martes, 30 de junio de 2020

Viaje a España 2018: día 3

Jueves, 12 de julio de 2018

8:00
Nos levantamos a la hora habitual para ducharnos, vestirnos y terminar de hacer las maletas antes de salir a desayunar cerca del hotel, concretamente en el Dominicos Café. Yo me tomé pan con aceite, una napolitana de chocolate y un vaso de leche con Nesquik (el pan y la napolitana parecían del día anterior), que junto con lo de mi madre fueron 4'6 €.

Volvimos al hotel para recoger el equipaje y dejar la llave de la habitación en la recepción. Ya en el coche, salimos a las 9:45 rumbo a León, haciendo una parada en el camino en Benavente. Minutos antes de la una, ya en León, repostamos diésel antes de aparcar cerca del Hotel Infantas de León, donde nos alojaríamos durante dos noches por 134'10 €. Dejamos las maletas en la habitación que nos asignaron, la 117, y tras ello volvimos inmediatamente a la calle.

Nos fuimos en busca del primo Julio y de su mujer Pilar, que habían venido de Palencia para pasar un rato con nosotros. Cuando pasamos por delante de la fantástica Catedral de León, por desgracia con la fachada principal oculta tras una lona por estar siendo restaurada, nos llamaron para confirmarnos que nos esperaban en el bar Altar.

Apenas tardamos unos minutos en encontrarles y volver a vernos después de que el verano anterior hubiésemos ido a visitarles a Palencia. Ellos ya se estaban tomando una cerveza, así que mi madre y yo también nos pedimos algo para refrescarnos, en mi caso una Coca-Cola Zero acompañada de una tapa de chorizo a la sidra.

De allí nos fuimos a almorzar al restaurante Ezequiel, uno de los mejores de la ciudad. Para compartir pedimos una ración de croquetas y una fuente de embutidos enorme que llevaba lomo, chorizo, jamón, salchichón, cecina y queso, mientras que ya luego cada uno se pidió un plato principal, en mi caso lomo de cerdo adobado. Acabamos más que llenos, y además estaba todo muy bueno. No sé deciros cuánto costó porque invitó el primo Julio, pero barato no fue.

Nos dimos un pequeño paseo por los alrededores hasta que nos despedimos de ellos en la plaza de Santo Domingo, puesto que ya se volvían para Palencia. Mi madre y yo cogimos por la calle Ancha en busca del hotel para subir a la habitación y descansar un buen rato después de una comida tan copiosa.

19:10
De nuevo en la calle, accedimos al casco antiguo por la escalinata entre el final de la avenida de los Cubos y la Catedral de Santa María de Regla de León, la cual rodeamos hasta situarnos frente a su fachada principal, en la plaza de la Regla, donde además se encuentra el Monumento a los constructores de catedrales, el nombre de la ciudad en grandes letras de bronce y la escultura Padre e hijo contemplando la catedral.

A continuación, recorrimos la calle Ancha, muy llamativa con los balcones adornados con macetas llenas de flores, y al final de la cual vimos la peculiar capilla del Cristo de la Victoria, una talla que data del siglo XII y cuyas dimensiones son mayores a las habituales.

En la plaza de San Marcelo nos topamos con dos de los monumentos más representativos de la ciudad, como son el Palacio de los Guzmanes, que actualmente es la sede de la Diputación Provincial de León, y la Casa Botines, un edificio modernista obra de Antonio Gaudí, quien precisamente aparece representado en una estatua de bronce sentado en un banco frente a su obra.

En esta misma plaza pudimos ver también la iglesia de San Marcelo (cerrada en ese momento), tres maquetas de bronce a escala de la ciudad de León correspondientes a tres momentos de su historia (años 1, 1000 y 2000), la Fuente de San Marcelo y el busto del rey Alfonso V ubicado delante del Ayuntamiento.

Continuamos nuestro paseo por la muralla medieval hasta llegar a la iglesia de San Francisco de Asís, de cuyo interior cabe destacar el retablo mayor, para luego acercarnos al Jardín de San Francisco, en cuyo centro se encuentra la Fuente de Neptuno.

Volvimos a la muralla para recorrer por completo el tramo conocido como de Las Cercas. Después, nos acercamos a la plaza del Grano, muy característica con su suelo empedrado, y en la cual se erige la iglesia de Nuestra Señora del Mercado. Mi madre dijo de hacer un pequeño alto en el camino, así que nos sentamos en la terraza del bar La Piconera para tomarnos un refresco acompañado de su correspondiente tapa.


21:00
De allí nos fuimos al conocido como Barrio Húmedo, una zona de la ciudad famosa por contar con numerosos sitios en los que poder tapear, muchos de ellos concentrados alrededor de la plaza de San Martín, que ya estaba concurrida a esa hora. A pocos metros de allí vimos la iglesia de San Martín, aunque no pudimos entrar porque estaba cerrada, y más adelante la plaza Mayor, caracterizada por los típicos soportales y en la que se encuentra el Antiguo Consistorio.

Aunque todavía estábamos casi llenos del contundente almuerzo que habíamos compartido con el primo Julio y Pilar, nos acercamos a Las Tapas del Húmedo, donde nos pedimos una Coca-Cola Zero cada uno acompañadas de unas tapas servidas en pequeñas sartenes, de pollo la de mi madre y de bacon la mía, aunque al final me comí las dos porque mi madre no tenía mucha hambre. No estaba delicioso, pero sí a muy buen precio (5 € lo del ambos).

Sobre las diez y media, cerca ya de la noche cerrada, emprendimos el camino de regreso al hotel, pero antes nos acercamos de nuevo a la plaza Mayor y, sobre todo, a la plaza de la Regla para ver la Catedral de León completamente iluminada, tan o más bella que de día. Nos hicimos unas fotos frente a la fachada principal y luego la rodeamos por los laterales oeste, sur y este para admirar y fotografiar todos sus detalles.

Ya en la habitación del hotel, aproveché que todavía no tenía mucho sueño para ver un rato la tele y para planificar la ruta que seguiríamos al día siguiente, qué visitar, dónde comer, etc. Para variar, activamos las alarmas de nuestros móviles para que sonasen a las ocho de la mañana, tras lo cual nos acostamos cuando pasaban ya diez minutos de la medianoche.

2 comentarios:

Rojo Merlin dijo...

Me ha gustado esta entrada sobre León. Yo pasé allí tres meses de mi vida, por lo que tengo muy buenos y gratos recuerdos.
Mi hospedaje, en el barrio húmedo era la pensión Rosario, que quizá ya no exista.

Coca-cola Zero y chorizos a la sidra.....
Menos mal que no soy el único que los calores no le han derretido las neuronas, jajajaja.

Saludos cordiales.

Rafalillo dijo...

Pues a los pocos meses de este viaje volví a León, concretamente en febrero del año pasado, pero me decepcionó porque me encontré la ciudad vacía, sin vida, con los bares cerrados,no sé por qué.

Ya sé que la combinación puede resultar rara, pero soy abstemio y únicamente bebo agua y Coca-Cola cuando tomo algo en la calle, y ese día con el calor que hacía apetecía mucho una Coca-Cola bien fría jeje.

Saludos ;)