Mi última lectura veraniega ha sido la del libro 'Fútbol y matemáticas', del profesor inglés de Matemáticas Aplicadas David Sumpter.
El autor analiza la relación que existe entre el fútbol y las matemáticas, dos disciplinas que en apariencia tienen pocos lazos en común, pero en realidad las matemáticas pueden tener y tienen más influencia de la que nos podemos imaginar en el deporte rey, y eso es lo que nos descubre David a través de los trece capítulos divididos en tres partes de los que se compone este libro. Por poner algunos ejemplos, se puede estudiar si la disposición táctica de los jugadores en el terreno de juego es mejor o peor a través del diagrama de Voronoi y de la triangulación de Delaunay correspondientes; la trayectoria que sigue el balón cuando un jugador hace una chilena no es más que una parábola cuya ecuación depende de la velocidad y del ángulo inicial del remate; una tabla de contingencia le puede servir a un entrenador para saber si le conviene atacar o defender en función del rival al que se enfrenta; y también tenemos a las casas de apuestas, que hacen uso del estudio de probabilidades para determinar las cuotas de las diferentes apuestas que se pueden hacer (resultado del partido, número de saques de esquina, posesión del balón...), eso sí, de tal manera que ellos siempre salgan ganando.
Cuando hace unos años vi que se había publicado un libro con este título, que une dos de mis grandes pasiones, sabía que tarde o temprano acabaría en mi estantería, y así ha sido. Lo primero que se me pasó por la cabeza con respecto al posible contenido de este libro fue que el autor dedicaría una parte del mismo a analizar los diferentes elementos que nos podemos encontrar en un partido de fútbol, como son el balón (una esfera o un icosaedro truncado) o el terreno de juego (sus dimensiones, rectángulos, circunferencias, arcos, distancias...), o las simetrías y las diversas formas de los escudos de los equipos de fútbol; sin embargo, no he encontrado nada de esto a lo largo del texto, es más, la presencia de la geometría en el libro no es la más preponderante, puesto que cobran más peso otras ramas como son la estadística y la probabilidad, con las cuales también contaba. El autor apoya su análisis matemático de las diferentes formas en las que se manifiesta el fútbol (resultados de partidos, mapas de calor de los jugadores, direcciones de los pases de un equipo, cánticos de la afición, predicciones de las casas de apuestas...) en múltiples modelos y simulaciones por ordenador para argumentar sus conclusiones en un sentido u otro, así como en diversos símiles con conductas animales, ya que su trabajo como investigador en la universidad está orientado al comportamiento colectivo en las áreas de la biología y la sociología. Este aspecto es uno de los puntos fuertes del libro, pero, aunque parezca paradójico, es al mismo tiempo el principal defecto que le encuentro, ya que a veces peca de ser demasiado técnico, teniendo en cuenta que lo que se pretende con textos como éste es divulgar matemáticas de una manera amena y sencilla, e incluso a mí me ha costado entender algunos fragmentos. Otro aspecto positivo a destacar es que he aprendido bastantes cosas, algunas de las cuales las podría poner en práctica en el aula para explicar a mis alumnos ciertos conceptos matemáticos que quizás entiendan mejor con un enfoque balompédico. Como bien afirma el autor, es cierto que hay cosas en el fútbol y en el resto de la vida que no podemos explicar del todo a través de las matemáticas, pero sí que es cierto que las matemáticas pueden ayudar a entender mejor tanto la propia vida (en el texto se menciona cómo se transmiten las enfermedades contagiosas como el SARS, creo que os sonará de algo de estos últimos meses) como el fútbol, tanto desde el punto de vista de los jugadores, como de los entrenadores y de los aficionados. En resumidas cuentas, un libro recomendable para lectores con un perfil como el mío, aficionado al fútbol y amante de las matemáticas, y que lo disfrutará desde estas dos vertientes.
Nota: este post forma parte del Carnaval de Matemáticas, que en esta nonagésima primera edición, también denominada 11.5, está organizado por Mayte Jiménez Romera a través de su blog Qué vamos a hacer hoy.