domingo, 31 de octubre de 2021

Magnífica, gloriosa e histórica

¿Quién nos iba a decir hace pocas semanas que podríamos vivir un día tan intenso como el de ayer? ¿Quién contaba con poder sacar este año tantos tronos a la calle después de tantos meses padeciendo una pandemia que ha llegado a paralizar el mundo? ¿Quién pensaba que de nuevo veríamos a miles de personas pululando de un lado para otro para ver procesiones durante tantas horas? Ayer tuvo lugar "El Camino de la Gloria", que es como se ha llamado a la Procesión Magna por el Centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, y, en efecto, fue magnífica, gloriosa e histórica donde las haya, porque seguramente no viviremos algo igual otra vez, porque en una sola jornada se pudo disfrutar a lo grande de nuestra Semana Santa y porque significó el triunfo sobre el dolor que ha causado, y sigue causando, esta maldita pandemia que ha trastocado nuestras vidas, así como al mundo cofrade, aunque lo vivido ayer es una prueba evidente de que poco a poco estamos volviendo a la tan deseada normalidad.
Un total de 16 imágenes de nuestra Semana Santa procesionaron ayer por las calles de Málaga para conmemorar el primer siglo de vida de la Agrupación de Cofradías, fundada el 21 de enero de 1921. Estaba previsto que esta procesión se hubiera celebrado el pasado 25 de septiembre, pero tuvo que aplazarse debido a que las restricciones por la pandemia no permitían celebraciones de este tipo cuando se tomó dicha decisión, allá en verano; y poco ha faltado para que hubiera un segundo aplazamiento, y es que la temida lluvia amenazaba con hacer acto de presencia justamente este fin de semana, pero felizmente no ha sido así a pesar de que por momentos el cielo estuvo nublado.
Todos los cortejos discurrieron por un recorrido oficial amplio tanto en longitud (1'6 kilómetros) como en anchura para evitar aglomeraciones; así pues, dicho recorrido daba comienzo en la Alameda Principal para después continuar por la plaza de la Marina, el Paseo del Parque, la avenida de Cervantes, las calles Alcalde Pedro Luis Alonso y Guillén Sotelo, la travesía del Pintor Nogales, la plaza de la Aduana, y finalizando en las calles Cortina del Muelle y Postigo de los Abades. Precisamente en esta calle se instaló un altar efímero con la Virgen de los Reyes, justamente en la escalinata de la puerta del Sol de la Catedral, lugar en el que todos los tronos se detuvieron para realizar un pequeño acto compuesto por una lectura y un rezo a la correspondiente imagen.
La Banda de Cornetas y Tambores del Real Cuerpo de Bomberos abrió el cortejo de la Magna en el recorrido oficial, siendo la primera imagen en pasar por ella la de Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén, como no podía ser de otra forma. El cortejo lo abrió una cruz guía hecha de palmas, como las que portaban los hermanos de la cofradía para anunciar la llegada del Señor de la Pollinica, quien por fin pudo estrenar el dorado completo de su trono y que contó con el acompañamiento de la Agrupación Musical de La Redención de Sevilla.
Otro de los muchos momentos históricos que nos dejó este día fue el de la primera salida desde el interior de la iglesia de Santo Domingo del enorme trono de la Sagrada Cena Sacramental. Como viene siendo habitual, los hombres de trono se lucieron en varios puntos del recorrido con varias marchas, muchas de ellas enlazadas, que iba interpretando la Agrupación Musical de La Redención de Córdoba.
La primera imagen en echarse a la calle fue realmente la de Nuestro Padre Jesús del Rescate, siendo esperada por la Virgen de Gracia en la capilla de calle Agua para que iniciase su recorrido por el barrio de la Victoria y por el centro de Málaga a los sones de la Agrupación Musical San Lorenzo Mártir y vistiendo su túnica lisa morada.
El primer palio de este histórico día fue el de María Santísima de Consolación y Lágrimas, que además era la primera vez que procesionaba en su trono del Miércoles Santo tras la profunda restauración a la que fue sometida semanas antes de la pandemia. La renovada imagen brilló especialmente a la luz del día y siempre al paso de las marchas interpretadas por la Banda de Música de La Paz.
El Señor de los Gitanos fue el único representante del Lunes Santo en la Magna, que en esta ocasión presentó buganvillas moradas en su trono. Nuestro Padre Jesús de la Columna contó esta vez con el acompañamiento musical de la Banda de Cornetas y Tambores de los Gitanos de la propia cofradía, que se estrenó con muy buen nivel a pesar de su reciente creación.
El siguiente titular en pasar por el recorrido oficial fue Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, que de forma extraordinaria contó con los sones de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes de Sevilla, una de las más importantes en su género, lo cual sirvió para generar la duda de si al Señor de la Sentencia le va mejor una banda de música o una agrupación musical como ayer.
Turno ahora para Nuestro Padre Jesús Nazareno titulado 'El Rico', que recuperó la estética de hace cien años al ir sin potencias, con corona de plata y cruz lisa. Varios agentes de la Policía Nacional desfilaron tras la cruz guía, mientras que detrás del trono estuvieron los acordes de la Banda de Música Trinidad Sinfónica.
Si había una imagen que no podía faltar a la Magna era la de María Santísima de la Esperanza, que de forma extraordinaria llevó unas bambalinas de palio también centenarias y procesionó por su barrio antes de encerrarse ya de madrugada. Como siempre, una alfombra de romero se desplegó a sus pies, mientras que su Banda de Música de la Esperanza interpretó numerosas marchas propias a lo largo de todo el recorrido.
El Santísimo Cristo de la Exaltación nos dejó varias estampas históricas, entre ellas la de ser el primer titular de las Reales Cofradías Fusionadas que sale de su recién estrenada cada hermandad, así como la de contar en el trono con la presencia de Nuestra Señora del Mayor Dolor y San Juan Evangelista. La Banda de Cornetas y Tambores de Fusionadas acompañó al trono hasta el recorrido oficial, donde fue relevado por la Banda de Cornetas y Tambores de Coronación de Campillos.
El Santísimo Cristo de la Esperanza en su Gran Amor representó al barrio de la Trinidad en esta histórica jornada tras salir con las dificultades habituales del interior de la iglesia de San Pablo. Como desde hace ya varios años, la Agrupación Musical de la Vera+Cruz de Campillos acompañó a la imagen en la procesión, sin duda alguna uno de los binomios trono-banda más asentados de nuestra Semana Santa.
Mena era otro de los platos fuertes del día, y es que el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas tiene mucho tirón, y más si lo hace acompañado de la Legión, tanto de una escuadrada de gastadores como de la Banda de Cornetas y Tambores, que desfiló tras la Banda de Música de la Soledad de Mena para intercalar marchas procesionales con el conocido cántico de 'El novio de la muerte'.
Nuestra Señora de los Dolores de San Juan impuso un toque diferente a esta jornada de procesiones. Gustó su apuesta por la Banda Sinfónica del Liceo Municipal de la Música de Moguer para, de forma extraordinaria, sustituir al género de capilla musical al que nos tiene acostumbrados esta cofradía, pero la ocasión merecía esta vuelta de tuerca, y la cruceta escogida no pudo ser más acertada para la imagen.
El Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo presentó pequeños estrenos que pasaron algo inadvertidos, tales como las ropas bordadas de las imágenes acompañantes y la posición más erguida de María Magdalena. La Banda de Música de la Cruz de Humilladero interpretó marchas de corte fúnebre características de esta hermandad del Viernes Santo.
Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro nos dejó una de las estampas más curiosas y extrañas del día, como lo fue su paso por los arcos de luces de Navidad de la calle Marqués de Larios, eso sí, todavía apagados, que contrastaban con la seriedad y el luto de la escena representada. La Banda Municipal de Málaga no faltó a su cita con el Señor del Sepulcro, aunque esta vez interpretó varias composiciones además de la 'Marcha fúnebre' de Chopin.
María Santísima de los Dolores, de la Archicofradía de la Expiración, fue otra de las grandes devociones marianas elegidas para esta procesión, y a la que no veíamos en su trono del Miércoles Santo curiosamente desde la Magna de la Virgen de la Victoria que tuvo lugar en mayo de 2018. Acompañada por la Banda de Música Maestro Eloy García de la Expiración, su regreso antes del encierro tuvo lugar por las calles del Soho, quizás una prueba de lo que podría ocurrir en la próxima Semana Santa.
El punto y final lo puso el Santísimo Cristo Resucitado, que procesionó por segunda vez en su nuevo trono dorado que estrenase en la última Semana Santa que hemos podido celebrar, y de nuevo con la Banda de Cornetas y Tambores del Carmen en el apartado musical. La gran novedad que nos dejó el titular de la Agrupación de Cofradías fue el de verlo de noche en casi todo su recorrido, lo que contrasta con la habitual luminosidad de cada Domingo de Resurrección.
Así fue la Procesión Magna por el Centenario de la Agrupación de Cofradías. Málaga se llenó de malagueños y no malagueños venidos de diferentes puntos de la provincia, de Andalucía y del resto de España, aunque quizás menos de los que se esperaban por las dudas que generó la lluvia en los días previos. Ha servido de mucho esta Magna: para volver a encontrarse con esas personas con las que únicamente te cruzas cuando hay tronos de por medio, para comprobar que no hace falta poner tribunas ni palcos en el recorrido oficial para que todo el público pueda ver las procesiones, para que se vuelvan a generar retrasos y no se cumplan los horarios que marcan los itinerarios, para disfrutar de todo lo que da de sí una procesión en la calle, etc. Y para otra cosa más, quizás la más importante, y es que parece que lo vivido ayer es la prueba evidente de que estamos muy cerca de volver a la normalidad, aunque sea con mascarillas y calles aforadas o vetadas.
Ayer fue un día grande para Málaga y sus cofradías. Ayer miles de personas vivimos algo que probablemente nunca más volveremos a presenciar. Ayer era un día para que los cofrades rebosásemos de alegría, y cuánta alegría hubo. Y yo estuve allí.

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