El legado de Bourne

Esta pasada madrugada fui con mis amigos Jose y Miguel a los cines del complejo Málaga Nostrum para ver 'El legado de Bourne', película dirigida por Tony Gilroy y protagonizada por Jeremy Renner (Aaron Cross), Rachel Weisz (Doctora Marta Shearing) y Edward Norton (Coronel Eric Byer).

Jeremy Renner es uno de los pocos agentes secretos pertenecientes al programa Outcome, que depende del Departamento de Defensa, para el cual trabaja en misiones de larga duración. Durante uno de sus entrenamientos en Alaska, salen a la luz pública los programas Treadstone y Blackbriar por culpa de Jason Bourne, lo cual lleva a Eric Byer, que trabaja para la CIA, a tomar la decisión de acabar con los seis agentes del programa Outcome a través de unas pastillas envenenadas y de aeronaves tripuladas remotamente, pero Aaron consigue salvarse a pesar de que la CIA piensa lo contrario. Más tarde, Aaaron Cross logra reunirse con la doctora Marta Shearing, quien le confiesa que él ha sido genéticamente modificado por encargo de sus superiores a través del consumo regular de unas pastillas que únicamente se pueden conseguir en Manila, donde son diseñadas.

'El legado de Bourne' se nos presenta como la cuarta película de la saga de Bourne que hasta ahora había protagonizado brillantemente Matt Damon, pero en realidad no es una continuación de la tercera, sino que la trama tiene lugar en paralelo a ésta, tal y como se puede intuir durante el visionado del largometraje. Esta cuarta parte no tiene nada que ver con las tres primeras, en primer lugar porque el personaje principal tiene un cometido totalmente diferente, y en segundo lugar porque es con diferencia la peor de las cuatro, y no es que Jeremy Renner lo haya hecho mal, sino que Matt Damon se lució en su papel de Jason Bourne en la mejor trilogía policíaca y de espías de los últimos tiempos, al menos bajo mi parecer. Desde el principio, cuesta bastante darse cuenta realmente de qué va la película, y no ayuda mucho la gran cantidad de nombres que se citan al comienzo; es de esos filmes que necesitan ser visionados tres o cuatro veces para enterarte de todo. Lo que no falla es el dinamismo propio de esta saga, las persecuciones y las escenas de acción, y también el continuo viaje por el mundo a través de las ciudades donde tiene lugar la trama. Lo peor, sin duda alguna, es que el final llega de golpe y porrazo, justamente cuando empieza a sonar el conocido tema de la saga, dando la sensación de que no sabían como terminar la película. Así pues, decir que ésta es simplemente entretenida en comparación con las otras tres de la saga Bourne.