El segundo libro que me he leído este verano tiene por título una pregunta un poco larga pero curiosa, como es '¿Por qué los mayores construyen los columpios siempre encima de un charco?', y por autor a 'El rey de las cosas pequeñas', es decir, Luis Piedrahita.
El libro carece de argumento alguno porque básicamente no tiene historia, sino 43 historias, tantas como monólogos que se nos muestran divididos en seis secciones o temáticas: 'Cosas del cuerpo', 'Cosas del agua', 'El mundo de la información', 'Cosas de la cocina', 'Avatares de la vida' y 'Otros objetos olvidados hasta ahora'. Hay monólogos sobre los diferentes tipos de barbas que existen, sobre lo mal que lo pasamos cuando se va la luz o el agua, sobre las consignas publicitarias de los anuncios que ponen en la tele o sobre la última croqueta que se queda en el plato cuando todos los comensales se han quedado casualmente sin hambre al mismo tiempo. Hay de todo un poco, y todo con un poco de humor.
No me ha decepcionado el cuarto libro que ha publicado Luis Piedrahita, aunque me es inevitable hacer una comparación con '¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?', la otra recopilación de monólogos que me he leído de este genial humorista, mago y director de cine. Este libro me ha gustado un poquito menos por la sencilla razón de que recuerdo haberme reído más con el otro, y esto se lo achaco a que creo que, después de tres libros, debe ser complicado encontrar más objetos y cosas pequeñas que se merezcan un monólogo. Obviando si es mejor o peor, este libro mantiene la estructura del otro título que me he leído, es decir, cada monólogo ocupa unas tres o cuatro páginas, y en ellas el autor nos descubre momentos y situaciones de nuestra vida que muchas veces pasan desapercibidos y otros no tanto, pero que esconden una dosis de humor que sólo personas como Luis Piedrahita son capaces de ver y transmitir. Una novedad que he encontrado en este libro es que al final de algunos monólogos se incluye un recuadro titulado '¿Sabías que...?' que nos informa de pequeñas curiosidades acerca de lo hablado en las páginas anteriores y que siempre mantienen es toque de humor tan particular de Luis. Contar un chiste es fácil, pero que sea bueno y de humor inteligente es difícil, y Piedrahita consigue esto último casi siempre, por eso es uno de los mejores monologuistas de nuestro país, y por eso os recomiendo que os hagáis con su libro si queréis pasar un buen rato.
El libro carece de argumento alguno porque básicamente no tiene historia, sino 43 historias, tantas como monólogos que se nos muestran divididos en seis secciones o temáticas: 'Cosas del cuerpo', 'Cosas del agua', 'El mundo de la información', 'Cosas de la cocina', 'Avatares de la vida' y 'Otros objetos olvidados hasta ahora'. Hay monólogos sobre los diferentes tipos de barbas que existen, sobre lo mal que lo pasamos cuando se va la luz o el agua, sobre las consignas publicitarias de los anuncios que ponen en la tele o sobre la última croqueta que se queda en el plato cuando todos los comensales se han quedado casualmente sin hambre al mismo tiempo. Hay de todo un poco, y todo con un poco de humor.
No me ha decepcionado el cuarto libro que ha publicado Luis Piedrahita, aunque me es inevitable hacer una comparación con '¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?', la otra recopilación de monólogos que me he leído de este genial humorista, mago y director de cine. Este libro me ha gustado un poquito menos por la sencilla razón de que recuerdo haberme reído más con el otro, y esto se lo achaco a que creo que, después de tres libros, debe ser complicado encontrar más objetos y cosas pequeñas que se merezcan un monólogo. Obviando si es mejor o peor, este libro mantiene la estructura del otro título que me he leído, es decir, cada monólogo ocupa unas tres o cuatro páginas, y en ellas el autor nos descubre momentos y situaciones de nuestra vida que muchas veces pasan desapercibidos y otros no tanto, pero que esconden una dosis de humor que sólo personas como Luis Piedrahita son capaces de ver y transmitir. Una novedad que he encontrado en este libro es que al final de algunos monólogos se incluye un recuadro titulado '¿Sabías que...?' que nos informa de pequeñas curiosidades acerca de lo hablado en las páginas anteriores y que siempre mantienen es toque de humor tan particular de Luis. Contar un chiste es fácil, pero que sea bueno y de humor inteligente es difícil, y Piedrahita consigue esto último casi siempre, por eso es uno de los mejores monologuistas de nuestro país, y por eso os recomiendo que os hagáis con su libro si queréis pasar un buen rato.
3 comentarios:
Yo se por qué los mayores construyen los columpios siempre encima de un charco. Es fácil, los mayores todo lo hacen mal... porque esa es su función en este mundo.
Bien, y después de esta reflexión metafísica tan profunda, tengo que dar al menos una justificación.
Si el tonto de mi pueblo es más tonto que el tonto de tu pueblo, por la misma razón, mi niño se ensucia más que el tuyo, y si no, cómo leches va a presumir una auténtica madre, ama de casa, guía espiritual, conductora y "caudillo" de su casa, si su niño no le da el trabajo suficiente para poder hablar durante horas de sus travesuras y horas de trabajo que le proporciona.
Y después de esta otra super-reflexión moral y teológica, pues eso, que este libro (que también tengo, como todos los demás) es de lectura obligada, porque contribuye activamente en su misión de hacernos un poco más felices.
Saludos.
Esto es cierto, precisamente el otro día estaba mirando una máquina para hacer ejercicio en el parque, y tenía un charco delante. Me pregunté cómo no habían pensado en estas cosas.
Rojo Merlin: joe, qué divagaciones filosóficas-metafísicas, pero te estás metiendo en el carro de los que lo hacen todo mal, que tú no puedes presumir de juventud, al menos al mismo nivel en el que lo puedo hacer yo :P
¿Tienes los cuatro libros de Piedrahita? No tenía ni idea. Pues nada, supongo que tendré que hacerme con el primero y el tercero, que son los que no tengo.
Y sí, un poquito más felices sí que nos hace, por lo menos durante su lectura :D
Andrés: lo del charco tiene una muy fácil explicación.
Cuando uno se monta en un columpio, los pies rozan con el suelo y poco a poco se va formando un hoyo en el que se acumula el agua cuando llueve.
Es una simple casualidad :D
Gracias por vuestros comentarios ;)
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