hoy dos personas pidiesen a través de sus comentarios una pista, hoy os daría una y mañana otra.
  • En el caso de que se lleguen a dar diez pistas, el plazo para responder terminará a las 23:59h del día siguiente al que se publicó la décima pista. Si nadie lo adivina, os daré la solución y la explicación de todas las pistas.
Y las pistas del nuevo personaje que tenéis que adivinar son las siguientes:
  1. Mujer.
  2. Viva.
  3. Física y...
  4. Primera Primera.
  5. Derecha.
  6. Cristiana rara.
¡Pensad mucho y buena suerte!

miércoles, 20 de enero de 2010

Adivina quién soy (I)

Hoy estreno una nueva sección para el blog: 'Adivina quién soy'. Al estilo de la sección de 'Acertijos' y la de 'Cifras y letras', de vez en cuando publicaré una entrada en la que tendréis que adivinar qué conocido personaje se esconde tras las pistas que os iré dando.
La mecánica del juego será la siguiente: inicialmente, os proporcionaré tres pistas; dos de ellas serán el sexo del personaje en cuestión (hombre o mujer) y si actualmente está vivo o muerto, mientras que la tercera tendrá que ver con algún dato relevante de su vida. A lo sumo, habrá diez pistas, y tanto la tercera como las siguientes no van a ser del estilo 'Nació en Madrid' o 'Ganó el Premio Nobel de Literatura', sino que serán un poco crípticas; por ejemplo, si pongo '2', podría referirse a que el personaje tiene 2 hijos o que ha sido 2 veces campeón del mundo, mientras que si pongo 'Roma' puede significar que nació en dicha ciudad o que murió allí. Las últimas pistas serán algo más fáciles para que podáis adivinar el personaje. Hay una serie de reglas que debe seguir todo aquél que participe en el juego:
  • Sólo se puede dar una respuesta por cada pista que se proporcione (las tres primeras pistas cuentan como si fueran una sola), es decir, no vale decir el nombre de dos o más personajes entre la pista 'X' y la 'X + 1'. Si incumple esta norma, no se tendrán en cuenta sus posteriores intentos en dicha prueba, pero sí podrá participar en las posteriores.
  • Si queréis una nueva pista, tenéis que pedirlo explícitamente a través de un comentario en el que intentéis adivinar el personaje, es decir, tendríais que decir algo como 'Creo que es Pepito Pérez y quiero una nueva pista'. Lógicamente, no es obligatorio que en cada intento solicitéis una pista nueva.
  • Cada vez que me pidáis una pista, os daré una nueva hasta llegar a un máximo de diez. Sólo proporcionaré una pista por día, por lo que si hoy dos personas pidiesen a través de sus comentarios una pista, hoy os daría una y mañana otra.
  • En el caso de que se lleguen a dar diez pistas, el plazo para responder terminará a las 23:59h del día siguiente al que se publicó la décima pista. Si nadie lo adivina, os daré la solución y la explicación de todas las pistas.
Bueno, creo que no me queda nada por explicar. Si tenéis alguna duda sobre la mecánica del juego o sobre sus reglas, preguntádmela a través de un comentario y os la resolveré lo antes posible. Este juego tendrá más o menos periodicidad en el blog en función de la aceptación que tenga esta primera prueba, así que me gustaría que me dijeseis si tenéis pensado participar con cierta asiduidad.
Pues nada, ya sólo queda que os dé las tres primeras pistas del personaje que tendréis que adivinar. Aquí van:
  1. Hombre.
  2. Vivo.
  3. Afroamericano.
  4. 14.
  5. Felino.
¡Buena suerte!

lunes, 18 de enero de 2010

Revancha para salir del descenso

El Málaga venció por 1-0 al Getafe en el tercer encuentro entre ambos conjuntos en los últimos diez días, ya que también se vieron las caras en la Copa del Rey, donde los madrileños salieron victoriosos, por lo que se puede decir que los malaguistas se vengaron de la eliminación copera y, además, dicha victoria les permitió salir de los puestos de descenso.
La primera mitad estuvo bastante igualada en cuanto a posesión del esférico y dominio del encuentro. Al cuarto de hora, Casquero gozó de la primera ocasión del partido tras robar el cuero en el centro del campo, pero Weligton le molestó lo suficiente para que no resolviese cómodo ante Munúa, que despejó a córner. A los dos minutos, Apoño sacó una falta rápidamente a Benachour, quien centró al corazón del área a Juanito, que mandó su volea por encima del larguero. A la media hora de juego, Boateng zancadilleó a Apoño y vio su segunda tarjeta amarilla, por lo que dejaría a su equipo con uno menos durante una hora; la falta fue botada por el centrocampista malagueño, que estrelló el balón en la madera. Poco después, el árbitro no quiso sancionar un clamoroso penalty cometido por Celestini sobre Juanito. El Getafe no acusó la inferioridad numérica y dispuso de dos nuevas ocasiones, como el disparo cruzado de Manu del Moral detenido por Munúa y un remate algo forzado de Pedro León que adivinó el portero malaguista. El árbitro acertó con la expulsión pero se equivocó gravemente al no ver el agarrón de Celestini sobre Juanito, muchísimo más claro y aparatoso que el supuesto penalty que le pitaron en contra al Málaga el domingo pasado contra el Athletic.
El comienzo de la segunda mitad fue una continuación de la primera, con un Getafe que no parecía que jugase con diez; de hecho, Soldado tuvo dos oportunidades de anotarse un tanto, con una volea que enganchó dentro del área y que se marchó rozando el larguero y, luego, con un potente disparo desde lejos que despejó de puños Munúa. Tras la lesión de Apoño, que puede podría estar fuera de los terrenos de juego unas seis semanas, el Málaga empezó a sentirse más cómodo y a encerrar algo más a su rival, a base de robar el balón en campo contrario y de mantener la posesión. Una jugada trenzada por la izquierda acabó en un remate de Fernando que repelió la defensa, y Benachour, en el rechace, disparó raso a las manos de Codina; cinco minutos después, un cabezazo forzado de Fernando se estrelló en la parte superior del larguero. Parecía que el partido acabaría sin goles, pero un centro de Jesús Gámez lo cazó Baha, que se anticipó a su marcador para mandar de cabeza el balón al fondo de las mallas (1-0). A punto estuvo de conseguir el segundo gol, pero su remate cruzado al segundo palo a pase de Benachour se marchó fuera por pocos centímetros; Forestieri también pudo aumentar la ventaja en el marcador al plantarse solo ante Codina, pero mandó el esférico alto. Por último, ya en el descuento, el Getafe tuvo la ocasión de empatar en una pequeña melé dentro del área rival que acabó con el balón despejado a la banda. El árbitro de nuevo se equivocó al no mostrar la segunda amarilla al getafense Rafa por una falta calcada a la que le costó la amonestación a Jesús Gámez en la primera parte.
Esta victoria, unida a la racha de nueve partidos sin perder, hace que el Málaga suba dos posiciones en la tabla clasificatoria y abandone el descenso, que ahora se encuentra a un punto de distancia. El próximo domingo a las nueve de la noche y con las cámaras de Canal+ como testigos, los malaguistas se enfrentarán en el Santiago Bernabeu en un complicadísimo encuentro al Real Madrid, mientras que en la siguiente jornada le tocará rendir visita al Atlético de Madrid.

domingo, 17 de enero de 2010

Viaje a Roma: día 3

Viernes, 9 de octubre de 2009

7:30
Al igual que el día anterior, fui el primero en levantarme, y esta vez ya no había problema para usar el baño; tras asearme, me vestí al tiempo que Sebas y Jesús entraban en el cuarto de baño (por separado, no penséis nada raro :P). Mientras ellos terminaban de vestirse y Pepe se iba despertando, cogí mi cámara para limpiarle el objetivo, que tenía un poco de polvo acumulado, con el kit de limpieza que me había llevado al viaje.
A las ocho en punto, Sebas y yo salimos de la habitación para prepararnos el desayuno. De nuevo, cogí cuatro rebanadas de pan de molde y me las tosté; cuando estaba untando de mantequilla la primera, vi que Sebas hacía lo mismo pero con Nutella (bueno, realmente no era Nutella, sino una marca blanca). Nunca había probado la Nutella en pan tostado, pero prefería eso antes que pelearme con la dura mantequilla, que apenas se podía extender en las rebanadas; también me tomé un vaso de leche con sucedáneo de Colacao, tras lo cual, fregué mi plato, mi taza y mis cubiertos.
Por cierto, que si la noche anterior ronqué, en ésta Jesús y Sebas me dijeron que hablé en sueños, algo como que "a las ocho tenemos que estar en...". Se ve que cuando duermo también llevo la voz cantante como guía... Una vez que los cuatro terminamos de desayunar, recogimos nuestros bártulos, sin olvidarnos del importantísimo resguardo de los Museos Vaticanos, y salimos a la calle para reunirnos con Jose y Miguel.

8:45
De nuevo, volvieron a llegar un pelín tarde, esta vez sólo cinco minutos, pero lo suficiente como para tener que acortar algunas visitas. Avanzamos por Via Carlo Alberto, Via Liberiana y la interminable y empinada Via Panisperma, que terminaba en la plaza donde se encuentra la Torre delle Milizie; continuamos por la Via 4 Novembre, donde Jesús aprovechó para sacar dinero en un cajero, Via Cesare Battisti y giramos a Via del Corso.
Al final de la segunda bocacalle a la izquierda, llegamos a la Piazza della Minerva, en la que se encuentra el Pulcino della Minerva, una pequeña estatua de elefante que sostiene un obelisco, y la Basílica de Santa Maria sopra Minerva, la única iglesia gótica de Roma. Era bastante grande, aunque no tanto como algunas que vimos el día anterior; aún así, en su interior destacaban varios elementos, como la bóveda, que estaba pintada de azul, con estrellas doradas y algunos personajes bíblicos, la escultura 'El Cristo Redentor' de Miguel Ángel, y varias tumbas, como la de los papas Pablo IV, León X y Clemente VII, y la del pintor renacentista Fra Angelico.
Con diez minutos de retraso ya acumulados, salimos a la calle para visitar el Panteón de Agripa, que se erigía a muy pocos metros de allí. Al entrar, nos encontramos conque se estaba oficiando una misa (por cierto, con los sacerdotes de espaldas a los fieles), por lo que la mitad del templo estaba acordonada, y no pudimos visitarlo al completo; no obstante, nada nos impedía admirar la mayor cúpula hecha por el hombre y su óculo central, por donde pasaba la luz del sol. Desde la distancia a la que más nos podíamos acercar, pudimos contemplar las tumbas del rey Victor Manuel II, su hijo Humberto I y la esposa de éste, Margarita, varias capillas adornadas con estatuas y frescos, etc.
Cuando salimos a la Piazza della Rotonda, nos hicimos algunas fotos con el Panteón de fondo, además de ver la fuente central de la plaza, rematada con un pequeño obelisco, que ni era el primero ni sería el último con el que nos toparíamos por Roma.

9:55
Seguimos con nuestra ruta por las calles Giustiniani y Scrofa, pasando por la Basílica de Sant'Agostino; al final de la Via Giuseppe Zanardelli, llegamos al Ponte Umberto I, al final del cual se encontraba el enorme edificio del Palazzo di Giustizia. Cuando miramos a nuestra izquierda, divisamos la inconfundible silueta de la Basílica de San Pietro.
Avanzamos bordeando el río Tíber hasta llegar al Ponte Sant'Angelo, que comparte denominación con el Castillo, también conocido como Mausoleo de Adriano, que se encuentra al otro lado del puente. Éste destaca principalmente por las estatuas que lo adornan: las de San Pedro y San Pablo al inicio y diez ángeles que portan los instrumentos de la Pasión de Cristo (la cruz, la corona de espinas, los clavos, el INRI, el sudario...).
A la altura del Castel Sant'Angelo, giramos a la izquierda para embocar la Via della Conciliazione, con la Basílica al fondo. Ya en la Piazza di San Pietro, no nos detuvimos demasiado, ya que, además de tener cierta prisa, después íbamos a tener tiempo para verla tranquilamente; tras cerca de diez minutos bordeando la muralla de la Ciudad del Vaticano, llegamos a la entrada de los Museos Vaticanos. Como llevábamos el resguardo, nos ahorramos la larga cola que había; yo calculo que hubiéramos tenido que esperar cerca de una hora en caso de no haber hecho la reserva por Internet.
Una vez dentro, nos acercamos a la taquilla para adquirir las entradas, previa entrega del resguardo de la reserva; a continuación, pasamos por los tornos de acceso y subimos varias escaleras hasta el Museo Gregoriano Egipcio, compuesto por nueve salas. En ellas, pudimos ver varios objetos de la civilización egipcia, como estelas, estatuas, inscripciones, sarcófagos, momias, bustos, figuritas o vasijas, destacando la Estatua del sacerdote Udjahorresne, el sarcófago de Djet-Mut, la Estatua de Antinous y la Estatua del dios Anubis.
Seguidamente, salimos al Patio de la Piña, desde donde pasamos al Museo Pío-Clementino. Algunos de sus pasillos y salas estaban acordonados, pero sí pudimos visitar el Patio Octógono, con decenas de estatuas entre las que destacaba Laocoonte y sus hijos (ver la foto); la Sala de las Musas, con el Torso de Belvedere; la Sala Redonda, con una enorme cúpula muy similar a la del Panteón y estatuas de mármol y bronce; y la Sala de Cruz Griega, con sarcófagos y esfinges.
Luego, subimos por unas escaleras hasta la segunda planta para ir a la Galería de los Tapices, todos ellos de un gran tamaño, de escuela flamenca y con una marcada temática religiosa, ya que reproducían hechos como el nacimiento de Jesús y su resurrección. A esta larga galería le seguía la de los Mapas, llamada así por los cuarenta mapas que hay pintados al fresco en sus paredes, que representaban las regiones italianas y las posesiones de la Iglesia en tiempos del papa Gregorio XIII, allá por el siglo XVI; también muy destacable el excepcional techo de esta galería, con multitud de relieves, frescos y pequeñas esculturas.

11:40
Al final del pasillo, entramos en la Sala Sobieski, donde se encontraba un enorme lienzo que escenificaba la victoria del rey de Polonia, Juan III Sobieski, sobre los turcos; en la sala siguiente, la de la Inmaculada, pudimos ver una gran vitrina que conservaba los libros que le regalaron a Pío IX cuando se instituyó el dogma de la Inmaculada Concepción.
A continuación, tiramos por un camino hecho con andamios para visitar las Estancias de Rafael. La primera de ellas, la de Constantino, muestra cuatro episodios de la vida de éste: la Visión de la Cruz, la Batalla del puente Milvio, la Donación de Roma y el Bautismo de Constantino; la bóveda de la sala mostraba una alegoría del Triunfo de la religión cristiana. En la Estancia de Heliodoro, contemplamos otros cuatro frescos que narraban episodios sobre la protección de Dios a su Iglesia: la Expulsión de Heliodoro del templo, la Misa de Bolsena, la Liberación de San Pedro y el Encuentro de León Magno con Atila.
Después, en la Estancia de la Signatura, pudimos ver uno de los frescos más famosos de Rafael, si no el que más, la Escuela de Atenas, junto con la Disputa del Sacramento, el Parnaso y Las virtudes cardinales; con estas pinturas, el artista quiso representar la Verdad (racional y sobrenatural), la Belleza y el Bien, respectivamente. La bóveda de la sala estaba dividida en cuatro secciones dedicadas a las facultades del espíritu: la Filosofía, la Teología, la Poesía y la Justicia. Por último, la Estancia del Incendio del Borgo tenía una iconografía relacionada con los papas que tuvieron algo que ver con el papa León X: el fresco que da nombre a la sala, la Coronación de Carlomagno, la Justificación de León III y la Batalla de Ostia. Más tarde, estuvimos por varias salas con esculturas de bronce (entre ellas, una copia de la famosa obra de Rodin, El pensador), pequeños cuadros, artesonados en el techo, etc.
Y llegó el momento más esperado de la mañana: entramos en la Capilla Sixtina. Magnífica, impresionante, espectacular. Me la imaginaba de otra forma, pero me sorprendió igualmente. Apenas llevábamos unos segundos en la capilla, nos dimos cuenta de que había varios vigilantes en el altar mayor y por toda la sala gritando cada dos por tres: "No foto, non fotografare". ¡¿Qué no se podía hacer fotos?! Ja, en el resto de los Museos Vaticanos no se pone ningún impedimento, ¿y aquí sí? Como comprenderéis, no les hice ni el menor caso y apunté mi cámara varias veces al techo para fotografiar El Juicio Final, la Creación de los astros y las plantas, La creación de Adán, La caída del hombre, pecado original y expulsión del Paraíso, etc.
No sólo estos frescos tan famosos de la Capilla Sixtina merecían todo el protagonismo, sino también los demás, que tampoco se quedaban atrás. En las paredes laterales, podíamos contemplar pinturas que reflejaban escenas de las vidas de Cristo y de Moisés, mientras que en la bóveda teníamos varios frescos de profetas y sibilas, como los de Isaías, Joel, Daniel, Zacarías o Délfica, que era la que más me gustó. Como dije antes, pasé tres kilos de lo que decían los vigilantes e intentaba hacer fotos cuando no estaban mirando, pero en una de esas me tenían que pillar, como así ocurrió. Se me acercó uno de ellos con una cara amenazante y diciéndome, en italiano lógicamente, que apagase la cámara y no hiciese más fotos. Yo le hice caso, pero mi veintena de fotos no me las quitaba nadie.

12:40
Tras unos minutos admirando lo que teníamos delante, detrás, encima, por todos lados, abandonamos la capilla para seguir con nuestro recorrido. Pasamos al largo pasillo que conformaba la Biblioteca Vaticana, llena de vitrinas que conservan textos y códices de varios siglos de antigüedad; no obstante, no se podía visitar por completo, ya que una parte estaba siendo reformada. De todas formas, lo que todos imaginamos por una biblioteca no es lo que nosotros visitamos, ya que la que contiene estanterías repletas de libros y más libros se encontraba en otra parte de la Ciudad del Vaticano. De lo que nosotros pudimos ver, destacaban principalmente el techo y los numerosos frescos de las paredes, además de varios objetos expuestos de gran calidad, como jarrones y vidrieras.
En mitad del pasillo, nos topamos a mano derecha con la Galería del Braccio Nuovo, donde se presentan varias obras escultóricas de gran importancia, pero tampoco pudimos acceder a esta parte de los Museos Vaticanos. A continuación, llegamos a la tienda de souvenirs, donde casi todo lo que se vendía estaba relacionado con la Capilla Sixtina (libros, postales, pósters, camisetas, bolígrafos...); con razón no dejaban hacer fotos, para que después abrieras la cartera en la tienda, si es que tontos no son. Pepe aprovechó para comprarle un libro a su hermana, ya que a ella le gusta mucho la historia del arte.
Justo después, a mano izquierda, había un pasillo que llevaba al restaurante y a la pizzería de los Museos. En el primero, había buffet, pero no nos convencían los platos, así que nos fuimos a la pizzería, donde el trozo de pizza, bastante grande, costaba 3'20 euros. Antes de nada, pillamos una mesa donde cupiésemos los seis, ya que había muy pocas libres; para que nadie nos la quitase, Sebas y yo esperamos sentados mientras los demás hacían cola para pedir sus pizzas. Cuando Jesús, Jose, Miguel y Pepe vinieron con sus bandejas, fuimos nosotros dos a la cola, en la que tuvimos que esperar cerca de un cuarto de hora; entre tanto, fui al servicio a refrescarme, ya que hacía bastante calor ese día, y, de paso, llené mi botellín de agua, así me ahorraba tener que comprar otra.
Cuando llegó nuestro turno, la pizza que queríamos no estaba todavía hecha, así que tocó esperar unos minutos más. Ya con nuestros trozos bien calentitos, volvimos a la mesa; sobre la una y media, ya habíamos terminado todos de comer, pero decidimos quedarnos sentados allí un rato más, porque estábamos un poco cansados de todo lo que habíamos andado esa mañana, tanto para llegar al Vaticano como dentro de los Museos, y todavía quedaba lo peor.
A las dos, nos pusimos de nuevo en pie para continuar con nuestra ruta. Antes de salir, pasamos por el Museo Filatélico y Numismático, en la que se exponían multitud de sellos y monedas relacionados con el Vaticano, los papas, etc. Por último, tuvimos que bajar por la Escalera Espiral, una magnífica escalera de doble hélice, una para subir y otra para bajar, coronada con una cúpula de cristal. Ya en la calle, nos dirigimos a la Piazza di San Pietro; seguía habiendo cola para entrar en los Museos Vaticanos, aunque no era tan larga como esa mañana.

14:30
Ahora sí que tuvimos que esperar en una cola, para entrar en la Basílica di San Pietro, pero sólo fueron unos diez minutos. Mientras avanzábamos en ella, pudimos contemplar la fachada de la Basílica, además de algunos elementos de la Piazza di San Pietro, como el Obelisco o una de sus fuentes. Una vez pasado el arco de seguridad, subimos las escaleras que nos llevaban hasta el vestíbulo del templo, que ya sólo lo que había en él daba una idea de lo que había en su interior.
Y entramos... La impresión inicial no fue tan grande como la que tuve en febrero, pero no se quedó muy atrás; la inmensidad de la Basílica siempre impresiona, la hayas visitado una vez o diez o cien veces. Primero, visitamos la Capilla de la Piedad de Miguel Ángel, donde se encuentra la famosa escultura tras un cristal protector; decenas de personas se agolpaban en ella, por lo que tuvimos que esperar unos minutos para poder acercarnos lo máximo posible a esta excepcional obra de arte, que conmueve como ninguna otra por la expresividad y la ternura de la Virgen. Justo al lado, vimos la Puerta Santa presidida por una gran cruz y tapiada con cemento, ya que sólo se abre cada 25 años.
A continuación, seguimos por la nave lateral derecha, pasando por los monumentos a León XII, Inocencio XII y Gregorio XIII, las capillas de San Sebastián, del Santísimo Sacramento y Gregoriana, etc. Después, nos acercamos al pequeño altar donde se expone en una urna acristalada el cuerpo embalsamado del papa Juan XXIII, vestido con las mejores galas (muy parecido a Papá Noel, todo hay que decirlo). Rodeando la columna sobre la que se asienta este altar, vimos una cola que llegaba a la famosa estatua de bronce de San Pedro, cuyo pie derecho, y también, aunque menos, el izquierdo, está muy desgastado debido a que los fieles, como señal de veneración, lo besan o pasan su mano por encima.
En el cruce del transepto con la nave central, se erigía el Baldaquino de la confesión, debajo de la cúpula de la Basílica y encima de la tumba de San Pedro; este gran palio de bronce, sustentado por cuatro columnas de 14 metros de altura, cubre el altar mayor del templo. Alrededor del baldaquino, en la base de cada uno de los cuatro pilares sobre los que se apoya la cúpula, se podían contemplar las estatuas de San Andrés, San Longinos, Santa Elena y Santa Verónica, mientras que, en la parte superior de éstos, había medallones con los cuatro evangelistas.
Al fondo de la nave central, se divisaba el luminoso dorado de la Cátedra de Pedro, con el Espíritu Santo en el centro representado por una paloma; debajo, se encuentra la silla de madera y marfil que, supuestamente, usó el discípulo de Jesús. La luz del Sol que traspasaba los ventanales y las vidrieras de la Basílica creaba una estampa única, sobre todo en esta parte del templo.
Después, pasamos a la nave lateral izquierda, donde vimos, entre otros, el Altar del Sagrado Corazón y los monumentos a Alejandro VII y Pío VIII; debajo del grupo escultórico de este último, estaba la puerta que da acceso a la sacristía, donde entramos. En ella, se encontraba, adosada a la pared, una gran lápida de mármol con los nombres de todos los papas que ha habido a lo largo de la historia, junto con el año final de sus respectivos pontificados. Siguiendo por el pasillo, se llegaba al Tesoro de San Pedro, pero había que pagar y no parecía que fuese muy importante, por lo que volvimos a la Basílica propiamente dicha para continuar por donde lo habíamos dejado.
La nave central estaba acordonada por vallas en todo el largo, desde la entrada hasta casi el baldaquino, pero se dejaban al descubierto las inscripciones del suelo, que indican hasta dónde llegan las naves centrales de otros templos conocidos, para compararlo con la longitud de la de la Basílica de San Pedro, concretamente 193 metros, y darnos cuenta de la magnitud y la importancia del lugar en el que nos encontrábamos.
Antes de salir, estuve unos minutos admirando la inscripción en latín que recorre casi todo el perímetro de la Basílica y la base de la cúpula, con letras que miden dos metros de altura; los escudos conmemorativos que se sucedían en el suelo de mármol; la imponente parte interna de la fachada; y, por último, la dorada bóveda artesonada, simplemente perfecta.

15:45
Salimos al exterior por la Puerta del Bien y del Mal, y ahora teníamos que decidir si visitar primero la cúpula o las Grutas Vaticanas. Nos decantamos por la cúpula, ya que quedaba poco tiempo para que no dejasen pasar a más turistas y, además, era más importante que visitar las Grutas. La idea que teníamos en mente era elegir la opción de subir en ascensor, a pesar de que era más caro, ya que estábamos bastante cansados, pero cuando llegamos a la taquilla nos dijeron que el ascensor no estaba operativo, así que no teníamos más remedio que subir a pie. Nos iba a salir más barato, cinco euros en vez de siete, pero de pensar que tenía por delante más de 130 metros de altura...
Empezamos a subir por un corredor con amplios escalones, pero no muy altos, así que con largas zancadas se hacía algo más liviana la subida. En unos cinco o seis minutos, llegamos a la azotea de la Basílica, y, desde allí, accedimos a la cúpula, concretamente a la parte que da al interior del templo. Desde la altura a la que nos encontrábamos, los turistas que se paseaban por las naves de la Basílica parecían hormigas. Rodeamos parte de la cúpula, de la que podíamos apreciar la inscripción de su base, la bóveda y los mosaicos de sus paredes, y, luego, reemprendimos la subida.
Ahora quedaba lo peor. Como la cúpula se iba curvando cada vez más conforme subíamos, el pasadizo se inclinaba, por lo que teníamos que andar apoyándonos en la pared; eso, unido a que los escalones eran altos y estrechos, a que la anchura del pasillo apenas permitía el paso de una persona y a que el calor que hacía allí dentro era sofocante, hizo que llegase a lo más alto exhausto y empapado en sudor.
Pero las vistas merecían la pena. Toda Roma a nuestros pies. A lo lejos, se divisaba el Altare alla Patria, el Coliseo, la cúpula del Panteón y la Torre delle Milizie, y, un poco más cerca, el Palazzo di Giustizia, el Castel Sant'Angelo y el río Tíber. Justo debajo de nosotros, la Piazza di San Pietro, con su peculiar e indistinguible forma, y la Via della Conciliazione, mientras que a la izquierda teníamos todo el complejo de edificios que conforman los Museos Vaticanos; por último, en la parte de atrás de la Basílica, se podían ver los jardines y dependencias privados del Papa.
Allí arriba nos quedamos un buen rato, cerca de veinte minutos, disfrutando de toda la panorámica que se desplegaba ante nosotros. Además de para descansar un poco, aprovechamos para hacernos varias fotos, aunque era una empresa harto complicada, ya que la cúpula estaba llena de turistas y era casi imposible encontrar un hueco para asomarse a la barandilla y tomar unas fotos medio decentes.
Pasadas las cuatro y media, bajamos por el angosto y caluroso pasadizo de escalones en los que ni siquiera me cabían los pies, por lo que tenía que bajar despacito para no caerme. Cuando llegamos a la base de la cúpula, salimos a la azotea de la Basílica, donde había una fuente en la que pude llenar mi botellín de agua, además de refrescarme. Estuvimos unos minutos paseando por allí, y también nos acercamos lo máximo que pudimos a la barandilla de la fachada, donde se erigen las estatuas de Jesús y los doce apóstoles.

16:50
Luego, bajamos el tramo que nos quedaba, ya por un pasillo más ancho pero con unos escalones que resbalaban un poco, por lo que me lo tomé con calma; de hecho, mis amigos llegaron abajo mucho antes que yo. Ya eran casi las cinco de la tarde, y vimos que el acceso para visitar las Grutas Vaticanas estaba cerrado, así que nos quedamos sin visitar las tumbas de los papas, entre ellas la del último, la de Juan Pablo II, que sí pude ver cuando estuve en Roma en febrero con Leti y David.
Ante esta situación, y como íbamos muy bien de tiempo, con casi media hora ganada respecto a lo previsto, decidimos descansar un poco en la Piazza di San Pietro. Bajando las escaleras de la Basílica, vimos a dos miembros de la Guardia Suiza custodiando una de las entradas al interior del Vaticano; siguiendo en dirección a la plaza, pasamos por delante de la estatua de San Pedro, mientras que la de San Pablo, situada en el otro extremo de la plaza, ya la vimos antes, cuando esperábamos en la cola para entrar en el templo.
Mientras mis amigos descansaban sentados bajo una de las columnatas laterales, yo me dediqué a hacer fotos a la propia hilera de columnas, al obelisco del centro de la plaza, a las fuentes, a las marcas del suelo que indican la dirección del viento, etc. Sobre las cinco y cuarto, reanudamos la marcha, no sin antes hacerme la última foto con la Basílica de fondo; avanzábamos por la Via della Conciliazione y, cada dos por tres, giraba la cabeza para echarle un último vistazo a la Basílica y a la plaza, con ganas de volver en una nueva ocasión.
Tiramos por una bocacalle para seguir por el Ponte Vittorio Emanuele II, que contiene varias estatuas, al igual que el Ponte Sant'Angelo, pero no de mármol, y por su continuación, Corso Vittorio Emanuele II. Al principio de la calle, paramos en una tienda de souvenirs, ya que algunos de mis amigos querían algún recuerdo del viaje para ellos o para sus familiares; Jesús, por ejemplo, me acuerdo que compró un pantalón corto con el dibujo de la entrepierna del 'David' de Miguel Ángel. Vosotros pensad lo que queráis...

17:45
Un poco más adelante, Sebas cruzó a la acera de enfrente para entrar en un estanco y comprar sellos para enviar algunas de las postales que había adquirido el día anterior, pero le dijeron que no tenían, lo cual le extraño bastante. A continuación, llegamos a la Chiesa Nuova, cuya fachada era muy parecida a la Iglesia del Gesù que visitamos la tarde anterior; después de haber visto el interior de la Basílica di San Pietro, cualquier otro del resto de iglesias de Roma se iba a quedar atrás, pero, aún así, merecía la pena entrar.
A pesar de que estaba un poco apagada, se podían distinguir los impresionantes frescos del techo, de la cúpula y del altar, dos enormes órganos al final de cada nave lateral, etc.; mientras tanto, las capillas estaban decoradas cada una con un cuadro con escenas de la vida de Cristo y de la Virgen, como la Crucifixión, la Ascensión, la Adoración de los pastores o la Presentación en el templo.
Luego, antes de continuar con la ruta, hicimos un pequeño receso para que mis amigos entrasen en un supermercado en la Via del Governo Vecchio a comprar algo de merienda, además de un bote de champú para mí, Pepe, Jesús y Sebas, ya que con lo que teníamos en el hostal no íbamos a tener suficiente para los días que quedaban. Reanudamos el camino que habíamos interrumpido para ver el Pasquino, la estatua parlante más famosa de las siete que hay en Roma; antiguamente, en dicha estatua se solían pegar folios, como podéis comprobar en la imagen, con escritos dirigidos, sobre todo, a personalidades importantes.
Andando unos pocos metros, llegamos a la Piazza Navona. Volvimos a ver las tres fuentes que adornan esta magnífica plaza: la Fontana del Moro, al sur; la Fontana di Nettuno, al norte; y la Fontana dei Quattro Fiumi, en el centro, sobre la que se erige un gran obelisco y que representa a los cuatro grandes ríos de la Antigüedad (Nilo, Ganges, Danubio y Río de la Plata). Justo enfrente de esta fuente, se encontraba la Iglesia di Sant'Agnese in Agone, en la que entramos. Era muy diferente al resto de las que habíamos visitado, principalmente por la forma que tenía, alargada lateralmente, con muy poca profundidad, pero sí se parecía a las demás por el estilo barroco del interior y la gran cúpula que la caracteriza; por cierto, que en esta iglesia no dejaban hacer fotos, al igual que nos ocurriría con otras en el resto del viaje.
La plaza estaba repleta de vida, con multitud de pintores haciendo caricaturas o plasmando en sus láminas varias estampas de Roma. Habíamos acumulado unos diez minutos de retraso sobre lo previsto, así que no nos entretuvimos más y continuamos con la ruta fijada; tiramos por Via Agonale, Via di Sant'Agostino y Via Scrofa, donde un grupo de jóvenes españoles de unas misiones llamadas 'Gesù al Centro' nos paró para informarnos sobre un acto religioso que iba a tener lugar esa noche en el escenario que estaban montando en la Piazza Navona; nosotros les dijimos que estábamos de turismo y que no teníamos tiempo para acercarnos.
Seguimos por Via del Clementino y Via della Fontanella di Borghese, que continúa con la Via Condotti, donde se encuentran las tiendas más caras y lujosas de la ciudad, y al final de la cual se divisaba la Piazza di Spagna, pero la calle estaba atestada de gente, no se podía caminar, así que preferimos tirar por la calle paralela, por Via delle Carrozze. Finalmente, llegamos a la conocidísima plaza, que estaba abarrotada de gente, tanto al nivel de la calle como sentada en la larga escalinata que sube hasta la Iglesia de Trinità dei Monti y hasta el obelisco que se erige delante de ella.
Teníamos pensado visitar la iglesia, pero a ver quién era el guapo que se atrevía a subir los 135 peldaños de la escalinata con el cansancio y el dolor de pies que llevábamos encima. Por lo tanto, nos conformamos con hacernos algunas fotos desde abajo, junto a la Fontana de la Barcaccia, que se encuentra a los pies de la escalinata. En la otra parte de la plaza, vimos el edificio de la Embajada de España ante la Santa Sede y, justo enfrente, la columna de la Inmaculada Concepción.

19:20
A continuación, tiramos por la Via di Propaganda, pasamos por la Iglesia de Sant'Andrea delle Fratte y continuamos por la Via del Bufalo y Via Poli. Al final de esta calle, se encontraba la siguiente parada de nuestra ruta, la Fontana di Trevi, pero, antes de prestarle toda la atención que se merece, entramos en una heladería que vimos justo a la entrada de la pequeña plaza. ¡Qué pinta tenían los helados! ¡Qué texturas! Nos quedamos unos minutos babeando, no literalmente, sobre las mamparas que dejaban ver la variedad de sabores que allí había; ganaba muchos enteros para tomarnos allí un helado después de cenar.
Volvimos a la plaza, que estaba a rebosar de gente, apenas cabía un alfiler. Nos fuimos haciendo hueco como pudimos para bajar los tres o cuatro escalones que hay antes de la Fontana para llegar a su nivel, que está un poco más bajo que el de la calle. Una vez allí, nos hicimos varias fotos y, cómo no, nos pusimos de espaldas para lanzar una moneda a la fuente, ya que, según la leyenda (que procede de una película), eso te asegura que algún día volverás a Roma; conmigo se cumplió, ya que en febrero tiré una moneda y en menos de un año regresé, así que me coloqué de espaldas a la Fontana con Sebas con mi cámara preparado para pillar mi moneda al vuelo y... ¡la foto le salió movida! Total, que tuve que simular que tiraba de nuevo la moneda a cámara lenta para que Sebas captase la instantánea que podéis ver bajo estas líneas (no te enfades, Sebas :P).
Luego, nos quedamos cerca de media hora sentados en los escalones de la Fontana, y es que estábamos reventados. De paso, aprovechamos ese tiempo para contemplar esta enorme fuente barroca que teníamos delante y quedarnos embelesados con las continuas y sonoras cascadas que refrescaban el ambiente. Lo más curioso de la Fontana es que está adosada a la fachada de un edificio, concretamente al Palacio Poli; del centro de la escena, emerge Neptuno, bajo el cual dos tritones intentan domar a dos caballos en medio de una estructura de rocas talladas de las que brota agua en forma de cascada, mientras que a cada lado del dios de los mares se encuentran las estatuas de la Abundancia y la Salubridad, representadas como mujeres.
Pasadas las ocho de la tarde, nos levantamos para terminar la ruta prevista en el Quirinal, aunque antes de seguir nos topamos con una pareja de recién casados, vestidos todavía con los trajes de novios, que se estaban haciendo allí unas fotos ante el jolgorio y los aplausos de los presentes. Avanzamos por Via di San Vicenzo y Via della Dataria, al final de la cual nos topamos con una larga escalinata que llevaba hasta la Piazza del Quirinale; desde un mirador que hay en ella, se divisaba a lo lejos la cúpula de la Basílica di San Pietro totalmente iluminada, que resaltaba en la ya cerrada noche.
En una esquina de la plaza, vimos una fuente presidida por el enésimo obelisco que nos encontramos en Roma, aunque ésta estaba acompañada por las estatuas de Cástor y Pollux y dos caballos, mientras que, justo enfrente, se levantaba el Palazzo della Consulta; después, nos acercamos al Palazzo del Quirinale, la residencia oficial del Presidente de la República de Italia. Como de costumbre, yo me puse a hacer fotos a los edificios, y también a dos soldados que hacían guardia en la puerta principal del palacio dentro de una cabina, del estilo de las de la Guardia Real del Palacio de Buckingham en Londres, y a un par de carabinieri que charlaban en la entrada.
De repente, se me acerca uno de ellos preguntándome por las fotos que había hecho; yo suponía que quería verlas por curiosidad para ver cómo habían salido, pero no era ésa su intención. Se las enseñé y me dice: "Cancella la foto. La divisa non si può fotografare". Me quedé de piedra y, para evitar problemas, borré la foto en la que él salía. Pero no quedó ahí la cosa, porque ahora quería que le mostrase el resto de fotos. Todas las que hice en la plaza y en las que salía algún cuerpo del Estado me mandó borrarlas, incluso algunas en las que apenas se apreciaba la cara del guardia o estaba de espaldas o salía borroso, hasta una foto en la que sólo unos píxeles, y haciendo bastante zoom, pertenecían a un guardia.
El carabinieri no dejaba de decirme bastante enervado que el uniforme no se podía fotografiar, que estaba prohibido, y yo, defendiéndome como podía en italiano, le decía que no lo sabía y pidiéndole perdón: "Non problemo. Tutto bene", pero nada, el tío seguía y seguía... Tras unos minutos, conseguí quitármelo de encima, y mis amigos, que siguieron toda la discusión desde la distancia, se quedaron estupefactos. En total, tuve que borrar unas cuatro o cinco fotos, y porque cuando llegó a las fotos de la Fontana di Trevi ya paró, que si no capaz es de mandarme borrar alguna más. Lo que yo no entiendo es que uno no pueda hacer una foto en la que aparezca un carabinieri y luego, por ejemplo, en el Altare della Patria, puedes fotografiar todas las veces que quieras a los soldados que custodian la tumba al soldado desconocido. Que alguien me lo explique. Por cierto, en esta foto sale el carabinieri, que no me la llegó a borrar; ¿vosotros creéis que se le puede reconocer la cara? Yo creo que no...
Después de este incidente, nos pusimos a buscar un sitio en el que cenar. Nos dimos una vuelta por las calles cercanas a la Fontana di Trevi para tantear lo que había; yo tenía en mi lista varios restaurantes y pizzerías, pero cuando los vimos resultaron ser más caros de lo que había leído en los foros y webs que había consultado. Justo enfrente de la Fontana, encontramos un Mr. Panino que ofrecía un menú de panino más bebida por unos cinco o seis euros; mientras pensábamos si entrar o no, se nos acercó un joven de un restaurante próximo que nos ofertaba una pizza de 30 centímetros de diámetro para dos personas por sólo diez euros creo recordar. La oferta era tentadora, así que, tras asegurarnos de que el joven no nos engañaba, decidimos aceptarla.
El restaurante, a pesar de que se encontraba en un callejón poco transitado, no tenía mala pinta. Teníamos que pedir tres pizzas, así que, por parejas, elegimos una que nos gustase; finalmente, nos decantamos por una de jamón, una de salami picante y otra que no me acuerdo. Cuando el camarero las trajo, nos llevamos una sorpresa: eran del tamaño que nos habían prometido, pero los ingredientes destacaban por su poca presencia. La de jamón llevaba sólo dos lonchas muy finas, y no era un jamón realmente exquisito, mientras que la de salami apenas estaba adornada con seis o siete rodajitas; en cuanto al sabor, las pizzas no eran nada del otro mundo, y, desde luego, no se merecían los diez euros que costaba cada una.
A la hora de la cuenta, no hubo sorpresas: 36 euros entre todos, es decir, seis euros por cabeza. Cuando salimos del restaurante, nos despidió el joven que nos convenció para cenar allí y nos preguntó si nos había gustado; lógicamente, no le íbamos a decir que no... Ya en el callejón, un joven del restaurante de al lado se acercó a él y comenzaron a discutir, dedujimos que porque el del restaurante en el que habíamos cenado le había birlado algún cliente, y, luego, a pelearse con puñetazos de por medio. Nosotros nos fuimos de allí no fuera a ser que nos metiésemos en un lío.

21:40
Volvimos a la plaza de la Fontana di Trevi, donde, nada más llegar, presenciamos cómo dos carabinieri se lanzaron sobre un joven que se estaba bañando en una esquina de la fuente; como podéis comprobar, el día estuvo plagado de anécdotas. Llegó el momento de tomarnos un helado, pero teníamos que decidirnos entre dos heladerías que había allí, una junto a la otra; al final, optamos por la que vimos nada más llegar a la plaza. Yo me pedí uno de chocolate y nutella, aunque esa nutella era diferente a la que me tomé el día anterior, de un color similar al del chocolate, mientras que el de hoy se parecía más a la stracciatella.
Nos tomamos el helado sentados en los escalones de la Fontana di Trevi, disfrutando del ambiente que había en la plaza y descansando, que falta hacía. Al poco de terminarme el helado, que estaba muy bueno, aunque no tanto como los de la heladería 'Inma' de Málaga, me llamaron mis padres al móvil para preguntarme dónde estaba; les dije que estaba en la Fontana di Trevi y que durante el día habíamos estado en la Ciudad del Vaticano viendo la Basílica y los Museos Vaticanos, y, por la tarde, en Piazza Navona y Piazza di Spagna, entre otros sitios.
Estuvimos allí sentados más de media hora, ya que estábamos realmente cansados de todo lo que habíamos caminado a lo largo del día, pero ese tiempo nos hizo recuperar fuerzas para terminarlo. Sobre las diez y media, aproveché que al borde de la fuente apenas había gente para hacer algunas fotos y probar algunas configuraciones de la cámara, como el tiempo de exposición, que me dio muy buenos resultados, sobre todo para capturar las cascadas de la Fontana. Unos minutos después, nos fuimos de allí a buscar un sitio en el que tomar algo. Tiramos por Via di San Vincenzo, Via dei Lucchesi y Via della Pilotta; Pepe nos amenizó el trayecto con algunas de sus imitaciones, principalmente la de Eduardo Punset, cuya voz y gestos le salen genial, provocando risas entre nosotros.
Cerca de la Piazza Venezia, en la Via delle Tre Cannelle, vimos un pub irlandés, el Cork's Inn; estaba bastante tranquilo, ya que todavía era algo temprano, así que nos decidimos a entrar. Mis amigos se pidieron una cerveza italiana, y yo, como no me gusta el alcohol, me tomé una Coca Cola; la camarera que nos atendió estuvo muy simpática con nosotros y le pedimos que nos hiciese una foto en la que saliésemos todos.
La decoración del pub era típica de un irlandés; concretamente, éste estaba repleto de cuadros, fotografías, camisetas y objetos relacionados con el rugby. También teníamos una tele enfrente de nosotros donde estaban retransmitiendo un programa de fútbol que repasaba algunos de los mejores goles de la liga italiana de la temporada anterior. En el pub, estuvimos unos tres cuartos de hora charlando y comentando cosas del viaje, de lo que habíamos visitado, de lo que nos había parecido, etc.
Pasadas las once y media, decidimos irnos ya a nuestros respectivos hostales, así que llamamos a la camarera para que nos trajera la cuenta: 4 euros por cada cerveza y ¡3'5 euros por la Coca Cola! Me esperaba un precio alto, pero no tanto por una botella de 20 cl... Al contrario que el día anterior, no nos confundimos a la hora de tomar el camino de regreso al hostal, ya que tiramos por la larga Via Panisperma, la misma calle por la que pasamos por la mañana; en el trayecto, con alguna que otra cuesta de por medio que nos costó, nunca mejor dicho, subir por culpa del cansancio, advertí que se estaba nublando y que las nubes eran de lluvia, por lo que parecía que se iban a cumplir las predicciones que presagiaban precipitaciones para el sábado, para fastidio de nosotros.
Luego, una vez que llegamos a la Basílica di Santa Maria Maggiore, seguimos por la Via Carlo Alberto hasta la Piazza Vittorio Emanuele II. Allí, tocaba despedirse de Jose y Miguel, ya que ellos se irían por la mañana a conocer Milán; no obstante, mi despedida fue sólo un hasta luego, porque me volvería a reunir con ellos el domingo por la noche en Bérgamo. Jesús, Sebas, Pepe y yo nos fuimos a nuestro hostal; al igual que el día anterior, las camas no estaban hechas. Mientras Sebas y Jesús se duchaban, dejé preparados los folios con la ruta que tenía planificada para el sábado y la lista de sitios recomendados donde poder almorzar y cenar, además del mapa de Roma.
Antes de ducharme, acordamos poner las alarmas de los móviles para despertarnos a las siete y media; cuando salí del baño, los tres ya estaban dormidos, y no me extrañaba, porque estábamos muy cansados de toda la caminata que nos habíamos pegado, así que intenté hacer el menor ruido posible para acostarme. Ya era la una de la madrugada cuando me metí en la cama, pensando en si el cielo nos traería o no lluvia para nuestro siguiente día en Roma.

sábado, 16 de enero de 2010

Lo de este año no tiene nombre

Antes de narrar mi búsqueda del aguinaldo de ayer, quisiera comentaros lo siguiente: desde principios de semana, tenía la corazonada de que el sobre iba a estar escondido por la zona de los Mártires. No me preguntéis por qué, pero era una intuición que se me venía a la cabeza cada dos por tres; si no os lo creéis, tengo un amigo que puede confirmar que lo que acabo de decir es cierto. Ahora, pues, comencemos con lo que ocurrió ayer.
Salí de casa pasadas las ocho y media, y, cuando llegué a la Plaza San Pedro de Alcántara, había más gente que en ninguno de los tres anteriores aguinaldos, por lo que hoy iba a tener mucha competencia. Esta vez, la primera pista no la dieron antes de la nueve de la noche, como ha sido habitual este año, sino después, y decía lo siguiente:
  • Inversión.
¿Qué cosas se me vinieron a la cabeza? La sucursal de un banco, un cartel que informase de unos fondos empleados para rehabilitar un edificio o una calle (lo del Plan E, por ejemplo), etc. Como no lo tenía muy claro, empecé a buscar por dónde yo tenía la corazonada, es decir, por la zona de los Mártires, a muy pocos metros de allí. Estuve por las calles Comedias, Canasteros, Plaza de las Cofradías, Hernán Ruiz, Nosquera, Mosquera, Mártires, San Telmo, Santa Lucía, Convalecientes y Juan de Padilla, mirando en cada rincón donde pudiera estar escondido el sobre del aguinaldo, y, de paso, intentando encontrar algo que se pudiera relacionar con la primera pista. Tras subir por Casapalma y torcer a Beatas, dijeron la segunda pista:
  • Ocho en la pared.
Parecía bastante evidente: había que buscar algo que apareciese ocho veces en una pared, o también podría referirse al número que hay sobre un portal. Como por los Mártires no encontraba nada, decidí explorar otras zonas, fijándome en todo para buscar alguna similitud con alguna de las dos pistas que tenía; tiré por calle Granada, Echegaray, San Agustín, Santa María, Císter, Molina Lario, Sancha de Lara y Martínez. En calle Panaderos, paralela a la Alameda, vi un portal con el número 8; seguramente, ya habría pasado por varios portales con ese número en las calles anteriores, pero del primero del que me di cuenta fue de éste, aunque allí tampoco encontré nada. A las diez menos cuarto, anunciaron la siguiente pista:
  • Media luna.
No tenía mucha idea de lo que podría significar, si acaso alguna pintada o algún cartel en el que apareciese media luna. Como quedarse parado para pensar sirve de poco, seguí callejeando pero sin rastrear en cada recoveco, sino mirando a mi alrededor para asociar las pistas con lo que iba viendo. Así estuve por la zona del Mercado, por calle San Juan y luego por Pozos Dulces, donde escuché la cuarta pista:
  • Boca de incendios.
Al igual que las anteriores, esta pista era muy directa; la forma más fácil de encontrar el sobre era llegar al sitio en el que encajan todas estas pistas tan evidentes, o, al menos, así lo parecían. La primera pista, como comenté, podría referirse a un banco; en ese momento, pensé en el Banco de España, que está cerca del Jardín Pedro Luis Alonso, que está siendo remodelado, es decir, también encajaba con esa pista, y, además, era muy probable que hubiese una boca de incendios, porque el Ayuntamiento está justo al lado y resultaba lógico que, habiendo edificios tan importantes, alguna que otra boca de incendios estuviese allí. Nada más llegar, dijeron otra pista por la radio:
  • Sólida, gaseosa y...
No había duda: faltaba 'líquida' y se refería al agua. Había bastante gente en esa zona, ya que muchas pistas conducían a ese lugar: la primera se podía encajar con el Banco de España o con el edificio de la Aduana, que lo están restaurando y que tiene un gran cartel que informa del dinero que se está invirtiendo en ello; a pocos metros del Banco de España y de la Aduana, hay una señal de 'Hidrante. Uso exclusivo del Real Cuerpo de Bomberos', es decir, una boca de incendios de donde se obtiene agua. Inspeccioné las calles que rodean a estos edificios, pero sin éxito, así que me dirigí a calle Bolsa, que se podría relacionar también con la primera pista; mientras estaba buscando, dieron la sexta pista de la noche:
  • En Andalucía, hay millones de hectáreas plantadas.
Supuse que se refería al olivo, porque otra cosa no se me ocurría, pero la pregunta era: ¿dónde puede haber un olivo en el centro de Málaga? No es un árbol que se suela plantar en mitad de una ciudad, pero estaba casi seguro de que, si realmente había alguno, el aguinaldo estaría escondido muy cerca. Avancé por Marín García y, a continuación, volví a calle San Juan para seguir por calle Nueva, que tiene ocho farolas en la pared, aunque no vi nada, y Salvago; en calle Compañía, haciendo esquina con Mártires, escuché la pista definitiva:
  • Pusieron un fragmento sonoro en el que se escuchaba a un capataz dirigir un trono con un banda tocando de fondo.
Estaba más que claro: Semana Santa. El sobre estaba por la Agrupación de Cofradías, en la zona de los Mártires, donde yo tenía la corazonada. Me dirigí allí rápidamente por Pozos Dulces, Arco de la Cabeza y Muro de San Julián, donde se encuentra la sede de la Agrupación, pero no encontraba el sobre. Luego, fui a la Plaza de las Cofradías y, entonces, ya me encajó todo: cuatro olivos en medio de la plaza y dos farolas en cada una de las cuatro fachadas que la rodean, es decir, ocho en total. ¿Cuál era el problema? Que había mucha gente buscando y que las probabilidades de que yo diera con el sobre eran mínimas; además, en esa plaza estuve nada más comenzar el programa y la examiné de punta a punta. En la calle San Julián, que comienza en dicha plaza, había un grupo compuesto por unos ocho o diez jóvenes apiñados sobre la pared; me acerqué y uno de ellos estaba sacando con unas pinzas un papel enrollado como si fuera un cigarro que estaba metido dentro de un agujero de un dedo de grosor. Cuando lo sacó, lo abrieron y no tardaron ni una décima de segundo en dar saltos de alegría: habían encontrado el aguinaldo. Casualmente, eran las once de la noche y tocaba anunciar una nueva pista:
  • Pusieron un fragmento de la canción 'The Wall', de Pink Floyd.
No me lo podía creer: mi corazonada era cierta y, para más inri, había estado en esa plaza al principio del programa, aunque no había pasado por la calle San Julián, pero sí donde empieza, es decir, tuve el aguinaldo a poco más de diez metros. Sabiendo que ya no tenía nada que hacer, me puse a intentar relacionar el resto de pistas con lo que había por allí: la primera la asocié a una placa que había en la plaza que ponía que se habían usado fondos europeos en restaurar la plaza; en la esquina de calle San Julián con Nosquera vi una señal de 'Hidrante', mientras que en la plaza hay una fuente alargada en el suelo con forma de rejilla metálica. Por la radio, dieron las dos últimas pistas:
  • 23 años por España predicando el Evangelio.
  • Dedicada a la Asociación de Fieles Católicos.
Nada más anunciar esta última, informaron de que les acababan de llamar con la contraseña correcta, y, pocos minutos después, llegaron a la emisora los chavales que encontraron el aguinaldo delante de mis narices. Les preguntaron cómo lo habían encontrado y resulta que lo hallaron después de la tercera pista, ya que se encontraban por allí y se dieron cuenta de que las pistas encajaban. Vieron el papel enrollado dentro de un agujerito pero, al intentar sacarlo, lo metieron más al fondo de tal forma que con los dedos era imposible recuperarlo, así que tuvieron que ir a un chino a comprar unas pinzas; tardaron mucho en poder sacarlo y, además, se les rompió la pinza, pero finalmente lograron sacar el papel, justamente cuando yo les vi, es decir, una hora después de cuando lo localizaron. Tras contar esta curiosa experiencia, los de la emisora dieron la explicación de las diez pistas:
  1. Inversión: en la esquina de calle San Julián con calle Nosquera, hay un cartel que reza 'Framarsa Inversiones'.
  2. Ocho en la pared: como advertí nada más llegar a la plaza, se refería a las ocho farolas que hay en ella.
  3. Media luna: en calle Nosquera, casi enfrente del final de calle San Julián, hay un 'Don Kebab'; los kebab son originarios de Turquía, en cuya bandera aparece una luna.
  4. Boca de incendios: como también advertí demasiado tarde, se refería a la señal de 'Hidrante' que hay en la esquina de la calle con la Iglesia de San Julián.
  5. Sólida, gaseosa y...: líquida. Se refería, lógicamente, al agua, concretamente a la fuente que he comentado antes.
  6. En Andalucía, hay millones de hectáreas plantadas: como deduje, se refería a los olivos, y hay cuatro en la Plaza de las Cofradías.
  7. Fragmento sonoro en el que se escuchaba a un capataz dirigir un trono con un banda tocando de fondo: se refería a la Semana Santa y, por ende, a las cofradías que procesionan dicha semana; la Plaza de las Cofradías está al final de la calle San Julián.
  8. Fragmento de la canción 'The Wall', de Pink Floyd: la traducción del título es 'El Muro'; la calle paralela es el Muro de San Julián, y al principio de dicha calle, haciendo esquina con Nosquera, hay un bar que se llama 'El muro'.
  9. 23 años por España predicando el Evangelio: se refería a San Julián, obispo de Cuenca en el siglo XII, que da nombre a la calle donde estaba escondido el aguinaldo.
  10. Dedicada a la Asociación de Fieles Católicos: así se define una 'cofradía'.
A saber qué habría pasado si, al inicio del programa, cuando me encontraba en la Plaza de las Cofradías, en vez de seguir por Hernán Ruiz lo hubiera hecho por calle San Julián. ¿Habría mirado en el agujero en el que estaba escondido el aguinaldo? Quizás sí, quizás no, eso nunca lo podremos saber, pero sólo de pensar que la intuición no me había fallado y que pasé por casi todas las calles de la zona excepto por ésa en concreto... Uno se desanima mucho, la verdad. A continuación, os dejo un mapa del centro con los cuatro sitios en los que ha estado escondido el aguinaldo (están ordenados por día, es decir, la A marca el primer aguinaldo, la B el segundo...):
Lo que me ha pasado este año con el aguinaldo no tiene nombre: en el primero, pasé por donde estaba el sobre una hora antes de que lo encontraran y con la sexta pista sabía en qué calle estaba; en el segundo, pasé a medio metro del sobre y estuve una hora en la calle en el que estaba escondido; en el tercero, desde la tercera pista supe en qué zona lo escondieron y pasé cerca de donde estaba oculto; y en el cuarto, el de ayer, tenía una corazonada que resultó ser cierta y, de hecho, llegué a estar a unos diez metros del aguinaldo.
En fin, de poco vale ya lamentarse. Los cuatro aguinaldos de estas navidades ya han pasado y habrá que esperar casi un año para volver a salir a la calle y escuchar las diez pistas que conducen al sobre escondido en el centro de Málaga. Esperemos que la próxima vez la suerte se me muestre de cara y me indique el camino correcto; yo creo que, después de haberme quedado a un paso de encontrar el aguinaldo en los cuatro que ha habido este año, me merezco ser el afortunado que lo consiga. ¡Hasta el próximo aguinaldo!