El Málaga venció el pasado sábado por 3-0 al Mallorca en un encuentro que tuvo controlado en todo momento gracias en parte a la cómoda ventaja de dos goles con la que llegó al descanso.
Los primeros diez minutos del partido fueron bastante insulsos, con muchas imprecisiones en el centro del campo de ambos conjuntos, pero se notaba que era el Málaga el que intentaba elaborar algo de juego. Los locales dispusieron de las primeras oportunidades de gol en dos jugadas de córner que finalizó Demichelis con un cabezazo y un disparo a la media vuelta, pero sobre todo la tuvo Duda al plantarse frente a Aouate, pero su remate cruzado se marchó fuera por muy poco. El Mallorca lo intentó a través de su delantero Webó, que probó suerte con una vaselina que Willy Caballero tuvo que despejar a córner, y de Nunes, que también se topó con el portero malaguista en una acción a balón parado. La insistencia y las ganas de ganar del Málaga encontraron su premio pasado el ecuador de la primera parte en una jugada de Rondón por la derecha que acabó rematando Sebas Fernández a puerta vacía (1-0). Los siguientes minutos estuvieron bien controlados por los blanquiazules, que ampliaron su ventaja en el marcador a falta de cinco para el descanso, cuando Baptista recibió el balón en la frontal para hacerse un hueco y ajustar su disparo al segundo palo (2-0). Pudo lograr el segundo gol para su cuenta particular casi en la siguiente jugada, pero su remate se marchó alto cuando la portería estaba desguarnecida. El árbitro estuvo bastante mal a lo largo de todo el encuentro, pues se equivocó en numerosas decisiones, tanto a la hora de pitar o no pitar faltas, mostrar tarjetas, etc.
La segunda parte fue una mera continuación de la primera, con un Málaga bien plantado en el terreno de juego y presionando en campo contrario. Tras avisar en un par de jugadas a balón parado, los locales mataron el partido en una falta botada por Duda que encontró a Baptista a la altura del punto de penalty para que batiese a Aouate con un soberbio cabezazo (3-0). A partir del tercer gol, el conjunto blanquiazul bajó la intensidad de su juego y de su presión para reservar fuerzas, lo cual permitió al Mallorca acercarse un par de veces al área defendida por Willy Caballero, que solventó sin ningún tipo de problemas dichas acciones. En los últimos minutos, los locales dispusieron de alguna que otra oportunidad con remates a media distancia, pero el marcador no volvió a variar.
La victoria del pasado sábado es un soplo de aire que mantiene vivas las esperanzas de salvación del Málaga, que, a la espera del Villarreal-Zaragoza de esta noche, se sitúa cuarto por la cola con 33 puntos y a dos del rival que está justo por encima. El domingo que viene, el Málaga no debería volver de Santander sin los tres puntos si quiere seguir manteniendo opciones de salvarse.
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