Esta vez sí, 2019 fue el año en el que la Semana Santa de Málaga estrenó por fin el nuevo recorrido oficial del que durante tanto tiempo se había hablado y especulado que se iba a poner en marcha tarde o temprano. Lo que estaba claro era que, llegado el momento, las críticas iban a llegar, pues no siempre llueve a gusto de todos, pero resulta totalmente inadmisible que todos los fallos logísticos, estéticos, de seguridad y de otro calado se hayan achacado a este nuevo recorrido oficial, ya que buena parte de esos fallos son ajenos al itinerario común que tienen que seguir todos los cortejos, e igualmente no se puede aceptar el deleznable comportamiento de un sector del público al que no me atrevería calificar de cofrade y que ha protagonizado varios momentos y escenas de auténtica vergüenza a lo largo de toda esta Semana Santa. Tanto unos (Agrupación de Cofradías, Ayuntamiento...) como otros (público) se han equivocado independientemente del nuevo recorrido oficial, pues hay cosas que se están haciendo mal desde hace tiempo, y repito, poco tiene que ver que ahora se empiece pidiendo la venia en la plaza de la Constitución y se termine en la torre sur de la Catedral, lo cual tiene sus ventajas y sus inconvenientes, como también ocurría con el ya antiguo recorrido oficial, pero ahora toca analizar eso que se ha hecho mal y buscar soluciones. A todo esto, las cofradías y hermandades han salido a la calle y hemos podido disfrutar de procesiones, que parece que se ha convertido en algo secundario este año; bien es cierto que tanto el Miércoles Santo como el Jueves Santo la lluvia hizo acto de presencia, lo que afectó a todos los cortejos de estos dos días, pues algunas tuvieron que modificar su recorrido y otras no pudieron salir, y hubo hasta las que se mojaron, aunque haya a quien esto no le importe.
El Domingo de Ramos amaneció con el cielo despejado y luminoso, y, cómo no, fue en calle Parras donde se escucharon los primeros toques de campana de una maratoniana jornada, concretamente para los tronos de la Pollinica, que con la nueva configuración del día ha perdido ese protagonismo casi absoluto de la mañana entrando en el recorrido oficial casi a la hora de comer y encerrándose más tarde, algo ilógico por la gran cantidad de niños que forman parte del cortejo. La siguiente hermandad en discurrir por el nuevo recorrido oficial fue la de Humildad y Paciencia, que por vez primera hizo estación de penitencia en la Catedral y que, además, pasará a la historia por ser la que inauguró la rampa de acceso al primer templo de la ciudad por la Puerta del Sol, un ansiado anhelo que ya es una realidad. También debutó en el interior de la naves catedralicias el cortejo de Lágrimas y Favores, que ha abandonado las horas matutinas para, de esta manera, poder disfrutar de esta preciosa Virgen por la noche. El Dulce Nombre dio continuidad al reguero de hermandades que entró en la Catedral, una de las hermandades que se han visto beneficiadas por el nuevo recorrido oficial, pues mantiene buena parte de su itinerario y, además, evita el paso por el lateral sur de la Alameda. A continuación procesionó la Salud, que ha ganado mucho con los cambios de este año, los cuales le han permitido encerrarse a una hora más razonable que a la que lo hacía hasta ahora. La Humildad volvió a poner un cortejo serio y reconocible en la calle, con crucetas musicales acordes y de gran calidad para sus tronos. Algo parecido ocurre con la Salutación, especialmente destacable en entornos como Pozos Dulces, San Agustín o de regreso a su feligresía, así como en su estación de penitencia en la Catedral. El Huerto recuperó cierto protagonismo en la jornada, pues ahora es la penúltima en pasar por el recorrido oficial y discurrió por enclaves como la plaza del Obispo o calle Nueva, ambos muy recomendables para casi cualquier cortejo, pero por contra se vio perjudicada a última hora por no poder instalarse la rampa que estaba prevista junto al puente de la Aurora con el objetivo de hacer más corto su regreso, por lo que se tuvo que encerrar más tarde que lo inicialmente acordado. Finalmente, como viene siendo habitual en los últimos años, el Prendimiento puso el broche a esta larga jornada con sus dos grandes tronos en un itinerario que no solamente apenas cambia con el nuevo recorrido oficial, sino que además en su caso gana pasando por delante de la fachada principal de la Catedral.
El Lunes Santo ha sido uno de los días que más se ha reestructurado a raíz del nuevo recorrido oficial. Se mantiene en primera posición la Crucifixión, que, tras atravesar la Catedral, regresó a su barrio pasando previamente por la plaza de la Merced, y recordemos que sigue en proyecto completar el trono del Cristo con un conjunto escultórico con el que sin duda la hermandad ganaría atractivo en la calle. Una de las grandes beneficiadas de la jornada con esta nueva Semana Santa es Pasión, ahora la segunda del día, pues evita pasar tres veces por el mismo punto como le ocurría hasta ahora en calle Granada, y, aunque pierde calle Nueva, gana San Agustín, que son palabras mayores, más si cabe con el acompañamiento musical con el que cuentan ambas tronos. La hermandad de los Gitanos siempre resulta atractiva en la calle, pues tiene uno de los cuerpos nazarenos más nutridos y equilibrados de toda la semana, tiene momentos únicos como su paso por la Tribuna de los Pobres o su encierro, pero sí, una vez más tengo que dejar constancia de mi desacuerdo con que los gitanos se sitúen justo detrás del trono y no tras las respectivas bandas. Dolores del Puente le ha dado la vuelta su itinerario, pues, además de salir a plena luz del día, ahora recorre su barrio a la ida en vez de antes del encierro, que además tiene lugar a una hora más decente y, por consiguiente, más arropada por el público. El Cautivo fue la otra cofradía que más ganó este Lunes Santo, ya que adelanta su salida, deja de ser la última en pasar por el recorrido oficial y ahora termina su procesión varias horas antes que de costumbre, con todo lo que ello implica; además, ha estrenado el nuevo palio para la Virgen de la Trinidad, una obra maestra, aunque para mi gusto excesivamente recargado, pues cuesta identificar el color del mismo. Por último, Estudiantes se convierte en el cortejo que pasa en último lugar por el recorrido oficial, y mantiene por otra parte el acto de la plaza del Obispo a la ida tal y como hizo el año pasado, todo un acierto, ya que lo hace sin las habituales bajas de nazarenos que suelen darse en todas las cofradías en su tramo final, y además evita que se convierta en una prolongación del recorrido oficial, que ahora termina a muy pocos metros.
El Martes Santo lo abrió el Rocío, y eso que hasta hace pocos años lo cerraba y todos nos echamos las manos a la cabeza cuando se produjo ese cambio, que para nada le ha afectado negativamente, sino todo lo contrario, pues ha sabido mantener una de sus referencias del recorrido (Tribuna de los Pobres) y potenciar otras (calle Echegaray y la vuelta al barrio). Reconozco que soy poco objetivo cuando opino de la procesión de las Penas, pero es que los que me conocen saben que el Cristo de la Agonía es mi debilidad, sobre todo teniendo en cuenta que tiene el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores del Paso y la Esperanza, la mejor del género en la ciudad, y que su transitar por calle San Agustín es una cita marcada en rojo en mi calendario cofrade a la que obviamente no he faltado este año. Nueva Esperanza se asienta en la tercera posición de la jornada, y es de las que gana y pierde con el nuevo recorrido, puesto que a favor tiene su paso por calle Nueva y la plaza del Obispo, y en contra, que se alarga algo su ya de por sí extenso itinerario, el que más de Málaga. La hermandad del Rescate es de las que no ha experimentado alteraciones notables con el flamante recorrido oficial, más allá de pasar por delante de la Catedral. Lo mismo se puede afirmar de la Sentencia, que deja de ser la última del Martes Santo, lo cual no le impide casi calcar el itinerario y el horario del que disfrutaba en los últimos años. Esta vez, fue la Humillación la que cerró la jornada, algo que no estaba previsto, pues, al igual que el Huerto el Domingo de Ramos, contaba con disponer de la rampa provisional del puente de la Aurora para acortar su regreso, aunque al menos hay que celebrar que vuelva a salir de la iglesia de Santo Domingo; ahora lo que falta es que también se encierre allí.
El Miércoles Santo fue uno de los días inestables de la Semana Santa, meteorológicamente hablando, pues el cielo amaneció muy nublado y las previsiones eran de lluvia a partir de medianoche, hora a la que prácticamente todas las cofradías estarían en la calle. Mediadora fue la primera en salir, pero, consciente del riesgo que implica hacerlo desde la lejanía de calle Ayala, acordó con Estudiantes poder guarecerse en su casa hermandad si fuese necesario. Una hora más tarde se echó a la calle Salesianos con su único trono, y, con la idea de evitar males mayores, aceleró su paso para hacerlo por delante de Mediadora en el recorrido oficial. Por entonces, Fusionadas acababa de anunciar la suspensión de su estación de penitencia por las calles de Málaga, mientras que la cofradía del Rico solamente iría a la plaza del Obispo para el acto de la liberación del preso, tras lo cual regresaría a su casa hermandad. Con el paso de los minutos, poco antes de sus respectivas horas de salida, Paloma, Sangre y Expiración confirmaron que tampoco podríamos disfrutar de sus cortejos procesionales, algo que ya nos esperábamos todos los cofrades. El problema vino cuando Salesianos, tras su estación de penitencia en la Catedral, se encontró con que no podía continuar por el Patio de los Naranjos por estar regresando el Rico por calle Císter tras el acto de liberación del penado, y al mismo tiempo Mediadora se encontraba esperando en Molina Lario sin poder refugiarse en las naves catedralicias ante una lluvia que podía caer en cualquier momento, pues el cielo seguía encapotado. Al final, la cofradía del Rico se salió con la suya e hizo valer su peso histórico, pues debería haber esperado a que Salesianos y Mediadora, que sí estaban completando sus respectivos itinerarios, siguiesen su camino, aunque parte de culpa también fue de la Agrupación de Cofradías por no coordinar esta coincidencia de cortejos provocada por la amenaza de precipitaciones. Una vez liberada la salida por el Patio de los Naranjos, Salesianos emprendió su regreso a Capuchinos, el Rico se encerró en su casa hermandad, y Mediadora, tal y como había previsto, se dirigió a la de Estudiantes, donde cuyos hermanos ya habían dejado el hueco necesario para que cupiesen los tronos del Redentor del Mundo y la Mediadora de la Salvación. Las predicciones no se equivocaron, y es que la lluvia hizo acto de presencia justo a medianoche, sin procesiones en la calle, por lo que no hubo que lamentar daños ni en las imágenes ni en los enseres de las cofradías.
El Jueves Santo se convirtió en uno de los días más vergonzosos que recuerdo de la Semana Santa de Málaga. Cuesta entender que el día anterior varias cofradías tomasen la difícil y acertada decisión de no procesionar ante una previsión de chubascos ya de madrugada, y que en esta jornada todas se echasen a la calle con pronóstico de lluvias intermitentes durante toda la tarde. Las tres primeras hermandades del día acordaron retrasar sus salidas unos 45-60 minutos a la espera de que las previsiones mejorasen, o que al menos el cielo abriese un poco, lo cual ocurrió, aunque con unas amenazantes nubes que hacían presagiar lo peor. La nueva configuración de la jornada dejó a la Cena como la primera corporación en pasar por la tribuna de la plaza de la Constitución, seguida por la Santa Cruz, que en segundo lugar puede llegar a integrarse algo más en un día de cofradías de gran renombre, y Viñeros. A partir de las siete, el agua caída del cielo se hizo notar con lloviznas intermitentes que no parecieron sembrar demasiadas dudas a las cofradías que ya estaban procesionando ni a las que estaban a punto de hacerlo, y tampoco cuando se fueron convirtiendo progresivamente en lluvias más consistentes y de mayor duración. Vera Cruz, ahora enclavada en mitad de la jornada, Zamarrilla y Mena debieron deshacer sus pasos y dar media vuelta cuando las primeras gotas cayeron sobre sus respectivas imágenes, cosa que sí hizo Misericordia, que con su cortejo desplegado en Ancha del Carmen decidió regresar a su casa hermandad y suspender su procesión. Unas más y otras menos, el resto de cofradías vio cómo sus sagrados titulares se mojaron, puesto que algunas no se dignaron a cubrirlos con plásticos para minimizar los daños, mención especial para Mena, pues daba pena ver al Cristo de la Buena Muerte y Ánimas con la lluvia que le cayó entre las nueve y las nueve y media, demostrándose así que tienen más interés en que la Legión cante 'El novio de la muerte' que proteger su valioso patrimonio, y no lo digo solamente yo, sino también una amiga que pertenece a la Congregación. La Cena, una vez que salió del recorrido oficial, recortó camino de regreso a su casa hermandad, al igual que hizo Santa Cruz tras esperar en la Catedral a que dejase de llover a partir de las diez, hora a la que salió la Esperanza con la seguridad de que ya no había riesgo de precipitaciones. Viñeros, que también hizo estación de penitencia en las naves catedralicias, discurrió por la feligresía de los Mártires en busca de su encierro. Vera Cruz, al llegar a calle Atarazanas, decidió abandonar el recorrido oficial para refugiarse en su iglesia de San Juan, aunque lo tuvo difícil para conseguirlo, ya que una parte del público presente en dicha calle no quiso dejar libre una de sus bocacalles para que el cortejo llegase lo antes posible a su templo con la excusa de que no querían perder su sitio para ver a la Legión, y es que ni la Policía consiguió convencerles de que se quitasen de en medio. Al final, el público de la curva con calle Torregorda sí que tuvo dos dedos de frente y dejó pasar al cortejo de Vera Cruz, y también al de Zamarrilla, que aprovechó ese paso abierto para no completar su itinerario y volver a su casa hermandad de calle Mármoles. Mena terminó completando su itinerario, ya sin la intensa lluvia caída, e igualmente hizo la Esperanza, aunque eludió su paso por Puerta Nueva y Fajardo para no coincidir con la Cena. El Nazareno del Paso, este año con túnica lisa, bendijo al pueblo malagueño por dos veces en la tribuna de la plaza de la Constitución, tanto al incorporarse al recorrido oficial como a la vuelta antes de adentrarse en las calles Especería y Cisneros, donde el cortejo estuvo muy arropado por el público, especialmente la Virgen de la Esperanza.
El Viernes Santo es, a falta de algunos ajustes, el día que más ha mejorado con la implantación del nuevo recorrido y con la apertura de la segunda puerta de la Catedral, al menos en lo que a la fluidez del discurrir de los cortejos procesionales se refiere. Ahora es Monte Calvario la primera en pedir la venia en la plaza de la Constitución y, por consiguiente, para acceder a las naves catedralicias, ya sin las antiguas prisas por abandonarlas para que la siguiente cofradía pudiera entrar en la Catedral. A continuación le tocó el turno al Descendimiento, que nos dejó bellísimas y privilegiadas estampas por el Paseo del Parque, así como por calle Císter y la plaza de la Aduana. Dolores de San Juan volvió a dejar su impronta de seriedad y luto en la calle, aunque, al igual que otras cofradías de la jornada, se vio perjudicada a su paso por la zona de plaza de Uncibay y calle Calderería entre las incontables terrazas y mesas de los bares y restaurantes que la pueblan, pues se pierde el recogimiento propio del Viernes Santo. El Amor incorporó la calle Alcazabilla a su itinerario de ida, un lugar donde cualquier cofradía gana presencia y vistosidad con la Alcazaba como invitada de excepción, lo mismo que ocurre en la plaza del Obispo, por donde también transita ahora, al igual que las hermandades que le siguen. El Traslado sorprendió con los nuevos ropajes del grupo escultórico que acompaña al Cristo, antes de colores excesivamente llamativos y ahora en tonos blancos y negros, lo que resta luminosidad a un trono ya de por sí escaso de luz, mientras que la Soledad de San Pablo lució la ráfaga que estrenase en su salida extraordinaria del pasado otoño y que tan bien le sienta. La Piedad sigue sobrecogiendo al representar el momento en el que la Virgen sostiene en sus brazos el cuerpo inerte de su hijo, aunque no ayudan mucho algunas de las marchas de su cruceta. El Sepulcro volvió a silenciar las calles de Málaga, únicamente rotas por las notas de la 'Marcha fúnebre' de Chopin, así como de otras que poco a poco se van incorporando a su repertorio, mientras que la Virgen de la Soledad nos regaló otra espectacular doble curva de calle Duque de la Victoria a calle Císter. Servitas sigue cerrando esta jornada de luto, más que nunca cuando lo hace María Santísima de los Dolores, para quien se apagan las luces de las calles por las que pasa, cosa que no hacen algunos establecimientos que no parecen estar al tanto de una petición tan simple y arraigada; por cierto, el cortejo pecó de ir excesivamente rápido, lo que se tradujo en que se encerrarse una hora y cuarto antes de lo previsto.
El Domingo de Resurrección fue otro de los días que amaneció con el cielo nublado, pero la procesión del Resucitado solamente se vio afectada por una tímida llovizna sin importancia. El cortejo volvió a contar con nazarenos propios, así como de una representación de todas las cofradías de la Semana Santa con sus respectivos guiones corporativos: las del Domingo de Ramos, Lunes Santo y Martes Santo en la sección del Cristo; las del Miércoles, Jueves y Viernes Santo en la de la Virgen. Como noticia destacable habría que mencionar que por fin el Santísimo Cristo Resucitado procesionó en su nuevo trono, bastante mejor que el anterior, lo cual no era difícil, aunque un poco extraño en sus líneas y formas.
La valoración general de esta Semana Santa se ve sensiblemente afectada por la revolución que ha supuesto la implantación del nuevo recorrido oficial y todas las quejas y fallos que han tenido lugar, errores que, repito, no son todos achacables a este cambio y que han cometido todos los actores de la misma: Agrupación de Cofradías, las propias cofradías, el público, el Ayuntamiento, etc. Sea como fuere, todos tenemos que poner de nuestra parte para mejorar todo lo que no ha funcionado esta Semana Santa, pero siempre desde el respeto y aplicando el sentido común, que ha faltado, y mucho, en estos días. En lo que a mí respecta, este año he hecho unas 4.100 fotografías, que como siempre se quedarán en bastantes menos una vez que las revise detenidamente, después de haber pasado casi 64 horas en la calle viendo procesiones.
Empieza la cuenta atrás para la Semana Santa de 2020, en la que, salvo sorpresa mayúscula, se mantendrá el nuevo recorrido oficial con vistas a celebrar el centenario de la Agrupación al año siguiente y prolongarlo indefinidamente. Entre tanto, podremos disfrutar de algunas procesiones extraordinarias de aquí al final de año, concretamente la de María Santísima de la Estrella y la del Santísimo Cristo de la Humildad en su Presentación al Pueblo (Ecce-Homo). Así pues, de aquí al próximo 5 de abril de 2020 nos queda algo menos de un año para trabajar duro por una Semana Santa menos crispada y más cofrade, que es de lo que se trata.
El Martes Santo lo abrió el Rocío, y eso que hasta hace pocos años lo cerraba y todos nos echamos las manos a la cabeza cuando se produjo ese cambio, que para nada le ha afectado negativamente, sino todo lo contrario, pues ha sabido mantener una de sus referencias del recorrido (Tribuna de los Pobres) y potenciar otras (calle Echegaray y la vuelta al barrio). Reconozco que soy poco objetivo cuando opino de la procesión de las Penas, pero es que los que me conocen saben que el Cristo de la Agonía es mi debilidad, sobre todo teniendo en cuenta que tiene el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores del Paso y la Esperanza, la mejor del género en la ciudad, y que su transitar por calle San Agustín es una cita marcada en rojo en mi calendario cofrade a la que obviamente no he faltado este año. Nueva Esperanza se asienta en la tercera posición de la jornada, y es de las que gana y pierde con el nuevo recorrido, puesto que a favor tiene su paso por calle Nueva y la plaza del Obispo, y en contra, que se alarga algo su ya de por sí extenso itinerario, el que más de Málaga. La hermandad del Rescate es de las que no ha experimentado alteraciones notables con el flamante recorrido oficial, más allá de pasar por delante de la Catedral. Lo mismo se puede afirmar de la Sentencia, que deja de ser la última del Martes Santo, lo cual no le impide casi calcar el itinerario y el horario del que disfrutaba en los últimos años. Esta vez, fue la Humillación la que cerró la jornada, algo que no estaba previsto, pues, al igual que el Huerto el Domingo de Ramos, contaba con disponer de la rampa provisional del puente de la Aurora para acortar su regreso, aunque al menos hay que celebrar que vuelva a salir de la iglesia de Santo Domingo; ahora lo que falta es que también se encierre allí.
El Miércoles Santo fue uno de los días inestables de la Semana Santa, meteorológicamente hablando, pues el cielo amaneció muy nublado y las previsiones eran de lluvia a partir de medianoche, hora a la que prácticamente todas las cofradías estarían en la calle. Mediadora fue la primera en salir, pero, consciente del riesgo que implica hacerlo desde la lejanía de calle Ayala, acordó con Estudiantes poder guarecerse en su casa hermandad si fuese necesario. Una hora más tarde se echó a la calle Salesianos con su único trono, y, con la idea de evitar males mayores, aceleró su paso para hacerlo por delante de Mediadora en el recorrido oficial. Por entonces, Fusionadas acababa de anunciar la suspensión de su estación de penitencia por las calles de Málaga, mientras que la cofradía del Rico solamente iría a la plaza del Obispo para el acto de la liberación del preso, tras lo cual regresaría a su casa hermandad. Con el paso de los minutos, poco antes de sus respectivas horas de salida, Paloma, Sangre y Expiración confirmaron que tampoco podríamos disfrutar de sus cortejos procesionales, algo que ya nos esperábamos todos los cofrades. El problema vino cuando Salesianos, tras su estación de penitencia en la Catedral, se encontró con que no podía continuar por el Patio de los Naranjos por estar regresando el Rico por calle Císter tras el acto de liberación del penado, y al mismo tiempo Mediadora se encontraba esperando en Molina Lario sin poder refugiarse en las naves catedralicias ante una lluvia que podía caer en cualquier momento, pues el cielo seguía encapotado. Al final, la cofradía del Rico se salió con la suya e hizo valer su peso histórico, pues debería haber esperado a que Salesianos y Mediadora, que sí estaban completando sus respectivos itinerarios, siguiesen su camino, aunque parte de culpa también fue de la Agrupación de Cofradías por no coordinar esta coincidencia de cortejos provocada por la amenaza de precipitaciones. Una vez liberada la salida por el Patio de los Naranjos, Salesianos emprendió su regreso a Capuchinos, el Rico se encerró en su casa hermandad, y Mediadora, tal y como había previsto, se dirigió a la de Estudiantes, donde cuyos hermanos ya habían dejado el hueco necesario para que cupiesen los tronos del Redentor del Mundo y la Mediadora de la Salvación. Las predicciones no se equivocaron, y es que la lluvia hizo acto de presencia justo a medianoche, sin procesiones en la calle, por lo que no hubo que lamentar daños ni en las imágenes ni en los enseres de las cofradías.
El Jueves Santo se convirtió en uno de los días más vergonzosos que recuerdo de la Semana Santa de Málaga. Cuesta entender que el día anterior varias cofradías tomasen la difícil y acertada decisión de no procesionar ante una previsión de chubascos ya de madrugada, y que en esta jornada todas se echasen a la calle con pronóstico de lluvias intermitentes durante toda la tarde. Las tres primeras hermandades del día acordaron retrasar sus salidas unos 45-60 minutos a la espera de que las previsiones mejorasen, o que al menos el cielo abriese un poco, lo cual ocurrió, aunque con unas amenazantes nubes que hacían presagiar lo peor. La nueva configuración de la jornada dejó a la Cena como la primera corporación en pasar por la tribuna de la plaza de la Constitución, seguida por la Santa Cruz, que en segundo lugar puede llegar a integrarse algo más en un día de cofradías de gran renombre, y Viñeros. A partir de las siete, el agua caída del cielo se hizo notar con lloviznas intermitentes que no parecieron sembrar demasiadas dudas a las cofradías que ya estaban procesionando ni a las que estaban a punto de hacerlo, y tampoco cuando se fueron convirtiendo progresivamente en lluvias más consistentes y de mayor duración. Vera Cruz, ahora enclavada en mitad de la jornada, Zamarrilla y Mena debieron deshacer sus pasos y dar media vuelta cuando las primeras gotas cayeron sobre sus respectivas imágenes, cosa que sí hizo Misericordia, que con su cortejo desplegado en Ancha del Carmen decidió regresar a su casa hermandad y suspender su procesión. Unas más y otras menos, el resto de cofradías vio cómo sus sagrados titulares se mojaron, puesto que algunas no se dignaron a cubrirlos con plásticos para minimizar los daños, mención especial para Mena, pues daba pena ver al Cristo de la Buena Muerte y Ánimas con la lluvia que le cayó entre las nueve y las nueve y media, demostrándose así que tienen más interés en que la Legión cante 'El novio de la muerte' que proteger su valioso patrimonio, y no lo digo solamente yo, sino también una amiga que pertenece a la Congregación. La Cena, una vez que salió del recorrido oficial, recortó camino de regreso a su casa hermandad, al igual que hizo Santa Cruz tras esperar en la Catedral a que dejase de llover a partir de las diez, hora a la que salió la Esperanza con la seguridad de que ya no había riesgo de precipitaciones. Viñeros, que también hizo estación de penitencia en las naves catedralicias, discurrió por la feligresía de los Mártires en busca de su encierro. Vera Cruz, al llegar a calle Atarazanas, decidió abandonar el recorrido oficial para refugiarse en su iglesia de San Juan, aunque lo tuvo difícil para conseguirlo, ya que una parte del público presente en dicha calle no quiso dejar libre una de sus bocacalles para que el cortejo llegase lo antes posible a su templo con la excusa de que no querían perder su sitio para ver a la Legión, y es que ni la Policía consiguió convencerles de que se quitasen de en medio. Al final, el público de la curva con calle Torregorda sí que tuvo dos dedos de frente y dejó pasar al cortejo de Vera Cruz, y también al de Zamarrilla, que aprovechó ese paso abierto para no completar su itinerario y volver a su casa hermandad de calle Mármoles. Mena terminó completando su itinerario, ya sin la intensa lluvia caída, e igualmente hizo la Esperanza, aunque eludió su paso por Puerta Nueva y Fajardo para no coincidir con la Cena. El Nazareno del Paso, este año con túnica lisa, bendijo al pueblo malagueño por dos veces en la tribuna de la plaza de la Constitución, tanto al incorporarse al recorrido oficial como a la vuelta antes de adentrarse en las calles Especería y Cisneros, donde el cortejo estuvo muy arropado por el público, especialmente la Virgen de la Esperanza.
El Viernes Santo es, a falta de algunos ajustes, el día que más ha mejorado con la implantación del nuevo recorrido y con la apertura de la segunda puerta de la Catedral, al menos en lo que a la fluidez del discurrir de los cortejos procesionales se refiere. Ahora es Monte Calvario la primera en pedir la venia en la plaza de la Constitución y, por consiguiente, para acceder a las naves catedralicias, ya sin las antiguas prisas por abandonarlas para que la siguiente cofradía pudiera entrar en la Catedral. A continuación le tocó el turno al Descendimiento, que nos dejó bellísimas y privilegiadas estampas por el Paseo del Parque, así como por calle Císter y la plaza de la Aduana. Dolores de San Juan volvió a dejar su impronta de seriedad y luto en la calle, aunque, al igual que otras cofradías de la jornada, se vio perjudicada a su paso por la zona de plaza de Uncibay y calle Calderería entre las incontables terrazas y mesas de los bares y restaurantes que la pueblan, pues se pierde el recogimiento propio del Viernes Santo. El Amor incorporó la calle Alcazabilla a su itinerario de ida, un lugar donde cualquier cofradía gana presencia y vistosidad con la Alcazaba como invitada de excepción, lo mismo que ocurre en la plaza del Obispo, por donde también transita ahora, al igual que las hermandades que le siguen. El Traslado sorprendió con los nuevos ropajes del grupo escultórico que acompaña al Cristo, antes de colores excesivamente llamativos y ahora en tonos blancos y negros, lo que resta luminosidad a un trono ya de por sí escaso de luz, mientras que la Soledad de San Pablo lució la ráfaga que estrenase en su salida extraordinaria del pasado otoño y que tan bien le sienta. La Piedad sigue sobrecogiendo al representar el momento en el que la Virgen sostiene en sus brazos el cuerpo inerte de su hijo, aunque no ayudan mucho algunas de las marchas de su cruceta. El Sepulcro volvió a silenciar las calles de Málaga, únicamente rotas por las notas de la 'Marcha fúnebre' de Chopin, así como de otras que poco a poco se van incorporando a su repertorio, mientras que la Virgen de la Soledad nos regaló otra espectacular doble curva de calle Duque de la Victoria a calle Císter. Servitas sigue cerrando esta jornada de luto, más que nunca cuando lo hace María Santísima de los Dolores, para quien se apagan las luces de las calles por las que pasa, cosa que no hacen algunos establecimientos que no parecen estar al tanto de una petición tan simple y arraigada; por cierto, el cortejo pecó de ir excesivamente rápido, lo que se tradujo en que se encerrarse una hora y cuarto antes de lo previsto.
El Domingo de Resurrección fue otro de los días que amaneció con el cielo nublado, pero la procesión del Resucitado solamente se vio afectada por una tímida llovizna sin importancia. El cortejo volvió a contar con nazarenos propios, así como de una representación de todas las cofradías de la Semana Santa con sus respectivos guiones corporativos: las del Domingo de Ramos, Lunes Santo y Martes Santo en la sección del Cristo; las del Miércoles, Jueves y Viernes Santo en la de la Virgen. Como noticia destacable habría que mencionar que por fin el Santísimo Cristo Resucitado procesionó en su nuevo trono, bastante mejor que el anterior, lo cual no era difícil, aunque un poco extraño en sus líneas y formas.
La valoración general de esta Semana Santa se ve sensiblemente afectada por la revolución que ha supuesto la implantación del nuevo recorrido oficial y todas las quejas y fallos que han tenido lugar, errores que, repito, no son todos achacables a este cambio y que han cometido todos los actores de la misma: Agrupación de Cofradías, las propias cofradías, el público, el Ayuntamiento, etc. Sea como fuere, todos tenemos que poner de nuestra parte para mejorar todo lo que no ha funcionado esta Semana Santa, pero siempre desde el respeto y aplicando el sentido común, que ha faltado, y mucho, en estos días. En lo que a mí respecta, este año he hecho unas 4.100 fotografías, que como siempre se quedarán en bastantes menos una vez que las revise detenidamente, después de haber pasado casi 64 horas en la calle viendo procesiones.
Empieza la cuenta atrás para la Semana Santa de 2020, en la que, salvo sorpresa mayúscula, se mantendrá el nuevo recorrido oficial con vistas a celebrar el centenario de la Agrupación al año siguiente y prolongarlo indefinidamente. Entre tanto, podremos disfrutar de algunas procesiones extraordinarias de aquí al final de año, concretamente la de María Santísima de la Estrella y la del Santísimo Cristo de la Humildad en su Presentación al Pueblo (Ecce-Homo). Así pues, de aquí al próximo 5 de abril de 2020 nos queda algo menos de un año para trabajar duro por una Semana Santa menos crispada y más cofrade, que es de lo que se trata.
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