lunes, 5 de enero de 2009

Concierto de Año Nuevo de Viena

Desde 1939, el 1 de enero no se entiende sin el 'Concierto de Año Nuevo de Viena', en el que la Orquesta Filarmónica de la capital austríaca rinde homenaje a la genial familia de músicos Strauss.
Probablemente, sea el concierto con más audiencia de cada año, ya que se emite por televisión en más de 50 países y es seguido por cerca de mil millones de personas. Da igual que empiece pocas horas después de iniciado el nuevo año, porque merece la pena pegarse el 'madrugón' a eso de las once de la mañana y sentarse delante del televisor para regalarle a nuestros oídos una buena dosis de música de gran calidad.
Cada año, el director de la orquesta cambia con respecto al anterior, según el sistema que se adoptó desde 1987, ya que, hasta entonces, el director se mantenía en su puesto hasta su muerte o jubilación. Entre otros, han tenido la suerte de dirigir este concierto directores como Clemens Krauss, Willi Boskovsky, Lorin Maazel, Herbert von Karajan, Zubin Mehta o Riccardo Muti. En 2009, la dirección de la orquesta le correspondió al músico argentino, nacionalizado israelí y español y con ciudadanía palestina Daniel Barenboim, quien deseó, al final del concierto, "que 2009 sea un año de paz y justicia humana en Oriente Próximo".
Como de costumbre, tras el programa oficial, compuesto por obras de la familia Strauss y, a veces, por alguna de otro compositor por alguna conmemoración (este año, Haydn, por el 200 aniversario de su muerte), se interpretan dos piezas que son como himnos para todo austríaco: 'El bello Danubio Azul' y la 'Marcha Radetzky'. Este año, durante la primera obra, tres niños bailarines, con sus respectivas parejas femeninas, ejecutaban el vals en los salones del Musikverein, para acabar su baile en la Goldener Saal (Sala de Oro), donde tiene lugar el concierto; por su parte, y como cada año, el público allí presente acompaña con sus aplausos al compás de la 'Marcha Radetzky' mientras el director les dirige; Barenboim se lució en esta edición a lo largo de todo el concierto y, especialmente, en esta última marcha, con innumerables gestos que divirtieron a la audiencia.
Por último, aquí os dejo dos vídeos con estas últimas obras que os he comentado. ¡Quién fuera violín para balancearse en las notas de una pieza de música clásica!
El bello Danubio Azul


Marcha Radetzky


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