El quinto y último libro que he leído este verano lleva por título '50 cosas que hay que saber sobre matemáticas', de Tony Crilly, divulgador y profesor de Matemáticas de la Universidad de Middlesex.
Esta obra divulgativa nos presenta cincuenta conceptos de esa materia tan temida por los estudiantes como es la de Matemáticas, pero el parecido con un libro de texto es más bien escaso. Cada capítulo consta exactamente de cuatro páginas, a través de las cuales se pretende introducir y explicar de una forma amena y sencilla cada uno de los conceptos propuestos, los cuales destacan por lo variados que son, pues prácticamente tocan todas las ramas más importantes y conocidas de esta ciencia. Así pues, en este texto podremos adentrarnos en disciplinas como la aritmética, la geometría, el análisis, el álgebra, la topología o la probabilidad y estadística, así como pequeñas pinceladas relacionadas con otros campos, tales como la física o la informática, a través de conceptos tan simples como el cero, los números primos o los triángulos, y tan complejos como el infinito, los fractales o la hipótesis de Riemann.
Mis expectativas hacia este libro se han cumplido casi por completo al finalizar su lectura. Me esperaba una obra de divulgación matemática con una buena parte de capítulos muy interesantes y entretenidos, y por otra parte con algunos no tan amenos (principalmente, aquéllos que tratan conceptos más difíciles), pero de los que también se puede extraer algo positivo. La principal característica a destacar de este texto es que está dirigido a cualquier lector que tenga unos conocimientos básicos de matemáticas, pues basta que sepa operar con las operaciones aritméticas básicas y recuerdo lo mínimo e imprescindible de su etapa escolar para que pueda seguir sin excesivos problemas los conceptos expuestos. Si a esto le unimos que los capítulos están salpicados de vez en cuando por dibujos y gráficos ilustrativos del tema en cuestión, nos encontramos con que llega un momento que incluso se aprende más leyendo libros como éste que estando todo un curso lectivo sentado en un pupitre delante de un profesor y una pizarra. Por otra parte, conviene destacar que los capítulos se pueden leer en cualquier orden, ya que, aunque el orden elegido por el autor sería seguramente el que hubieran seguido otros autores, son casi totalmente independientes; además, cuando se cita en un capítulo algún otro concepto del libro, se indica claramente una referencia al capítulo que se debe consultar. La única pega que le encuentro es que algunos de los temas propuestos merecerían una extensión mayor, pero claro, eso rompería la dinámica del libro a base de píldoras matemáticas de cuatro páginas. En cualquier caso, un libro recomendable para cualquier persona que tenga un mínimo de curiosidad por las matemáticas y por aprender un poco más de ellas de una forma entretenida.
Nota: este post forma parte del Carnaval de Matemáticas, que en esta vigesimosexta edición, también denominada 3.141592, está organizado por Marta Macho-Stadler a través de su blog ZTF News.
Mis expectativas hacia este libro se han cumplido casi por completo al finalizar su lectura. Me esperaba una obra de divulgación matemática con una buena parte de capítulos muy interesantes y entretenidos, y por otra parte con algunos no tan amenos (principalmente, aquéllos que tratan conceptos más difíciles), pero de los que también se puede extraer algo positivo. La principal característica a destacar de este texto es que está dirigido a cualquier lector que tenga unos conocimientos básicos de matemáticas, pues basta que sepa operar con las operaciones aritméticas básicas y recuerdo lo mínimo e imprescindible de su etapa escolar para que pueda seguir sin excesivos problemas los conceptos expuestos. Si a esto le unimos que los capítulos están salpicados de vez en cuando por dibujos y gráficos ilustrativos del tema en cuestión, nos encontramos con que llega un momento que incluso se aprende más leyendo libros como éste que estando todo un curso lectivo sentado en un pupitre delante de un profesor y una pizarra. Por otra parte, conviene destacar que los capítulos se pueden leer en cualquier orden, ya que, aunque el orden elegido por el autor sería seguramente el que hubieran seguido otros autores, son casi totalmente independientes; además, cuando se cita en un capítulo algún otro concepto del libro, se indica claramente una referencia al capítulo que se debe consultar. La única pega que le encuentro es que algunos de los temas propuestos merecerían una extensión mayor, pero claro, eso rompería la dinámica del libro a base de píldoras matemáticas de cuatro páginas. En cualquier caso, un libro recomendable para cualquier persona que tenga un mínimo de curiosidad por las matemáticas y por aprender un poco más de ellas de una forma entretenida.
Nota: este post forma parte del Carnaval de Matemáticas, que en esta vigesimosexta edición, también denominada 3.141592, está organizado por Marta Macho-Stadler a través de su blog ZTF News.