El Málaga empató 1-1 en la tarde ayer con el Sporting de Gijón en un partido en el que estuvo apoyado por una afición que prácticamente llenó La Rosaleda y que mereció ganar tanto por control como por ocasiones.
El Málaga salió dispuesto a adelantarse cuanto antes y, de hecho, dispuso de varias ocasiones en la primera media hora de juego. La más clara la tuvo Fernando, que, incomprensiblemente, mandó a las nubes el esférico cuando tenía ante él toda la portería vacía tras un centro de Duda; poco después, Juanito de cabeza y Duda con una falta directa también estuvieron cerca de inaugurar el marcador. Los locales seguían dominando, pero fallaba lo más importante: la resolución. En un córner botado por Duda, Benachour cabeceó al palo y el rechace le llegó a Iván González, que vio cómo su remate lo sacaba un defensa sportinguista en la línea de gol. Parecía increíble que el Málaga no fuera por delante y, cosas del fútbol, fue el Sporting el que lo hizo. Primero, Diego Camacho avisó con un disparo desde la frontal que repelió el poste, y, dos minutos después, su cabezazo en un córner dio en Apoño y el balón se introdujo en la portería malaguista (0-1). El árbitro estuvo bien en líneas generales, pero obvió un claro agarrón sobre Iván González dentro del área en el primer córner del partido cuando se disponía a rematar, por lo que debió pitar penalty. Además, desconcertó a todos cuando dio ley de la ventaja en una falta sobre Duda a pesar de que el Sporting se hizo con el balón; nada más detenerse el juego, se dirigió al infractor para mostrarle la amarilla. ¿Cómo se explica esa decisión?
En la segunda parte, nada más empezar, el Sporting pudo aumentar su ventaja con un remate de cabeza de Barral que sacó Duda bajo palos. A partir de ahí, el Málaga encerró a su rival en su campo y encadenó numerosas ocasiones: un cabezazo de Obinna a las manos de Juan Pablo, un disparo alto de Baha tras un rechace, una volea del marroquí que se marchó cerca de la portería, un remate de Luque pugnando con un defensa... De una u otra forma tenía que llegar el gol, y no lo hizo hasta poco menos de un cuarto de hora para el final, cuando Caicedo, en medio de un barullo dentro del área pequeña, le dio de tacón al balón, que acabó en las redes visitantes (1-1). En los últimos minutos, el conjunto local lo siguió intentando, pero no dispuso de más oportunidades.
Este empate, unido a los demás resultados, deja al Málaga al borde del abismo, y nunca mejor dicho, ya que sólo le salva la diferencia de goles global con respecto al Tenerife, con el que iguala a 35 puntos, para no ocupar una plaza del descenso. La cosa no pinta nada bien, sobre todo teniendo en cuenta el calendario que queda por delante: dos visitas consecutivas a Bilbao y Getafe, que se están buscando una plaza para competir en Europa la temporada que viene, y el último partido en La Rosaleda contra el Real Madrid, que seguramente se estará jugando la liga. En resumen, que lo raro sería no bajar.
El Málaga salió dispuesto a adelantarse cuanto antes y, de hecho, dispuso de varias ocasiones en la primera media hora de juego. La más clara la tuvo Fernando, que, incomprensiblemente, mandó a las nubes el esférico cuando tenía ante él toda la portería vacía tras un centro de Duda; poco después, Juanito de cabeza y Duda con una falta directa también estuvieron cerca de inaugurar el marcador. Los locales seguían dominando, pero fallaba lo más importante: la resolución. En un córner botado por Duda, Benachour cabeceó al palo y el rechace le llegó a Iván González, que vio cómo su remate lo sacaba un defensa sportinguista en la línea de gol. Parecía increíble que el Málaga no fuera por delante y, cosas del fútbol, fue el Sporting el que lo hizo. Primero, Diego Camacho avisó con un disparo desde la frontal que repelió el poste, y, dos minutos después, su cabezazo en un córner dio en Apoño y el balón se introdujo en la portería malaguista (0-1). El árbitro estuvo bien en líneas generales, pero obvió un claro agarrón sobre Iván González dentro del área en el primer córner del partido cuando se disponía a rematar, por lo que debió pitar penalty. Además, desconcertó a todos cuando dio ley de la ventaja en una falta sobre Duda a pesar de que el Sporting se hizo con el balón; nada más detenerse el juego, se dirigió al infractor para mostrarle la amarilla. ¿Cómo se explica esa decisión?
En la segunda parte, nada más empezar, el Sporting pudo aumentar su ventaja con un remate de cabeza de Barral que sacó Duda bajo palos. A partir de ahí, el Málaga encerró a su rival en su campo y encadenó numerosas ocasiones: un cabezazo de Obinna a las manos de Juan Pablo, un disparo alto de Baha tras un rechace, una volea del marroquí que se marchó cerca de la portería, un remate de Luque pugnando con un defensa... De una u otra forma tenía que llegar el gol, y no lo hizo hasta poco menos de un cuarto de hora para el final, cuando Caicedo, en medio de un barullo dentro del área pequeña, le dio de tacón al balón, que acabó en las redes visitantes (1-1). En los últimos minutos, el conjunto local lo siguió intentando, pero no dispuso de más oportunidades.
Este empate, unido a los demás resultados, deja al Málaga al borde del abismo, y nunca mejor dicho, ya que sólo le salva la diferencia de goles global con respecto al Tenerife, con el que iguala a 35 puntos, para no ocupar una plaza del descenso. La cosa no pinta nada bien, sobre todo teniendo en cuenta el calendario que queda por delante: dos visitas consecutivas a Bilbao y Getafe, que se están buscando una plaza para competir en Europa la temporada que viene, y el último partido en La Rosaleda contra el Real Madrid, que seguramente se estará jugando la liga. En resumen, que lo raro sería no bajar.
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