Ya empezaba a temer que no la iban a traer, pero por fin hoy está en Málaga la Copa del Mundo que conquistó la selección española de fútbol el pasado 11 de julio en el Mundial de Sudáfrica.
El trofeo iba a ser expuesto en el Salón de los Espejos del Ayuntamiento hoy sábado de una de la tarde a diez de la noche y mañana domingo desde las 10:00 hasta las 13:00. Con el fin de no dejarlo para el último momento, quedé con mis amigos Jose y Miguel para ir a verla después de comer, que, en teoría, habría menos cola, como así ocurrió finalmente. Cuál fue nuestra sorpresa al comprobar que la Copa del Mundo estaba dentro de una vitrina y rodeada por un cordón de seguridad, algo que más o menos intuíamos, pero, además, en mitad de la sala y dejando pasar al mismo tiempo a grupos de unas veinte o treinta personas. ¿Qué significaba esto? Que no te podías hacer una foto decente sin que saliera nadie detrás y encima con el molesto reflejo del cristal de la vitrina. ¿No sería más fácil y rápido poner el trofeo en una mesa pegada a la pared, aunque fuera con un cordón de seguridad de por medio, y dejar pasar de uno en uno para hacerse bien la foto, sin personas o reflejos que la estropeen?
En fin, ante tanta adversidad, conseguí hacerle unas cuantas fotos a la Copa del Mundo y, cómo no, también nosotros con ella, como ésta en la que salgo vistiendo la camiseta de España con la estrella de los campeones junto con Miguel. Me hubiera gustado cogerla o, al menos, tocarla. Sí, ya sé que no es la auténtica copa que levantó Casillas aquella mágica noche, pero por qué la han podido tener en sus manos políticos y varias personalidades deportivas y yo no. ¿Es que no somos todos españoles? ¿Dónde está la igualdad de derechos?
Como sería una pena terminar esta entrada con estas palabras (hay cosas que no me puedo callar, entended que tenía que expresar mi queja), lo haré recordando ese partido que nunca olvidaremos.
En fin, ante tanta adversidad, conseguí hacerle unas cuantas fotos a la Copa del Mundo y, cómo no, también nosotros con ella, como ésta en la que salgo vistiendo la camiseta de España con la estrella de los campeones junto con Miguel. Me hubiera gustado cogerla o, al menos, tocarla. Sí, ya sé que no es la auténtica copa que levantó Casillas aquella mágica noche, pero por qué la han podido tener en sus manos políticos y varias personalidades deportivas y yo no. ¿Es que no somos todos españoles? ¿Dónde está la igualdad de derechos?
Como sería una pena terminar esta entrada con estas palabras (hay cosas que no me puedo callar, entended que tenía que expresar mi queja), lo haré recordando ese partido que nunca olvidaremos.
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