Anoche fui con mi amigo Jose, su hermano Fran y un par de amigos de éste a los cines del Málaga Nostrum para ver la quinta entrega de la saga Bourne titulada simple y llanamente 'Jason Bourne', película dirigida por Paul Greengrass y protagonizada por Matt Damon (Jason Bourne), Julia Stiles (Nicky Parsons), Alicia Vikander (Heather Lee) y Tommy Lee Jones (Robert Dewey).
Jason Bourne, que ahora sobrevive ganando peleas clandestinas en los Balcanes, parece que ya empieza a hilar todo su pasado, pero todavía hay cosas que no sabe. Su amiga Nicky Parsons contacta con él para entregarle información confidencial de la CIA en la que se detalla todo su historial y diferentes operaciones de espionaje que deberían salir a la luz pública. Será entonces cuando Bourne comprenda realmente cómo llegó a formar parte de uno de esos programas y que ahora vuelve a estar en el punto de mira de la CIA, dirigida ahora por Robert Dewey y una de sus mejores analistas, Heather Lee.
Suele pasar que, cuando una afamada saga de películas retoma la historia muchos años después de la última entrega, la nueva es de peor calidad. Tenemos como claros paradigmas 'La jungla de cristal' o 'Terminator', y la saga de Bourne parece unirse a esta lista, aunque bien es cierto que no de una forma tan estrepitosa como los ejemplos anteriores. Obviamente, no estamos teniendo en cuenta 'El legado de Bourne', en la que no participó un Matt Damon que en esta quinta entrega, cuarta para él y secuela de 'El ultimátum de Bourne', vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores dentro de su género, al igual que la propia saga, probablemente la que mejor ha funcionado en lo que llevamos de siglo XXI. Esta película, al tiempo que añade a la trama pinceladas actuales como los
disturbios de Grecia o la creciente preocupación por la privacidad de
los datos que compartimos en la red, mantiene ese ritmo frenético que le caracteriza, las innumerables persecuciones y peleas cuerpo a cuerpo, o los increíbles recursos de un Jason Bourne que parece tener más vidas que un gato; sin embargo, le falta un 'algo' que sí tenían las otras tres películas protagonizadas por Matt Damon y que sin duda es consecuencia del paréntesis de casi una década desde que vimos por última vez a nuestro espía favorito en la gran pantalla. El final nos ofrece dos posibilidades de cara al futuro: un nuevo paso más en la turbulenta historia de Jason Bourne o el definitivo telón de esta saga. Si de mí dependiera, apostaría por esto último, y es que es preferible terminar con una película como ésta, no imprescindible pero sí aceptable, que arriesgarse con una sexta entrega que podría manchar seriamente a una saga que hasta hoy sí que es imprescindible.
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