jueves, 18 de diciembre de 2008

Viaje a Valencia: día 5


Viernes, 25 de julio de 2008

8:00
Nos levantamos en las que son ya las últimas horas de estancia en Valencia. Al igual que en los días anteriores, me ducho y después bajo con Jose, Miguel y Pepe al comedor. El viaje en tren hacia Málaga iba a ser largo, así que me puse las botas en el desayuno. Yo creo que no he desayunado tanto en mi vida: seis o siete tostadas con mantequillas, seis croissants, tres ensaimadas, un zumo de naranja y un vaso de leche con Colacao.
Después, subimos a nuestras habitaciones para terminar de hacer las maletas, aunque la noche anterior ya las dejamos casi listas. Tras asegurarnos de que no nos dejábamos nada, bajamos a la recepción para pagar los cuatro días de estancia en el hotel.

10:00
Nos dirigimos a la parada de metro que hay al lado del hotel para llegar al centro de la ciudad, donde se encuentra la estación de trenes. Casualidades de la vida, en este trayecto gastamos el bono de diez viajes que compramos cada uno de nosotros nada más llegar a Valencia. Como el metro no llegaba directamente a la estación, hicimos un transbordo para llegar allí poco antes de las diez y media.
Al tren todavía le quedaba una hora para llegar, así que teníamos tiempo todavía de hacer algunas fotos en la estación y le pedimos a una mujer que pasaba por allí que nos hiciera una foto a los cuatro, ya que no teníamos ninguna en la que saliéramos todos juntos.
11:25
Tras casi una hora de espera, el tren llegó a la estación con unos minutos de retraso. Por delante quedaba un largo viaje de cerca de diez horas hasta llegar a Málaga.
Esta vez, al contrario que en la ida, nos pudimos sentar los cuatro juntos. Y de nuevo, el mismo trayecto que el lunes, pero, lógicamente, al revés: Valencia, Xátiva, Albacete, Villarrobledo, Socuéllamos, Alcázar de San Juan, Manzanares, Valdepeñas, etc.
Durante casi todo el viaje, padecimos las travesuras de un niño de unos 10 años que no era más pesado porque no podía. No paraba de hablar, de molestar, de pelearse con su hermano pequeño... Sus abuelos no sabían ya qué hacer. Hacía tanto ruido que Pepe no tuvo más remedio que ponerse tapones para seguir leyendo un libro que se había llevado para amenizar el trayecto. Efecto le haría, porque se zampó buena parte del libro.

15:00
Llegó la hora de comer, pero después del desayuno que tomé esa misma mañana no podía tener hambre, y así fue. Pepe desayunó más moderadamente, así que le hice compañía mientras almorzaba en el vagón donde se encontraba la cafetería.
De vuelta a nuestros asientos, pusieron en las televisiones del vagón una película que ya no me acuerdo cuál era, pero no tenía muy buena pinta, así que cogí mi Mp4 para escuchar un poco de música; mientras tanto, Pepe siguió leyendo su libro, Jose y Miguel se pusieron a jugar con la Nintendo DS y el niño que no paraba siguió sin parar...

18:30
Ya quedaba poco para llegar a Málaga. El viaje de vuelta se me estaba haciendo menos pesado que el de ida, en parte porque el aire acondicionado funcionó mejor que la otra vez y no hacía tanto calor, y también me encontré más cómodo en el asiento, no como el lunes, que estuve medio viaje de pie.
Pues entre que estaba más cómodo y el cansancio de los últimos días, al final caí en los brazos de Morfeo, y eso que estaba con los cascos puestos. Miguel, muy atento, inmortalizó mi sueñecito en esta fotografía. A los pocos minutos, me desperté, cuando nos encontrábamos ya en tierras andaluzas. En Andújar creo que fue, el niño que no dejaba tranquilo a nadie nos dejó en paz (al menos, se despidió), y más tarde, en Córdoba, el vagón se quedó medio vacío.
Para merendar, tenía galletas y chucherías que sobraron de la ida, y duraron poco, sobre todo las galletas, que tenían el chocolate un poco derretido y que estaban para chuparse los dedos.

21:09
A Córdoba llegamos con un poco de retraso, pero, finalmente, llegamos puntuales a Málaga tras casi diez horas de viaje. En la estación, no estaba esperando la madre de Jose y sus hermanos; mis padres, que estaban en Marbella, no pudieron ir a recogerme como me dijeron la noche anterior, así que me fui a Muelle Heredia para coger el autobús a Rincón de la Victoria.
Las maletas ya están preparadas para el próximo viaje. ¿Cuál será el próximo destino?
P.D.: en los próximos días, os pondré en la barra lateral una presentación con más fotografías del viaje. ¡Que las disfrutéis!

1 comentario:

Letuchi dijo...

Vaya desayuno de escándaloooooooo, me encantan a mi también los croissants ummmmm, bueno Rafa, habrá qu eir pensando en ir a verme a Milán no? Que España ya se queda muy cortita jeje. A ahorrar y a estrenar la reflex en mi nueva ciudad ;)