En la tarde-noche de ayer, Málaga salió a la calle para ver a María Santísima de la Esperanza Coronada en la procesión extraordinaria con motivo del XXV aniversario de su Coronación Canónica. Miles de malagueños revivieron aquel día del 18 de junio de 1988, mientras que otros como el que os escribe bien se pudieron hacer una idea de lo que sucedió y significó para la ciudad.
Muchos actos han tenido lugar en las últimas semanas, pero el día era el de ayer. A las siete de la tarde, se celebró una misa previa en la Iglesia de Santo Domingo, desde donde partió todo el cortejo al tiempo que se lanzaban cohetes desde la casa hermandad para anunciar la inminente salida de la Reina de Málaga. En cabeza de procesión, tras la cruz guía, fue la Banda de Cornetas y Tambores del Paso y la Esperanza, seguida por los dos guiones de la cofradía, así como los de las que también tienen a su titular mariana coronada; luego, hermanos portando cirios, los hermanos mayores de las cofradías agrupadas y por último todo el cuerpo de acólitos junto con la basílica. Pasadas las ocho y media, con más de treinta minutos de retraso según lo previsto, salió a la calle bajo los últimos rayos de sol el trono de María Santísima de la Esperanza Coronada a los sones de su 'Himno de Coronación', interpretado por la Banda de Música de la Esperanza. No cabía un alfiler en los aledaños de la casa hermandad, y tampoco en el resto del recorrido, y es que incluso me atrevería a decir que había más gente que cualquier madrugada de Jueves Santo, que ya es decir.
La Esperanza cruzó su puente sobre una alfombra de romero para desembocar en calle Prim, donde recibió la primera de las muchas y abundantes petaladas que se vertieron sobre ella durante toda la noche. Poco después, se realizó la primera estación frente al convento de las Hermanas de la Cruz, quienes cantaron un motete dedicado a la Virgen. El cortejo continuó su camino por el Pasillo de Santa Isabel, Cisneros y Especerías antes de entrar en la Plaza de la Constitución con una espectacular curva con 'Pasan los campanilleros'. El trono se situó en el mismo punto donde 25 años antes fue coronada por el nuncio Mario Tagliaferri, junto al Pasaje de Chinitas, para llevar a cabo la segunda estación, en la que, tras cantar el 'Salve Madre', se leyó un texto que repasaba los momentos clave anteriores a la coronación y también los de aquel día de 1988, para terminar con el canto del 'Aleluya' a cargo de una coral. Ya en calle Marques de Larios, la Esperanza fue recibida por una panda de verdiales que, además de dedicarle varios bailes, quiso regalarle una penca de biznagas. Todo un guiño malagueño a la Reina de Málaga.
La procesión siguió por calle Strachan, punto en el que hubo un cambio de turno entre los portadores, siendo los nuevos los que llevaron la catedral andante de la Esperanza hasta la Plaza del Obispo, a los pies de la fachada principal de la Catedral, donde se celebró la tercera y última estación de la noche muy cerca ya de la una de la madrugada, es decir, casi dos horas después de lo que se había previsto. Allí, el rector de la basílica hizo la Lectura de la Palabra, tras lo cual se rezó el credo con motivo del Año de la Fe y se cantó la 'Salve a la Virgen de la Esperanza'. Al término de este acto, los representantes de las demás hermandades abandonaron el cortejo, que emprendió el camino de regreso por el mismo itinerario de cada Jueves Santo desde calle Calderería. La Virgen hizo la curva de Tejón y Rodríguez con Carretería también a los sones de 'Pasan los campanilleros', una escena que es ya todo un clásico de nuestra Semana Santa, y metros después del Bar Jamón le fue cantada una saeta desde un balcón engalanado para la ocasión, como también lo estaba la Tribuna de los Pobres, que obviamente no podía faltar a su cita.
El público se mantuvo fiel a la Virgen, que contó con una más que nutrida compañía durante las cerca de diez horas que duró la procesión extraordinaria. A las cinco y cuarto de la madrugada, María Santísima de la Esperanza llegó al entorno de su basílica, repleto de malagueños y visitantes de otras provincias que no se quisieron perder el encierro quince minutos más tarde, cuando la Virgen entró en el salón de tronos con la 'Marcha Real', y, ya dentro de la casa hermandad, fue mecida sin descanso mientras se interpretaba el 'Himno de Coronación de la Esperanza'.
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