martes, 14 de octubre de 2008

Viaje a Valencia: día 3

Miércoles, 23 de julio de 2008

7:30
Nos levantamos a la misma hora de ayer. Una duchita y al comedor. Desayuno más o menos lo mismo que ayer, aunque hoy también me he tomado un zumo de naranja. Tras subir a nuestras habitaciones para coger la cámara y el plano de Valencia, nos dirigimos a la parada del metro para bajarnos en el centro. Andamos unos minutos hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento; allí, preguntamos dónde para el autobús que pasa por la Ciudad de las Artes y las Ciencias, ya que estábamos todavía un poco cansados del día anterior. En la calle que une la plaza con la estación de trenes, cogemos dicho autobús.

10:15
Al llegar al Oceanográfico, lo primero que hacemos es preguntar en Información cuál es la ruta recomendada para visitarlo, ya que se compone de varias zonas. Allí mismo, también nos dijeron el horario del Delfinario, ya que las exhibiciones de los delfines están programadas a ciertas horas.
En primer lugar, fuimos al Mediterráneo, compuesto por siete acuarios que presentan varios ecosistemas marinos del mar que baña parte de la península, como el Mediolitoral, el Infralitoral y el Coralígeno; en ellos podemos contemplar bancos de peces, estrellas de mar, cangrejos, rayas, etc. Después, entramos en una cúpula esférica, la de los Humedales, donde conviven especies acuáticas y aves. La vegetación permite que éstas puedan crear nidos, en los que pudimos ver a varios polluelos.
A continuación, pasamos a dos zonas unidas por un túnel subacuático de 70 metros de longitud: Templados y Tropicales. La primera de ellas, la más amplia de las dos, se divide, a su vez, en subzonas, como Los Bosques de Kelp, llamado así por sus características algas, que pueden llegar a medir 50 metros, o la Península de Izú, donde podemos contemplar al cangrejo araña gigante o el pez trompetero. Las focas también tienen un sitio reservado en esta zona, y pueden ser observadas tanto en el nivel superior como en el inferior. Antes de llegar al túnel, pasamos por tres pequeños acuarios donde se muestran tres especies curiosas: los caballitos de mar, los dragones de mar y las temidas medusas. Ya en el túnel, simulamos un viaje submarino que nos lleva desde las latitudes templadas hasta las tropicales. Al final, llegamos a la Sala Oval, en el que se recrean los arrecifes de coral más importantes: el del Caribe y el del Indopacífico.
A la salida de esta zona, pasamos por el Lago Central del Oceanográfico, donde habitan varias especies de aves, como flamencos, pelícanos, patos y cisnes, y por las Islas, hogar de los leones marinos. En unos minutos, daba comienzo una de las exhibiciones de delfines del día, así que interrumpimos nuestra ruta para coger sitio en la grada del Delfinario.

12:00
Sin duda, éste fue uno de los mejores momentos de la visita al Oceanográfico. En la exhibición, participaban varios domadores de delfines que hacían piruetas con ellos; cuando actuaban solamente los delfines, éstos saltaban una tirolina, jugaban con los aros, nadaban hacia atrás, de pie sobre el agua, hacían volteretas, saludaban al público... Simplemente, asombroso. Y de regalo por haberlo hecho tan bien, una buena ración de pescado.
Seguidamente, acudimos al Mar Rojo, un auditorio en cuyo escenario se encuentra un gran acuario habitado por animales marinos de esta región. A continuación, pasamos al Antártico, compuesto por un acantilado rocoso donde vive una colonia de pingüinos, caracterizados por sus torpes andares y sus fluidos movimientos bajo el agua.
Después, entramos en un gran iglú, que albergaba la zona denominada Ártico, compuesto por dos grandes tanques donde pudimos contemplar a las simpáticas belugas, unas pequeñas ballenas blancas que siempre parecen sonrientes, y a las morsas, con sus largos colmillos y bigotes. Ya para terminar, pasamos a la última zona que nos quedaba, la de los Océanos; sus dos torres unidas por un túnel albergaban especies como tiburones, impresionantes cuando pasan por encima de ti, rayas, tortugas...
Antes de irnos, fuimos a la tienda del complejo para comprar algún recuerdo de nuestra visita al Oceanográfico, como una camiseta, en mi caso.

14:00
Como teníamos previsto, nos fuimos anadando hacia la playa para tomarnos una paella en el paseo marítimo. Estaba un poco lejos, pero con el plano delante calculamos que en poco más de media hora estaríamos allí... Pero cuando llegamos a una glorieta y vimos que habíamos llegado a una carretera, no tuvimos más remedio que dar media vuelta.
Eran ya casi las tres de la tarde y a las cinco y media teníamos que estar de vuelta para ir al Hemisférico. Empezamos a discutir sobre si era mejor coger un autobús que nos llevase a la playa, o si buscar algún sitio para almorzar cerca de dónde nos encontrábamos y dejar la paella para mañana... En fin, que entre el calor que hacía y que si hoy no íbamos a la playa nos quedaríamos sin probar una paella en Valencia, decidimos coger un autobús. En el trayecto, pasamos por el circuito en el que semanas más tarde se celebraría el Gran Premio de Europa de Fórmula 1; se podían ver las gradas supletorias ya construidas y cómo los operarios montaban las vallas de protección y apilaban los neumáticos.

15:30
A esta hora, llegamos al paseo marítimo de la playa de las Arenas, colindante con el puerto de Valencia. Tras un paseo de reconocimiento de los restaurantes y chiringuitos, nos decidimos por uno que pintaba bastante bien, pero nos encontramos conque estaban todas las mesas u ocupadas o reservadas, así que nos fuimos a otro. En éste, pedimos una paella con calamares para cuatro; tras media hora de espera, llegó el ansiado momento de comer, que hacía bastante falta. La paella no estaba mal, la verdad, pero no era gran cosa, ni en sabor ni en cantidad; además, junto con el agua, nos costó 13€ a cada uno, un poco caro bajo mi punto de vista. Vamos, que si lo que me comí cuesta eso, el que hace mi madre, por lo menos, 50.
Cuando terminamos de comer, nos dimos otro pequeño paseo. Pepe se atrevió a llegar hasta la orilla de la playa. ¡Qué gustazo de playa! Extensa, con la arena blanquita... Igualita que en Málaga (en tono irónico). Sin mucho tiempo que perder, nos dirigimos a una parada de autobús para volver a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, porque a las cinco y media teníamos que estar en el Hemisférico.

17:30
Lo primero que hicimos al llegar al Hemisférico fue entrar en los baños para refrescarnos, porque el calor que hacía no era normal. Media hora más tarde, entramos al edificio en sí tras coger unos cascos que nos permitirían escuchar el contenido de la proyección; los cascos, todo hay que decirlo, un poco incómodos y 'galácticos', por llamarlo de alguna forma.
El Hemisférico, aparte de albergar la sala más grande de España que proyecta cine en formato IMAX, es también un planetario en el que se simulan más de 9000 estrellas, planetas, nebulosas, cúmulos, etc., sobre una pantalla gigante; además, los asientos de la grada tienen una inclinación de 30º, lo que aporta más realismo.
Las proyecciones a las que asistimos trataban temas muy relacionados entre sí. La primera, 'Orígenes de la vida', aborda la aparición de la vida en La Tierra. Empezando con el Big Bang, el documental avanza con la formación de las estrellas y los sistemas solares, las grandes extinciones y lo que provocó que nuestro planeta fuera habitable. La segunda proyección se titulaba 'La búsqueda de vida... ¿Estamos solos?'. En ella, se intenta responder a la pregunta de si estamos solos en el Universo. Desde las profundidades de los océanos hasta los confines del cosmos, este documental aborda la relación que puede existir entre la vida en La Tierra y en otros planetas.

19:00
Tras abandonar el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, nos encaminamos al centro de Valencia con tranquilidad paseando por los Jardines del Turia. Estos jardines se extienden por el antiguo cauce del río Turia y, actualmente, es uno de los más grandes y visitados de España. En su interior, además de un gran número de árboles y fuentes, podemos encontrar el Parque Gulliver, una zona recreativa infantil con una escultura de 70 metros del personaje creado por Jonathan Swift, el Palau de la Música, el Bioparc, el Zoo de Valencia, etc; además, podemos contemplar el gran número de puentes de varios estilos que lo atraviesan. Casualmente, uno de ellos es del mismo arquitecto que hizo la Ciudad de las Artes y las Ciencias, Santiago Calatrava.

20:00
Como todavía teníamos tiempo por delante, aprovechamos para ver algunos monumentos. Entre ellos, la Puerta del Mar, muy parecida a la Puerta de Alcalá de Madrid, el edificio de la Capitanía General, la Iglesia de Santo Domingo, una escultura de San Vicente Ferrer, el Palacio de Justicia, la Plaza de Alfonso el Magnánimo, etc.
Ya a las nueve, nos fuimos a la Plaza de la Reina para cenar en 100 montaditos, ya que, de lunes a jueves, todo vale 1€, tanto los montaditos como las bebidas. Y lo aprovechamos bien, porque con 5 unidades y un refresco de los grandes nos quedamos bastante contentos. Antes de pedir lo que íbamos a tomar, nos ocurrió algo que nos dejó un poco asombrados. Cuando llegamos, como las mesas son pequeñas (sólo caben dos personas), juntamos dos que estaban cerca; no pasó ni un minuto cuando una camarera se acercó y nos obligó a que ocupáramos sólo una de ellas, lo cual nos parecía una exageración. Como era previsible, allí era imposible que comiéramos los cuatro, así que lo que hicimos fue que nos dividimos en dos parejas y cada una se sentó en una mesa como si no nos conociéramos. Pero a los pocos minutos, llegaron dos parejas de unos sesenta años que actuaron al igual que nosotros al comienzo, y a ellos no se les dijo nada...
Ya de vuelta en el hotel, me puse a estudiar en el plano lo que nos quedaba por visitar de Valencia y establecer una ruta para el último día que nos quedaba realmente, porque el viernes, el tren salía a las once y media de la mañana, por lo que no podíamos dejarnos nada importante en el camino. La visita a Valencia del jueves, en la próxima entrada.

1 comentario:

Letuchi dijo...

Rafaaaaaaaaaa, muy buena la ciudad de las artes y ciencias jeje. Oyeee, eso del 100 montaditos no o sabía yooo jeje, ya l sé para otra vez.
Tu viaje fue muy guay, cuando tenga tiempo contaré el mío ;)
Besitossss y hasta prontooo guapooo