El Málaga debutó anoche oficialmente en la Champions League al disputar en La Rosaleda el partido de ida de la previa y ganar 2-0 al Panathinaikos griego en un encuentro que quedará en el recuerdo de todos los aficionados malaguistas, quienes por primera vez escucharon en vivo y en directo esa gloriosa melodía.
El conjunto blanquiazul fue el dueño y señor de los primeros 45 minutos del partido. El Málaga se hizo desde el principio con la posesión del balón y lo movió a su antojo, con fluidez y presionando al hombre para recuperarlo lo antes posible. La primera gran ocasión la tuvo Eliseu al cuarto de hora con un derechazo desde la frontal del área que el meta Karnezis despejó córner. Precisamente en este saque de esquina llegó el primer gol de la noche, obra de Demichelis, que sólo tuvo que empujar el balón al fondo de las mallas tras un pase de cabeza de Weligton (1-0). Las llegadas malaguistas al área rival eran continuas, mientras que el Panathinaikos apenas era capaz de superar la línea de mediocampo. El segundo gol llegó a diez minutos del descanso tras una espectacular triangulación trenzada por Maresca e Isco, que centró a Eliseu para que empalara con su zurda (2-0). El partido estaba muy de cara, y eso lo sabía la afición, que vibraba y animaba sin cesar. Tuvo el Málaga otra buena ocasión ya en el descuento con un disparo colocado al palo de Maresca que obligó a Karnezis a estirarse para blocar el esférico. El árbitro francés estuvo regular, principalmente por una equivocada decisión tras conceder una ley de la ventaja y por su desacertado criterio a la hora de mostrar las tarjetas durante todo el encuentro.
El domino del Málaga en la segunda parte no fue tan evidente como en la primera, puesto que por momentos pasó ciertos apuros por culpa de los acercamientos del Panathinaikos y quizás también por la falta de frescura típica de comienzos de temporada. A pesar de todo, fueron los blanquiazules los que dispusieron de más oportunidades para alterar un marcador que ya no se volvería a mover. Primero la tuvo Isco, que dirigió un contragolpe hasta la frontal del área grande, desde donde dibujó una rosca que se marchó fuera por muy poco después de tocar en un defensa. Luego, Toulalan enganchó un potente disparo tras un córner que terminó cerca del palo, al igual que el joven Fabrice en un genial taconazo a centro de Jesús Gámez. La primera acción de verdadero peligro por parte de los griegos la protagonizó Fornaroli, que fue lo suficientemente estorbado por Demichelis para que su remate fuera atajado sin excesivos problemas por Caballero. Isco volvió a disponer de otra ocasión en una diagonal desde la banda derecha que finalizó con un remate que se fue fuera. El Panathinaikos pudo reducir la ventaja con un mano a mano entre Toché y Caballero que salvó el meta malaguista a falta de un cuarto de hora para el final.
El sueño del malaguismo está cerca. Un 2-0 que pudo ser fácilmente una goleada, unido a la notable superioridad mostrada, debería ser una renta suficiente para afrontar el partido de vuelta del próximo martes en Atenas, cuando sabremos definitivamente si el Málaga accede por primera vez en su historia a la fase de grupos de la Champions League. Tenemos derecho a soñar, y este equipo y esta afición se merecen una alegría. ¡Vamos, Málaga!
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