Histórica jornada la que se vivió ayer sábado en Málaga, en la que se coronó canónicamente a María Santísima del Rocío y que posteriormente salió en procesión triunfal por las calles del centro histórico de regreso a su barrio de la Victoria. Un día de júbilo, celebración, emociones y sentimientos que quedará grabado en la memoria de los malagueños con letras de oro.
Tras años, meses, semanas y días de preparativos y numerosos actos, llegó el momento esperado por todos los cofrades, y en especial por los hermanos y devotos del Rocío: su coronación canónica en la Catedral de Málaga. Para ello, la noche del viernes tuvo lugar la procesión de traslado al primer templo de la ciudad una vez celebrado el triduo extraordinario desde el miércoles en la iglesia de San Lázaro. El cortejo, encabezado por la Banda de Cornetas y Tambores Santa María de la Victoria y seguido por hermanos portando cirios, partió de la casa hermandad a las ocho y media. La Novia de Málaga salió en su trono del Martes Santo con una notable modificación, y es que los arbotantes eran los de la Virgen de Gracia, cedidos por la también victoriana hermandad del Rescate para que pudiera pasar por la puerta del Patio de los Naranjos. María Santísima del Rocío, desprovista del halo de estrellas, estrenó el nuevo manto y la saya creados para la ocasión, mientras que musicalmente estuvo acompañada por la Banda de Música de la Paz, que repetiría al día siguiente en la procesión de regreso. Durante el recorrido ya se pudo apreciar que las calles de Málaga vestían sus mejores galas para recibir a la Virgen del Rocío, que entró en la Catedral por primera vez en su historia pasadas las once y media de la noche, no sin dificultades debido a que algunas de las tulipas de los arbotantes rozaban con el cancel.
Y el día soñado llegó: 12 de septiembre de 2015, festividad del Santo Nombre de María. La misa de coronación de María Santísima del Rocío, que estaba situada en el tabernáculo del altar mayor, dio comienzo a las doce del mediodía en la Santa Iglesia Catedral Basílica, siendo oficiada por el obispo de Málaga, don Jesús Catalá. Aquí tengo que hacer un paréntesis para verter mi primera gran crítica de este acto. Resulta que la disposición interior de la catedral no es la más habitual, pues la nave central se ve interrumpida justamente por la mitad por la sillería del coro, una obra maestra por cierto, de tal forma que las filas de bancos destinadas a los fieles no llega siquiera a las quince, si no me equivoco. Pues bien, esta zona quedó completamente reservada a aquellas personas que hubiesen conseguido una invitación de la hermandad, mientras que el público restante tendría que conformarse con sentarse en las sillas situadas en el trascoro, desde donde obviamente es imposible ver el altar y, por consiguiente, a la Virgen del Rocío. Es indiscutible el hecho de que son varias las personas que por protocolo, cargo, importancia o papel dentro de la cofradía tienen el derecho a presenciar tal acontecimiento desde el mejor sitio, pero eso no implica que no se destine aunque sea una pequeña parte al resto de cofrades.
La misa fue solemne y con especial presencia musical de escolanías, coros, corales, orquesta y el propio órgano del templo. Minutos antes de la una de la tarde, tras las lecturas y la homilía, el obispo coronó canónicamente a María Santísima del Rocío colocándole el halo de estrellas de oro y plata sobre su cabeza, lo cual fue celebrado con el atronador aplauso de los presentes, el repique de campanas de la catedral y una salva de cohetes que lo anunció a toda la ciudad. Volviendo a las críticas, el momento de la coronación solamente lo iban a poder ver in situ los que estaban sentados en la zona reservada para los invitados, mientras que el público situado en el trascoro se tuvo que conformar con verlo en las pantallas de televisión instaladas a tal efecto para seguir la misa, pero en apenas una pequeña esquina. Para empezar, el contraste de las pantallas estaba (mal) graduado de tal manera que la Virgen del Rocío parecía más bien una mancha blanca situada en la esquina superior izquierda que no ocupaba más del 2 o el 3% de las mismas, y para mi sorpresa no se le enfocó directamente cuando el obispo le impuso el halo de coronación para poder verlo a pantalla completa, sino que se mantuvo el mismo plano del altar. Tras ello no tuve otra opción que marcharme indignado a mi casa. Sabiendo la enorme expectación que iba a levantar y que levantó tan histórico e insigne acontecimiento entre los malagueños, ¿no hubiera sido más inteligente celebrarlo en un lugar abierto, amplio y público como por ejemplo la plaza de la Constitución? Así se hizo en el año 1988 con María Santísima de la Esperanza, delante de todo el pueblo malagueño, que se contó por miles, y no exclusivamente para unos cientos de privilegiados como ocurrió ayer. Nadie discute que un acto religioso de este calibre queda más lustroso y estético dentro de la catedral, pero ahí queda el ejemplo de que las cosas se pueden hacer bien sin perder la formalidad para que Málaga y los malagueños salgan ganando.
La procesión triunfal comenzó a las seis de la tarde, hora en la que se abrió la puerta del Patio de los Naranjos. Abrió el cortejo la Agrupación Musical Vera Cruz de Campillos, seguida de las hermandades agrupadas con sus guiones, las que ya tienen a su titular mariana coronada canónicamente (María Auxiliadora, Santa María de la Victoria, Dolores de la Expiración, Esperanza, Trinidad, Amargura, Nuestra Señora del Carmen y Dolores del Puente), hermanos portando cirios y una representación de la Diputación, el Ayuntamiento y la Agrupación de Cofradías, entre otros. Poco después de las siete menos cuarto, el trono de la Virgen del Rocío abandonó las naves catedralicias para ser recibida con el Himno de España y una gran petalada ante el público congregado. Nada más entrar en calle San Agustín, a la altura de la Clínica Gálvez, el recién estrenado halo de coronación sufrió un percance, pues cedió y se vino hacia delante cuando los hombres de trono pretendían reanudar la marcha, lo cual provocó un parón de unos veinte minutos hasta que se consiguió arreglar la sujección con la ayuda de unos vientos. Málaga entera, además de muchos miles de cofrades que vinieron en excursiones procedentes de todos los rincones de la geografía española, se echó a la calle para seguir durante todo su recorrido procesional a María Santísima del Rocío Coronada, que en numerosos puntos se topó con el fervor de sus devotos traducido de maneras muy diversas. Saetas y coplas. Pétalos y aleluyas. Malagueñas y sevillanas. Romero y arroz. Coros y tunas. Marchas y pasodobles. Piteros y poemas. Arcos y banderines. Flores y biznagas. Mantones y faldones. Alfombras y balcones. Cohetes y fuegos artificiales.
Todo era poco para homenajear a la Virgen del Rocío, que brilló como nunca en una noche, la suya, que parecía no tener fin. Las petaladas fueron la tónica dominante de una procesión que siguió un itinerario que tuvo que ser modificado un par de veces a última hora y en la que hubo varios momentos destacables. El trono se levantó a pulso en varios puntos del recorrido, como por ejemplo en la plaza de la Constitución y, cómo no, en la Tribuna de los Pobres, el enclave cofrade malagueño por excelencia, abarrotada a eso de la medianoche para lanzarle vivas y gritarle "¡Guapa, guapa y guapa!" a la Novia de Málaga. En calle Carretería tuvo lugar el cambio de turno de los hombres de trono, y tras ello el cortejo se dirigió a la plaza de San Francisco para que el trono entrase en la capilla de la cofradía de la Paloma y ser recibida por su titular mariana, que vistió de blanco para la ocasión. No fue hasta las seis menos veinte cuando la Virgen del Rocío pisó la calle Victoria, engalanada de punta a punta como pocas veces se ha visto, desde el arco luminoso con el logotipo de la coronación canónica instalado al comienzo de la misma hasta la capilla del Rescate, donde le esperaba la Virgen de Gracia para saludarle a su paso. A las ocho y cuarto de la mañana, ya de día con los primeros rayos del sol y tras más de catorce horas de procesión, se puso punto y final a tan magno acontecimiento con la entrada de María Santísima del Rocío Coronada en su casa hermandad bajo una intensa petalada y con el lanzamiento de cohetes.
Tras años, meses, semanas y días de preparativos y numerosos actos, llegó el momento esperado por todos los cofrades, y en especial por los hermanos y devotos del Rocío: su coronación canónica en la Catedral de Málaga. Para ello, la noche del viernes tuvo lugar la procesión de traslado al primer templo de la ciudad una vez celebrado el triduo extraordinario desde el miércoles en la iglesia de San Lázaro. El cortejo, encabezado por la Banda de Cornetas y Tambores Santa María de la Victoria y seguido por hermanos portando cirios, partió de la casa hermandad a las ocho y media. La Novia de Málaga salió en su trono del Martes Santo con una notable modificación, y es que los arbotantes eran los de la Virgen de Gracia, cedidos por la también victoriana hermandad del Rescate para que pudiera pasar por la puerta del Patio de los Naranjos. María Santísima del Rocío, desprovista del halo de estrellas, estrenó el nuevo manto y la saya creados para la ocasión, mientras que musicalmente estuvo acompañada por la Banda de Música de la Paz, que repetiría al día siguiente en la procesión de regreso. Durante el recorrido ya se pudo apreciar que las calles de Málaga vestían sus mejores galas para recibir a la Virgen del Rocío, que entró en la Catedral por primera vez en su historia pasadas las once y media de la noche, no sin dificultades debido a que algunas de las tulipas de los arbotantes rozaban con el cancel.
Y el día soñado llegó: 12 de septiembre de 2015, festividad del Santo Nombre de María. La misa de coronación de María Santísima del Rocío, que estaba situada en el tabernáculo del altar mayor, dio comienzo a las doce del mediodía en la Santa Iglesia Catedral Basílica, siendo oficiada por el obispo de Málaga, don Jesús Catalá. Aquí tengo que hacer un paréntesis para verter mi primera gran crítica de este acto. Resulta que la disposición interior de la catedral no es la más habitual, pues la nave central se ve interrumpida justamente por la mitad por la sillería del coro, una obra maestra por cierto, de tal forma que las filas de bancos destinadas a los fieles no llega siquiera a las quince, si no me equivoco. Pues bien, esta zona quedó completamente reservada a aquellas personas que hubiesen conseguido una invitación de la hermandad, mientras que el público restante tendría que conformarse con sentarse en las sillas situadas en el trascoro, desde donde obviamente es imposible ver el altar y, por consiguiente, a la Virgen del Rocío. Es indiscutible el hecho de que son varias las personas que por protocolo, cargo, importancia o papel dentro de la cofradía tienen el derecho a presenciar tal acontecimiento desde el mejor sitio, pero eso no implica que no se destine aunque sea una pequeña parte al resto de cofrades.
La misa fue solemne y con especial presencia musical de escolanías, coros, corales, orquesta y el propio órgano del templo. Minutos antes de la una de la tarde, tras las lecturas y la homilía, el obispo coronó canónicamente a María Santísima del Rocío colocándole el halo de estrellas de oro y plata sobre su cabeza, lo cual fue celebrado con el atronador aplauso de los presentes, el repique de campanas de la catedral y una salva de cohetes que lo anunció a toda la ciudad. Volviendo a las críticas, el momento de la coronación solamente lo iban a poder ver in situ los que estaban sentados en la zona reservada para los invitados, mientras que el público situado en el trascoro se tuvo que conformar con verlo en las pantallas de televisión instaladas a tal efecto para seguir la misa, pero en apenas una pequeña esquina. Para empezar, el contraste de las pantallas estaba (mal) graduado de tal manera que la Virgen del Rocío parecía más bien una mancha blanca situada en la esquina superior izquierda que no ocupaba más del 2 o el 3% de las mismas, y para mi sorpresa no se le enfocó directamente cuando el obispo le impuso el halo de coronación para poder verlo a pantalla completa, sino que se mantuvo el mismo plano del altar. Tras ello no tuve otra opción que marcharme indignado a mi casa. Sabiendo la enorme expectación que iba a levantar y que levantó tan histórico e insigne acontecimiento entre los malagueños, ¿no hubiera sido más inteligente celebrarlo en un lugar abierto, amplio y público como por ejemplo la plaza de la Constitución? Así se hizo en el año 1988 con María Santísima de la Esperanza, delante de todo el pueblo malagueño, que se contó por miles, y no exclusivamente para unos cientos de privilegiados como ocurrió ayer. Nadie discute que un acto religioso de este calibre queda más lustroso y estético dentro de la catedral, pero ahí queda el ejemplo de que las cosas se pueden hacer bien sin perder la formalidad para que Málaga y los malagueños salgan ganando.
La procesión triunfal comenzó a las seis de la tarde, hora en la que se abrió la puerta del Patio de los Naranjos. Abrió el cortejo la Agrupación Musical Vera Cruz de Campillos, seguida de las hermandades agrupadas con sus guiones, las que ya tienen a su titular mariana coronada canónicamente (María Auxiliadora, Santa María de la Victoria, Dolores de la Expiración, Esperanza, Trinidad, Amargura, Nuestra Señora del Carmen y Dolores del Puente), hermanos portando cirios y una representación de la Diputación, el Ayuntamiento y la Agrupación de Cofradías, entre otros. Poco después de las siete menos cuarto, el trono de la Virgen del Rocío abandonó las naves catedralicias para ser recibida con el Himno de España y una gran petalada ante el público congregado. Nada más entrar en calle San Agustín, a la altura de la Clínica Gálvez, el recién estrenado halo de coronación sufrió un percance, pues cedió y se vino hacia delante cuando los hombres de trono pretendían reanudar la marcha, lo cual provocó un parón de unos veinte minutos hasta que se consiguió arreglar la sujección con la ayuda de unos vientos. Málaga entera, además de muchos miles de cofrades que vinieron en excursiones procedentes de todos los rincones de la geografía española, se echó a la calle para seguir durante todo su recorrido procesional a María Santísima del Rocío Coronada, que en numerosos puntos se topó con el fervor de sus devotos traducido de maneras muy diversas. Saetas y coplas. Pétalos y aleluyas. Malagueñas y sevillanas. Romero y arroz. Coros y tunas. Marchas y pasodobles. Piteros y poemas. Arcos y banderines. Flores y biznagas. Mantones y faldones. Alfombras y balcones. Cohetes y fuegos artificiales.
Todo era poco para homenajear a la Virgen del Rocío, que brilló como nunca en una noche, la suya, que parecía no tener fin. Las petaladas fueron la tónica dominante de una procesión que siguió un itinerario que tuvo que ser modificado un par de veces a última hora y en la que hubo varios momentos destacables. El trono se levantó a pulso en varios puntos del recorrido, como por ejemplo en la plaza de la Constitución y, cómo no, en la Tribuna de los Pobres, el enclave cofrade malagueño por excelencia, abarrotada a eso de la medianoche para lanzarle vivas y gritarle "¡Guapa, guapa y guapa!" a la Novia de Málaga. En calle Carretería tuvo lugar el cambio de turno de los hombres de trono, y tras ello el cortejo se dirigió a la plaza de San Francisco para que el trono entrase en la capilla de la cofradía de la Paloma y ser recibida por su titular mariana, que vistió de blanco para la ocasión. No fue hasta las seis menos veinte cuando la Virgen del Rocío pisó la calle Victoria, engalanada de punta a punta como pocas veces se ha visto, desde el arco luminoso con el logotipo de la coronación canónica instalado al comienzo de la misma hasta la capilla del Rescate, donde le esperaba la Virgen de Gracia para saludarle a su paso. A las ocho y cuarto de la mañana, ya de día con los primeros rayos del sol y tras más de catorce horas de procesión, se puso punto y final a tan magno acontecimiento con la entrada de María Santísima del Rocío Coronada en su casa hermandad bajo una intensa petalada y con el lanzamiento de cohetes.
Una noche que se convirtió en día,
un día que pasará a la historia,
la historia de una Málaga cofrade que coronó a su Novia,
la historia de un día que quedará grabado en la memoria.
4 comentarios:
Ya me imaginaba que ibas a hacer esta crítica por el tema de los espectadores en la catedral.
Yo lo veo desde otro punto de vista. Es lo mismo que la salida, yo estaba en calle San Agustín, y solo pude ver a la Virgen una hora después de la salida, pero el hecho es que estaba en la salida. Somos muchos, y no todos podemos estar presentes a pocos metros, tenemos que conformarnos con estar presentes algo mas lejos. Pero estamos ahí, que es de lo que se trata.
La ceremonia fue una maravilla, y en ese aspecto, me alegro que haya sido en la catedral, y no en la calle.
El resto de anécdotas, pues lo normal, en un evento como este. Hasta el lapsus del saetero cuando en una de las estrofas dijo "señora de la trinidad", con el consiguiente murmullo de los allí presentes.
Y bueno, a lo que iba, que ha sido un fin de semana muy intenso, muy bonito, muy emocionante y que ya forma parte de nuestra vida. Hemos asistido a un momento histórico más, de la ciudad de Málaga, de su Semana Santa y de sus tradiciones.
Un abrazo.
Sí, en la calle tienes que coger sitio y esperar a que llegue el trono, pero en la Catedral no te dejan ver la coronación como Dios manda. Si por lo menos en las pantallas hubieran enfocado a la Virgen cuando el obispo le puso el halo, pues mira, me callo y punto, pero no lo que han hecho.
Yo también estaba en calle San Agustín viendo la Virgen cuando el saetero metió la pata, aunque fue rápido a la hora de subsanar el error, que por suerte se tomó bien por parte del público.
Coincido contigo en que ha sido un finde especial, único. Es la primera coronación canónica que he presenciado, y la verdad es que me siento afortunado de haberla vivido.
Por cierto, aunque supongo que ya estarás al tanto, el 11 de junio del año que viene se corona canónicamente la Soledad de Mena, y este mes de octubre tenemos dos procesiones extraordinarias: el sábado 3 la de Viñeros y el sábado 10 la de Mena.
Saludos ;)
Pues sí, estoy al tanto, no olvides que mi jefe (y amigo) es Manuel Mérida, que fué 12 años Hermano Mayor del Sepulcro, y justo en mi portal tengo a Francis Soto (la carnicería), que es el marido de Inma, la "rubia" del Cautivo, de la junta de gobierno.
Y te cuento algo, según escuché hoy, el Cristo de Mena irá en el trono de la Expiración, pero de momento no me hagas mucho caso, que solo son rumores.
Un abrazo.
Yo tengo entendido que el viernes 2 de octubre tanto el Cristo como la Virgen son trasladados a la Catedral en andas por separado, y luego en la procesión del sábado 10 van los dos juntos en el trono del Cristo. Lo de la Expiración seguramente será un bulo, además, por el tipo de trono que es no le pega a esas imágenes.
Ya te verás por aquí un resumen de estas procesiones ;)
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