Martes, 26 de febrero de 2019
8:20
En cuanto sonó el despertador, me levanté para ducharme y asearme, tras lo cual dejé el baño libre a Fran, quien me confirmó que yo había roncado bastante y que no había podido dormir bien (obviamente, no era mi intención). A las nueve y media, ya con Jose y Miguel, salimos del hostal para buscar un sitio en el que desayunar; finalmente, fuimos a El Valenciano, donde desayuné pan tostado con aceite, un vaso de leche con Cola Cao y un churro que venía de acompañamiento (3'20 € en total).
Regresamos al hostal para recoger nuestro equipaje y hacer el check-out, tras lo cual nos dirigimos al coche para dejar las maletas en el maletero y poder visitar la ciudad tranquilamente. El primer sitio al que fuimos fue a la Catedral de Santa María de Regla, el monumento más importante de León, cuya entrada seguía costando lo mismo que cuando la visité el verano anterior (6 €).
Recorrimos el templo siguiendo las indicaciones de la audioguía al tiempo que contemplábamos la belleza y la luminosidad de sus coloridas vidrieras y de sus rosetones, así como la grandiosidad de su bóveda de crucería, dos indicativos muy claros del predominante estilo gótico que caracteriza a esta catedral.
También visitamos el magnífico trascoro, que cuenta con relieves de alabastro y un arco triunfal; las numerosas capillas situadas en las naves laterales y en la girola; el coro, con los órganos situados sobre la sillería de madera de nogal; y el altar mayor, en el que destaca el retablo mayor de estilo neogótico.
Después de visitar la catedral, recorrimos el casco histórico de León, empezando por la plaza Mayor, donde se erige el Antiguo Consistorio, para luego callejear hasta llegar a la plaza del Grano, en la cual destacan la fuente situada en el centro de la misma y la iglesia de Nuestra Señora del Mercado.
13:00
Tras un pequeño receso para que mis amigos se tomasen una caña en una taberna de la plaza, retomamos el callejeo para dirigirnos al Paseo de Papalaguinda, a orillas del río Bernesga. Ya en el Puente de los Leones, vimos el Monumento a los Reyes de León, que cada día muestra la fecha que es, y rodeamos la plaza de Guzmán el Bueno para volver al centro de la ciudad.
Al llegar a la plaza de Santo Domingo, nos desviamos por la calle Ramón y Cajal para ver el Monumento a las Infantas de León, parte de la muralla romana de León, la Torre del Gallo y la Basílica de San Isidoro, tras lo cual pusimos rumbo a la plaza de San Marcelo, donde se erige la Casa Botines y donde también pudimos contemplar tres maquetas de bronce a escala de la ciudad de León.
Ya pasaban unos minutos de las dos de la tarde, así que decidimos buscar un sitio en el que almorzar. El problema era que, al igual que el día anterior, buena parte de los bares y restaurantes estaban cerrados, entre ellos varios de los que queríamos probar, lo cual no terminábamos de comprender, y más teniendo en cuenta que León había sido el año anterior la Capital Española de la Gastronomía.
Al final comimos en la Tabierna Los Cazurros, donde con las bebidas (Coca-Cola en mi caso) nos pusieron unas tapas de patatas bravas y alitas de pollo. Luego pedimos croquetas caseras, una tosta de cecina y queso, una tabla de embutido de León, unos huevos para romper con jamón asado, setas a la plancha con queso azul y una degustación leonesa. Todo salió por 55'80 €, bastante bien de precio para todo lo que comimos.
Una vez almorzados, mis amigos fueron a tomarse un café enfrente del Ayuntamiento, y mientras tanto yo fui al Restaurante Ezequiel para comprar dos tripas de salchichón y una de chorizo (15'90 €). De nuevo con Jose, Miguel y Fran, dimos por concluida nuestra estancia en León y nos fuimos en busca del coche para continuar con nuestro viaje.
16:35
Nuestro siguiente destino era Asturias, y concretamente nos alojaríamos en Oviedo. Cogimos por la autovía A-66 y por la autopista Ruta de la Plata, por la cual tuvimos que pagar un peaje de 13'35 €. Atravesamos las imponentes montañas de la cordillera Cantábrica hasta adentrarnos en Asturias, de tal forma que eran las seis y diez de la tarde cuando llegamos a Oviedo.
Dejamos el coche en un garaje situado frente al Hotel Clarín, alojamiento en el que habíamos reservado dos habitaciones para tres noches (67'50 € por cabeza), de tal manera que Miguel y Fran se quedarían en la 402, mientras que Jose y yo compartiríamos la 403.
Después de descansar un buen rato en las habitaciones, así como de planear lo que haríamos esa noche y dónde cenaríamos, salimos a dar una vuelta a eso de las ocho y veinte, siendo la Basílica de San Juan El Real el primer lugar que visitamos, muy llamativa con su imponente y suntuosa fachada iluminada.
A continuación, callejeando nos topamos con la estatua de Woody Allen, a pocos pasos del Teatro Campoamor, pues fue allí donde recibió el Premio Príncipe de Asturias (actualmente, Premios Princesa de Asturias), y también cerca del teatro, en la plaza de la Escandalera, vimos la escultura de 'La Maternidad' de Botero.
Poco después llegamos a la plaza de la Constitución, donde se erige el Ayuntamiento, y muy cerca de allí encontramos la Sidrería El Gato Negro, que era el sitio donde pretendíamos cenar, y la verdad es que fue todo un acierto. Para beber, mis amigos se tomaron varias botellas de sidra, y yo agua, y luego pedimos cecina con queso de cabra, zamburiñas, fritos de bacalao, chorizo a la sidra y escalopines al cabrales. Sencillamente espectacular, hasta el pan estaba buenísimo, y en total nos costó 77'70 €.
Tras una cena deliciosa y contundente, dimos un paseo por el centro para bajar la comida. Subimos la calle Rúa hasta desembocar en la plaza de Alfonso II el Casto, en la cual se halla la Catedral de Oviedo, que estaba elegantemente iluminada, así como la escultura de 'La Regenta', ya que la historia que se narra en esta famosa novela de Clarín transcurre en esta ciudad.
Finalmente, llegamos al hotel poco antes de las once y media, cansados tras un día muy completo de mucho caminar, un viaje en coche y una gran cena. Pasada la medianoche, nos acostamos para descansar y reponer fuerzas para el siguiente día.
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