Este fin de semana terminé de leer mi primera lectura veraniega, concretamente 'Nudos y cruces', del escritor escocés Ian Rankin.
El sargento John Rebus es uno de los encargados de investigar el caso de dos niñas que han sido secuestradas y posteriormente asesinadas en Edimburgo. John deberá centrarse en este caso al tiempo que experimenta una situación personal cuanto menos compleja: se ha separado de su mujer, con la que tiene una hija de doce años en común; su relación con su hermano, un conocido hipnotizador, es un tanto fría y poco fluida; tiene entre sus vicios el alcohol y el tabaco; y además se siente atormentado por un pasado salpicado de malos recuerdos. El caso se complica cuando más niñas son secuestradas, y, al mismo tiempo, el sargento recibe cartas anónimas que podrían ser del propio secuestrador, quien parece tener un vínculo con él.
Conocí la existencia de este escritor escocés de novelas policíacas hace unos cinco o seis años, cuando empecé a interesarme de lleno en este género que se ha convertido en un filón inagotable para mí, pero fue a la vuelta de mi viaje a Edimburgo cuando me percaté de que la saga protagonizada por John Rebus, por la cual es famoso, está ambientada en esta ciudad que tanto me gustó y a la que me gustaría volver dentro de unos años. Así pues, como persona ordenada que soy, decidí empezar por el primer libro, el cual me ha dejado relativamente satisfecho, pero con la sensación de haberme quedado a medias, y ahora explico por qué jugando precisamente con esta palabra. Las algo más de doscientas páginas de las que se compone se pueden dividir en dos mitades: una primera que se centra principalmente en la vida personal del protagonista, algo que parece ser una característica común entre los autores actuales de este género, pero a la que le falta intensidad; y una segunda que me ha enganchado bastante, pues es entonces cuando se le empieza a ver color al caso de las niñas secuestradas, aunque aquí también juega un papel fundamental la vida privada de John Rebus. Por otra parte, otras pegas que le encuentro son que la pista principal la proporciona un personaje que no se podría considerar ni secundario, cuando lo habitual es que ese mérito se lo lleve el protagonista, y que el final es bastante abrupto, ya que se descubre quién es el malo de la película (obviamente no voy a decir cómo termina) y se acaba el libro de golpe y porrazo; si bien queda la trama principal queda aclarada, se echan en falta unas cuantas páginas que cierren mejor la historia. En líneas generales, se trata de un libro corto que se lee fácilmente, ideal para un par de tardes de verano, aunque no es brillante. Como he dicho antes, se trata del primer título de una saga que cuenta ya con más de veinte libros, algunos de los cuales son, según he leído en críticas de otros lectores, bastante mejores que éste, por lo que en principio seguiré con esta saga, aunque también tengo que empezar y continuar con otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario